Samuel Vaisman lleva 20 años trabajando en temas de minería y construcción. Tiene mucha experiencia en gestión de crisis y manejo de asuntos regulatorios y reputacionales. Además, en los últimos diez años se ha ocupado también de compliance y es árbitro en diversos centros de arbitraje. Estudió Derecho en la Universidad de Lima, siguió una maestría en Derecho Bancario y Financiero en Boston University School of Law y hoy se desempeña como gerente legal y de Asuntos Corporativos en San Martín Contratistas Generales. Sus amplias capacidades como abogado le han valido para ser listado en el ranking The Legal 500 GC Powerlist Peru 2022.
¿Cómo es ser gerente legal y de Asuntos Corporativos?
Ocupo ese cargo dentro de San Martín Contratistas Generales, que tal vez sea la empresa de servicios de operación minera más grande del país. Trabajamos con las principales mineras. En la Gerencia Legal hacemos todo lo necesario para garantizar la continuidad del negocio y anticipamos cualquier situación que pueda transformarse en alguna contingencia o amenaza para esa continuidad y el normal desarrollo del negocio. Hay mucho trabajo de mapeo y visión. La Gerencia Legal es como un estudio dentro de una compañía, doy servicio a mis clientes internos de finanzas, recursos humanos, operaciones, gerencia general, al directorio… y debo dar un servicio en tiempo óptimo, con soluciones viables, de acuerdo con la realidad del negocio. No puedo dar una solución teórica muy interesante que no pueda aterrizar de una manera eficiente y rápida en la realidad del negocio. Además, desde hace diez años he liderado áreas de Cumplimiento y manejo temas de compliance, que en el Perú se ha vuelto especialmente interesante en los últimos tiempos.
¿Con cuánto personal cuentas?
En San Martín somos cuatro abogados y una persona de apoyo. Trabajo aquí desde abril del 2017, año en que ingresé como gerente legal. El gerente legal es como un médico de cabecera, porque ve todo tipo de temas, algunos de estos con mayor profundidad. Me ocupo de temas contractuales, corporativos, financieros, societarios, procesales y laborales con los que se tiene que lidiar día a día.
¿Dónde has trabajado antes de San Martín?
He sido gerente legal y oficial de Cumplimiento Corporativo en HV Contratistas, empresa constructora que es subsidiaria del grupo chileno Salfacorp. Ingresé en 2012 y trabajé ahí casi cinco años. Me tocó crear la Gerencia Legal desde cero. Era una oficina legal que dependía de la gerencia de finanzas. El área tenía que ver contrataciones con el sector privado, el sector público, contratos de financiamiento, temas societarios, arbitrajes y algo de inmobiliaria. Aquí fue la primera vez que me tocó ser oficial de cumplimiento, llamado comúnmente compliance.
¿Qué se evita con las políticas de compliance?
En una empresa, el compliance tiene la finalidad de formar un escudo legal para que la empresa no se responsabilice por actos que van en contra de sus políticas. La empresa debe poder demostrar que tiene una conducta ética que va de acuerdo con las normas legales y los valores corporativos, que forma parte de una cultura viva, no solamente está en un papel. Y, por supuesto, todos deben conocer las reglas de juego dentro de una empresa, lo mismo que todos sus stakeholders.
¿Llevas a cabo capacitaciones sobre las reglas de juego?
La empresa capacita a su gente sobre estos lineamientos, procedimientos y controles. Finalmente, si alguien comete un acto contrario a la cultura y políticas éticas de la empresa, lo hace por voluntad propia y con conocimiento. En casos así, la empresa necesita un escudo legal que sea real, eficiente y efectivo. En el Perú nos hemos demorado un poco en desarrollar esto y los casos de corrupción pública nos han empujado a construir el tema de compliance. Pero, realmente, este es un asunto normal dentro del mundo corporativo, desde hace años.
¿Dirías que es una necesidad?
