“En internet, no todo necesita estar regulado”

Héctor Figari ha participado en la negociación de contratos de todo tipo, incluyendo contratos de provisión de tecnología, litigios en temas de competencia, tramitación de asuntos de telecomunicaciones, y en la promoción de políticas públicas de promoción de la innovación tecnológica. 

Él es abogado por la Universidad de Lima, tiene una maestría en Leyes (LLM) de la Universidad de Northwestern, Chicago, Estados Unidos, y actualmente trabaja para Microsoft como director de Asuntos Gubernamentales para Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Colombia, Región Andina Sur.

Cuando ingresaste a Microsoft tenías un cargo en el Perú, pero ahora tu posición abarca otros países…
Efectivamente, cuando entré a Microsoft me ocupaba exclusivamente del Perú y luego mis responsabilidades fueron creciendo; actualmente soy responsable de otros países también. En la compañía he tenido la oportunidad de ver distintos temas dentro del área legal, desde los puntos estrictamente legales, asuntos de litigios –si en algún momento se presentaba alguno–, negociación de contratos con clientes privados y públicos, temas de compliance (que son cada vez más importantes en todas las organizaciones, y aún más en las transnacionales), asuntos gubernamentales y de filantropía. Han sido nueve años muy interesantes en Microsoft, he atendido asuntos muy variados en una empresa que exige estar al día en el mundo de la tecnología.

Por tu experiencia como abogado, y en una empresa de tecnología, ¿cómo ves los aspectos legales en internet? Se dice que faltan muchas regulaciones, pero ya se hacen contratos digitales, se toman medidas de ciberseguridad y de seguridad de los datos.
A decir verdad, no todo necesita estar regulado; no necesariamente. Internet no es un mundo nuevo, es solo una herramienta más. El hecho de elaborar contratos por internet está regido, finalmente, por las reglas generales de contratación. Quizás haya situaciones específicas que se deban regular, como el caso de la firma electrónica, que se ha desarrollado muchísimo. La regulación de protección de datos personales cobra más importancia cada vez y también aplica al mundo analógico, se trata de respetar la privacidad de las personas y de reconocer la titularidad de los datos. 

La ciberseguridad, por otro lado, es un elemento muy importante, si queremos seguir desarrollándonos en la transformación digital del país, de la industria, y proteger a las poblaciones más vulnerables, sobre todo las más jóvenes y los adultos mayores, que muchas veces son los más afectados por los delitos cibernéticos. El hecho de que en el Perú tengamos una dirección de la policía especializada en delitos cibernéticos también es muy importante. En conclusión, más allá de los pasos que se deben seguir dando, estamos en el camino correcto. Hay que tener cuidado con la sobrerregulación, porque, muchas veces, con muy buena intención, pretendemos sobrerregular las cosas, pero si no entendemos las dimensiones de las circunstancias, podríamos hacer retroceder la tecnología más que desarrollarla y promoverla. No olvidemos que internet y la tecnología de nube han democratizado las herramientas tecnológicas y las han puesto al alcance de más personas. Entonces hay que tener cuidado, hay que asegurarnos de que todos esos beneficios de la tecnología sigan llegando a los peruanos y ayudándonos a desarrollarnos.

¿Qué es lo que más valoras de tu trabajo?
La novedad. Yo he trabajado muchos años en un estudio de abogados, donde el día a día es muy variado, tiene situaciones distintas, y donde he estado rodeado de abogados. Sin embargo, en una empresa de tecnología te rodeas de gente de negocios y de muchos perfiles técnicos, por tanto, la mentalidad es muy distinta. Eso hace cada día aún más entretenido, más interesante, porque me permite ver, entender y compartir perspectivas totalmente distintas, con una visión de negocios, en un contexto de toma de decisiones. 

Además, te permite conocer la empresa de manera integral, ver cómo funciona todo...
De acuerdo, sobre todo en mi labor actual, que está muy vinculada a los asuntos gubernamentales. Uno necesita entender y analizar cómo pueden afectar, por ejemplo, las regulaciones a la tecnología, y para eso necesita entender primero la tecnología. Eso obliga a tener un conocimiento básico de la parte técnica, de las soluciones y servicios que brindamos. A la vez, hay que entender las dinámicas de los negocios, la parte comercial, para dar un valor agregado que pueda ser útil a las áreas técnicas y comerciales de la compañía. Todo eso en una industria en la que nunca se deja de aprender. En el mundo de la tecnología, la velocidad de los avances es impresionante, y eso nunca termina. 

