“Una tiene que decir ‘Estoy acá’ para ser visible”

Juana Mollo terminó Contabilidad en 1989 y al año siguiente comenzó sus prácticas en el área de Consultoría de PwC Perú. Su línea de carrera se ha desarrollado en esta empresa consultora, donde es socia líder de Human Capital. Además, conduce el área de Outsourcing y se desempeña como líder de Diversidad e Inclusión. Ella fue la segunda mujer en ser socia. Eso la llevó a querer impulsar a otras mujeres a asumir esta misma posición y se dedicó de corazón a ello y a cambiar la cultura empresarial.

¿Cómo empezaste a trabajar en PwC Perú?
Mientras estudiaba, practiqué en M. Woll S. A., empresa marítima que me propuso quedarme como asistente, pero a mí me interesaba hacer línea de carrera y lo veía difícil en una empresa familiar. Luego, gracias a la Bolsa de Trabajo de la Universidad de Lima, ingresé como practicante a Cargill Perú, donde estuve de enero a marzo de 1990. Me gustó mucho, pero a mí me interesaba trabajar en auditoría. Entonces postulé a PwC, pero cuando mandé mi curriculum el área de Auditoría ya había cerrado la postulación. Me dijeron que tenía la posibilidad de ingresar a Consultoría. En ese tiempo se conjugaban ahí diferentes tipos de trabajo: planeamiento estratégico, reingeniería contable, temas de procesos, implementación de software, etcétera. Me propusieron hacer prácticas para ver si me gustaba, caso contrario, podría pasar a Auditoría. Y así ingresé. En esos meses también aproveché para hacer mi tesis y sacar mi título.

¿Por qué te interesaba esa área?
Porque si bien es cierto la contabilidad me parece muy interesante, como auditora sabía que conocería diferentes tipos de empresas, distintos sectores, y eso me llamaba mucho la atención. Siempre vi la contabilidad como un apoyo a la empresa, como la interpretación de los estados financieros, de procesos que puedes cambiar, de oportunidades de implementación que puedes hacer en una compañía.

¿Qué te llevó a decidir quedarte en Consultoría?
Me gustó muchísimo. Empecé como practicante y rápidamente ascendí a asistente y comencé a avanzar. Consultoría creció bastante a lo largo de los años. En ese tiempo, todos hacíamos y aprendíamos de todo. Ahora hay áreas especializadas. El hecho es que me entusiasmó mucho el tipo de servicios que prestábamos. Como comentaba, teníamos la posibilidad de participar en diferentes tipos de asesorías contables, de costos, temas financieros, de procesos, entre otros. Distintos tipos de servicios, en distintas empresas de diversos sectores, era todo lo que yo buscaba. Luego, al pasar los años, sucedió que en Auditoría había un área pequeña llamada Bookkeeping, la cual contaba con solo unas diez personas que llevaban contabilidades pequeñas. Las empresas traían su información en folders, se digitaban y luego se les entregaba sus estados financieros, pero debido a que las normas de auditoría se hicieron más rigurosas y la independencia del auditor se volvió sumamente importante, el área de Bookkeeping fue trasladada a Consultoría, donde yo estaba. Al pasar el área, se desarrolló un proyecto, creándose el área de Outsourcing, y me propusieron encargarme de vender para hacer crecer el área. Ya no solo veíamos contabilidades pequeñas, sino también temas administrativos, de planillas y otros, en empresas medianas y grandes. Tuvimos que migrar a un software más sofisticado, cambiamos el perfil de los profesionales que necesitábamos y salimos a vender. En año y medio, en el área pasamos de diez personas a ochenta, y los clientes aumentaron de veinte a setenta aproximadamente. Hoy somos alrededor de ciento sesenta personas y tenemos más de ciento cincuenta clientes.

¿Cuál es la principal diferencia entre bookkeeping y outsourcing?
En un bookkeeping te traen información, tú la procesas y la entregas, pero en un outsourcing no solamente le vas a decir a la empresa cómo están sus papeles y su estado financiero, sino que le ayudas a generar eficiencia y mejorar sus procesos. El valor agregado que le das al cliente es mostrarle qué indicadores y qué tipo de reportes necesita. También tienes que aportar en temas gerenciales. En outsourcing hay dos tipos de trabajo: uno es técnico y se basa en los números, pero también está el tema del relacionamiento, en el que necesitas coordinar con el cliente. Es decir, no solamente se trata de ver los resultados, sino también de que tu equipo funcione correctamente, de que el cliente se sienta atendido, de ofrecerle cualquier otra necesidad de servicio de ser el caso. Debe haber empatía con el cliente para que se sienta bien. Nosotros reemplazamos al área contable de la empresa. Si tienes una buena comunicación, es posible que sigas muchos años allí, pero si no la tienes pueden generarse muchos problemas o incluso terminar el servicio.

¿Cuál es la clave en esta relación de trabajo?
Tiene que haber buenos acuerdos, revisar los procesos y definir qué partes tienen relación con el servicio, ver si hay controles o aprobaciones que se tienen que respetar, determinar si vas a trabajar en el sistema del cliente, y si es así, revisar que este funcione adecuadamente; pero si llevas uno propio, tienes que implementarlo. También deberás examinar qué tipo de reportes vas a presentar y verificar que todo lo que pide la gerencia se cumpla. Trabajas junto con el equipo del cliente y, mientras avanzas, vas llegando a diversos acuerdos.