Es una necesidad de las corporaciones, en efecto. Forma parte de su día a día y es la materialización de las normas internas de una cultura ética. No solamente tiene que estar escrito, hay que vivir el compliance, por eso son importantes las capacitaciones, en prevención del lavado de activos, en prevención del delito y a favor de la libre competencia. Ser oficial de cumplimiento no se trata de ser un policía que obstaculiza los negocios, sino de velar porque se cumplan las normas, evitar riesgos, viabilizar los negocios. El abogado debe tener mecanismos implementados para hacer un mapeo periódico de los controles que ha implementado, tiene que hacer mucha capacitación, asegurarse de que los colaboradores estén claros en las alertas que se les presenten para que realicen las funciones de cumplimiento. La idea es que cualquiera que se haya capacitado en señales de alerta, al advertir una o al tener una duda, se comunique libremente con el oficial de cumplimiento para que éste le dé claridad sobre cómo proceder. Para eso se tienen los canales de comunicación institucionales abiertos. El trabajo de compliance es muy rico para un abogado, en el sentido de que lo vive día a día, no hay que esperar a que se produzca un problema, hay que hacer un monitoreo constante y acercarse a todos los trabajadores de manera periódica.
¿Qué hacías en García Sayán Abogados?
Ahí veía temas mineros, corporativos, de construcción, asuntos ambientales, de hidrocarburos. Estuve aproximadamente cuatro años en el estudio y fue una experiencia maravillosa. Trabajé con gente muy valiosa, con la cual hasta hoy interactúo, porque trabajo con ella algunos casos.
¿Cuál es la diferencia entre trabajar en un estudio y en una empresa?
En un estudio, un abogado es un asesor externo; en una empresa, es un asesor interno y su ritmo de trabajo es más intenso. A mí me sirvió mucho haber trabajado antes en una empresa, por la cercanía que entablé con mis clientes, pasé a ser un consejero de temas de legales. Ambos trabajos son muy ricos, pero en lo personal, por mi forma de ser y de trabajar, me siento más a gusto en una empresa.
¿Qué otros trabajos has tenido?
Hice prácticas en el Banco de Crédito antes de estar en el estudio García Sayán; estuve muy poco tiempo en el Banco Central de Reserva, donde entré por concurso público; también trabajé aproximadamente cinco años en el grupo Hochshild, en la división minera –Compañía Minera Ares– y en la división cementera –Cementos Pacasmayo–. Trabajar en Hochshild fue una gran escuela para mí. La gerencia legal era pequeña en número de miembros, pero muy fuerte, casi todo se veía in house, muy pocas cosas se tercerizaban con estudios de abogados. Eso me permitió aprender de diversos temas: laboral, societario, financiero, etcétera. Estuve ahí casi cinco años.
¿Cómo te sentiste al recibir la noticia de haber sido incluido en The Legal 500 GC Powerlist Peru 2022?
Me sentí muy contento al enterarme de que era parte de la lista. No es algo que uno busca, pero es muy satisfactorio a nivel profesional y personal. Uno interactúa en diferentes temas con diferentes firmas de abogados y este reconocimiento lo proponen los estudios de abogados, los pares. Precisamente por eso es un reconocimiento importante, porque lo hacen abogados que probablemente tienen más trayectoria que uno. Pero es importante remarcar que este es un tema de trabajo en equipo. En estos dos últimos años de pandemia hemos trabajado muy duro, muy cohesionados.
¿Desarrollas alguna otra actividad, aparte de tu trabajo?
Soy árbitro desde el 2017, más o menos; básicamente, de contrataciones con el Estado. Estoy en la lista de árbitros de varios centros de arbitraje, como, por ejemplo, en el Centro de Análisis y Resolución de Conflictos de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Me gusta esta actividad, es como ser un juez privado, independiente y autónomo, sin ningún tipo de conflicto de interés. Hay que analizar el derecho y los hechos para dar un fallo. Es una experiencia muy rica.
¿Qué te pareció tu carrera en la Ulima?
Los abogados de la Universidad de Lima están entre los mejor preparados, porque hacen un buen balance entre teoría y práctica. El enfoque de la enseñanza es sumamente valioso: una base teórica muy sólida, con un enfoque en la realidad. A un abogado formado en la Universidad de Lima uno le pide un informe y este tiene todo el sustento, además de su opinión, y es muy fácil de leer. No es un informe solo para abogados, sino para gerentes generales y directores. La Universidad de Lima nos prepara para dar herramientas y soluciones que pueden ser entendidas por todos, y su enseñanza tiene un foco en lo empresarial que es muy interesante.