El trabajo en sí del abogado, ¿cómo se relaciona con la tecnología?
Cada vez más, la tecnología está influida por la regulación, y la regulación está más influida por la tecnología. Esto ocurre especialmente en las empresas que asumen una posición responsable frente a la tecnología, una posición ética que implica el “deber ser” de las cosas y no solamente “lo que se puede hacer” con la tecnología. Hoy, con los desarrollos actuales, con la nube y la inteligencia artificial, lo que puede hacer la tecnología es mucho y uno tiene que empezar a pensar qué cosas debe hacer la tecnología y qué cosas no, para que los efectos sean positivos en la sociedad. Eso hace que el trabajo de un abogado esté muy entrelazado con la labor de creación y comercialización de las soluciones de tecnología. En el Perú hemos tenido una curva de evolución –al igual que en todo el mundo– respecto a la introducción de normas de protección de datos, de comercio electrónico, firma electrónica y en una serie de otros aspectos, pero eso debe mantenerse de manera balanceada, promoviendo la tecnología con políticas públicas que beneficien a la sociedad.

¿Cómo se maneja el tema de compliance en este contexto?
Compliance no es una responsabilidad de un área en particular. Más allá de que lo lidere un área determinada, es una responsabilidad y una obligación de todos los empleados. En la compañía tenemos entrenamientos periódicos y obligatorios para todos los trabajadores. Contamos con políticas que se revisan y actualizan, así como con grupos que estudian todo desde el punto de vista preventivo, a través de consultorías, y también desde el punto de vista de remediación, con comités que analizan las situaciones que desafortunadamente puedan darse. Es parte del core de la actividad de la empresa. Creemos que, como empresa y como individuos, el compliance genera confianza, y la confianza es básica para hacer negocios.

¿Por qué?
El cumplimiento de este tipo de normas es lo que genera confianza en los socios de negocio, los clientes y también dentro de la empresa, con los mismos empleados, porque la mejor forma de hacer negocios pasa por tener la confianza en que cada uno hace su labor de manera ética. Esa es la filosofía que va más allá de la forma. No se trata únicamente de un cumplimiento de formas, sino que se origina en la dirección de la empresa y permea a todos los empleados, que se enorgullecen y benefician de hacer las cosas de la manera correcta.

¿Anteriormente has trabajado en el Estudio Muñiz?
Así es. Veía los temas de libre competencia, competencia desleal y competencia en general; también algo de propiedad intelectual, y desarrollé una práctica en telecomunicaciones muy vinculada al tema regulatorio. Más adelante, empezó a aparecer la regulación sobre temas de contratación electrónica, de datos personales, y comencé a involucrarme en esos asuntos que, con el tiempo, terminaron siendo muy relevantes para los abogados que trabajan en tecnología. A esos temas me dedicaba en el estudio, de esos asuntos he aprendido mucho. Cada caso es un aprendizaje, cada experiencia de trabajo –positiva o negativa– siempre te enseña algo. Tengo muy buenos recuerdos de mi paso por el estudio. He tenido muy buenos clientes y colegas, y he llevado más de un caso muy relevante en su momento. En telecomunicaciones tuve oportunidad de trabajar con algunas tecnologías nuevas que estaban entrando al mercado. Creo que un abogado moderno debe tener curiosidad, pues eso le permite resolver los problemas de una manera más integral. He tenido una situación en que mi cliente estaba en el extranjero, era un ingeniero, y me explicaba una tecnología de telecomunicaciones. Luego yo sustenté el caso en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, ante abogados e ingenieros, no solo la parte legal, sino también la de ingeniería. Eso me ha obligado a aprender un poco de la parte técnica de la tecnología, que es lo que a veces hago en mi trabajo actual. No hay que tener miedo de aprender cosas nuevas.

Aparte de Microsoft y del Estudio Muñiz, ¿has tenido oportunidad de trabajar en otro sitio, o de practicar?
Yo empecé practicando en la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, cuando estaba en cuarto ciclo de la Universidad, muy temprano en mi carrera. Fue una linda experiencia. Fue muy interesante y a veces duro, por las distintas circunstancias que pueden involucrar a un ser humano. Luego fui secigrista en Indecopi, donde conocí sobre el derecho a la competencia y me gustó muchísimo. A continuación, me quedé de practicante en Indecopi y posteriormente pasé como practicante al Estudio Muñiz para ver temas de competencia. Con el tiempo fui asistente, asociado, socio, y más tarde vine a trabajar acá, a Microsoft.

¿Qué haces en tus momentos libres?
Me gusta mucho practicar buceo scuba. Además, estoy aprendiendo a tocar guitarra eléctrica, lo cual empecé en la pandemia. Siempre me gusta hacer deporte, trato de nadar, caminar y correr.

¿Cómo fue tu época de estudiante en la Universidad de Lima?
Me encantó la época universitaria. Me acuerdo con mucho cariño de la Universidad de Lima, donde hice muy buenos amigos. Y, desde el punto de vista del desarrollo académico, me ayudó el enfoque que tiene la Universidad de combinar el derecho con el mundo de los negocios, que es muy similar a la visión de la Northwestern University Pritzker School of Law, donde hice mi maestría en Leyes. Me gustó tanto la etapa universitaria que posteriormente he tenido el honor de enseñar en la Maestría de Derecho de la Universidad de Lima, porque la filosofía de enseñanza del derecho en la Ulima está muy alineada con la que yo he seguido en mi carrera profesional.