También realizas otras actividades en PwC Perú, ¿verdad?
Así es. Hace tres años empecé a trabajar internamente el tema de género para impulsar el avance que debe tener la mujer. En el pasado, el trabajo exigente durante la campaña —de octubre a marzo— hacía que muchas mujeres se retiraran durante el proceso o al final. Lo que pasa es que en campaña se trabaja de lunes a viernes hasta muy tarde, también sábados y domingos. Si en ese tiempo, por ejemplo, una mujer sale embarazada, le resulta muy complicado cumplir con las demandas del trabajo; pero, desde hace un tiempo, la tecnología permite llevar la información a casa, de manera que se trabaja sin desatender el hogar. Esto se ha potenciado con el impulso del trabajo remoto de los últimos tiempos. Otro punto importante es que la familia y las labores de la casa no dependen solo de la mujer, sino de la pareja, y ambos deben participar.

Eres casada, ¿cómo pudiste equilibrar tu vida profesional con tu vida familiar?
Sí, este año cumpliré veintiocho años de casada. Tengo un hijo que ya es profesional y, gracias a que desde el inicio tanto mi esposo como yo nos hicimos socios de vida, ambos nos hemos apoyado en todo. Creo que ese es el secreto que me ha permitido alcanzar mis metas profesionales. Muchas veces se considera que la maternidad puede hacer que las mujeres no sigan desarrollándose profesionalmente, pero creo que si una se sabe organizar y cuenta con el apoyo adecuado de su pareja, se puede seguir avanzando, y la pareja se hace responsable en igual medida del progreso de su familia. Ambos deben ser el soporte de su pareja y de sus hijos. Si las responsabilidades se equilibran, el esfuerzo también es parejo y ambos pueden cumplir sus sueños y alcanzar la felicidad.

¿En qué año comenzaron a tener mujeres como socias en PwC Perú?
En el 2005 ascendió la primera mujer, y en el 2012 yo fui la segunda socia, siete años después. Ahora el veintitrés por ciento son mujeres. Todavía somos pocas, pero también tenemos directoras y varias mujeres en puestos de gerencia. Esto ha ayudado mucho para que las chicas quieran seguir avanzando, porque antes ni siquiera lo pensaban. Cuando ascendí a socia me pregunté “¿Por qué no hay más socias?”. Yo debí haber sido socia mucho antes del 2012, pero las mujeres nos quedamos calladas. Una tiene que decir “Estoy acá”, porque si no, muchas veces no eres visible.

¿Cómo te hicieron socia en el 2012?
A mediados del año 2011 entró un nuevo socio al área de Consultoría, a quien yo conocía de muchos años porque había sido socio de Auditoría y de Impuestos. Cuando inició su período, nos reunimos y me preguntó qué hacía. Yo le expliqué todo. Entonces me dijo “Si haces todo eso, ¿por qué no eres socia?”. Yo le dije “Esa es la pregunta que yo tengo que hacerte a ti”, nos reímos y luego le dije “Lo único que te pido es que mires mi trabajo y, luego de un tiempo razonable, me digas si tengo posibilidades de ser socia o si me quedaré como directora. Sobre la base de eso, yo decidiré si me quedo o si es tiempo de retirarme”. Eso fue en junio. En septiembre me presentó como socia y en diciembre anunciaron mi ascenso, a partir de enero de 2012. En pocos meses, logré lo que había esperado por años.

Regresando al tema de género, ¿podrías contarnos qué haces al respecto en PwC?
Bueno, una vez que fui socia, propuse trabajar el tema de género internamente, sobre todo con el objetivo de que hubiera más socias. No podíamos esperar diez años más para que haya una tercera socia. Así fue como entré al tema. El 2018 me hicieron socia líder de Diversidad e Inclusión y hoy tengo un equipo con quienes hemos estado trabajando en varios frentes internos para cambiar un poco la cultura empresarial. Creo que hemos avanzado mucho.

Además eres socia líder de Capital Humano.
Efectivamente, a partir del 1 de julio soy líder de Human Capital y me integré así al Country Leadership Team, que viene a ser nuestro directorio formado por el socio principal, los socios líderes de las líneas y los socios de las áreas de soporte. Aparte de ello, estoy a cargo del proyecto para abrir una oficina en Arequipa, que lamentablemente por la pandemia se ha demorado, pero lo retomaré en cuanto se pueda. En Arequipa existen muchas empresas importantes a las cuales podemos apoyar.

Finalmente, ¿cómo fue tu experiencia como estudiante en la Universidad de Lima?
Realmente, fue una excelente experiencia. Tengo lindos recuerdos de la Universidad. Fui representante estudiantil, estuve en una de las listas electorales y salimos victoriosos. La educación que recibí fue muy buena, tuve profesores muy dedicados. Para una empresa consultora como la nuestra, la parte técnica es importante, pero debes tener otras habilidades, como ser empático y comunicativo. Esa fue una de las cosas que aprendí en la Universidad de Lima. No solo se enseña la parte técnica, sino que se prepara a los estudiantes para ser líderes y formar equipos. Eso destaco de la Universidad, porque los profesores nos hacían trabajar en equipo, organizaban debates, nos hacían salir al frente y decir lo que necesitábamos decir. Otra cosa que me gustó es que los profesores me enseñaron que no somos contadores de escritorio. Siempre nos decían “Ustedes no pueden ser contadores de registro. Tienen que ser asesores, hablarles a los gerentes en su idioma, tienen que destacar”. Ese es un valor agregado y, si te lo enseñan desde joven, lo llevarás para siempre.