21 de Mayo de 2011
Cremoso emprendimiento
Alrededor de una receta de larga data, aproximadamente ochenta años, y transmitida de generación en generación, Alonso Carcelén, egresado de la Facultad de Comunicación, ha conseguido levantar una empresa exitosa en los tiempos actuales. Alonso, conquistando el paladar de quien probaba su famoso yogur griego, El Yogurt de Alonso, llevó su producto desde el barrio hasta los anaqueles de los más prestigiosos supermercados. Hoy, pone en práctica todo lo aprendido en su propia empresa: Neo Alimentos S. A. C.
Cuéntanos la historia que hay detrás del origen de El Yogurt de Alonso.
El Yogurt de Alonso surgió por una iniciativa de mi abuelo, quien siempre hizo este tipo de yogur en su casa. Él era ingeniero agrónomo y, en aquellas épocas, estos profesionales no solo realizaban actividades relacionadas con la agricultura sino también eran un poco zootécnicos e ingenieros alimentarios así que también preparaban embutidos, yogur, quesos y derivados. Mi madre heredó la receta y también pasó a prepararse en nuestra casa, así fue como yo la aprendí. Entonces, en un momento en el que mi papá se había quedado sin trabajo, en el año 1998, me vi forzado a matricularme en menos cursos, así que decidí emprender algo hasta que la situación mejorara. Empecé a preparar este yogur y a venderlo a los vecinos, a mis tíos y tías que vivían cerca, en la misma urbanización. El yogur generó una recepción realmente apabullante.
¿Cómo nace tu empresa Neo Alimentos S. A. C.?
A partir de cierto momento, El Yogurt de Alonso facturó un monto tal que ya no era posible continuar siendo una persona natural con un negocio; así que, de acuerdo a la asesoría que tuvimos con nuestro contador, se estableció que lo mejor sería constituirnos como una sociedad anónima cerrada a fin de poder acceder a ciertos beneficios que tienen las empresas, sobre todo en materia de créditos y temas relacionados. Evaluamos bien la opción y terminamos haciéndolo así, por eso ahora El Yogurt de Alonso es un producto de la empresa Neo Alimentos S. A. C.
¿Cuál fue el proceso de desarrollo del negocio?
Cuando comencé, preparaba el yogur en la cocina. Después utilicé un cuarto que estaba en la parte trasera de la casa. Compramos la primera refrigeradora. Por el año 2001 aproximadamente, mi papá volvió a conseguir trabajo. Eso permitió que yo pudiera capitalizar un poco y pagarme los estudios. También por esa época comienza la etapa de expansión, porque podía generar ingresos que reinvertía para hacer crecer el negocio. Los japoneses dicen que un negocio exitoso que va creciendo es como un niño al que tienes que alimentar para que se siga desarrollando; no puedes depredar todas las ganancias, porque de ese modo el niño no crece. Dentro de esta expansión la idea fue empezar a comprar mejor material y capacitarme a mí y a mi personal en lo que eran prácticas de manufactura y algo que se llama análisis de pedidos y control de puntos críticos: el HACCP (hazard analysis and critical control points) que se refiere básicamente a la prevención. A partir del 2002, aproximadamente, ampliamos nuestros canales de venta a través de establecimientos pequeños, y en el 2003, ingresamos a supermercados.
¿Qué productos haces ahora?
En este momento estamos produciendo básicamente El Yogurt de Alonso y el Yogurt Parfait, que es el yogur de Mykonos, otro tipo de yogur que se presenta en capas: una de mermelada, otra de yogur y, finalmente, una de granola. Este año hemos empezado a producir nuestra propia granola y tenemos pensado desarrollar otros productos más. La idea es crecer pero siempre en el rubro de los productos naturales. El objetivo es ofrecer productos de alta calidad, de ahí que el eslogan de Neo Alimentos es “Productos vivos”; productos que beneficien al organismo y protejan la salud de las personas que los consumen.
¿Qué diferencia a El Yogurt de Alonso de su competencia?
Yo creo que la principal diferencia en relación a los otros yogures que están apareciendo en el mercado son los ingredientes. Cada cierto tiempo pruebo a mi competencia y me doy cuenta de que todos utilizan leche recombinada. Nuestro yogur cuesta un poco más porque empleamos leche natural entera de vaca y eso definitivamente tiene un costo; pero aquello es justamente lo que garantiza la satisfacción del cliente. Y las personas reconocen este valor agregado como lo demuestran sus comentarios en nuestra página de Facebook. Además, El Yogurt de Alonso cuenta con seis sabores de miel: miel de caña, que es el que más se vende, miel de abeja, miel de sauco, miel de higo, miel de mango y miel de aguaymanto. Todos tienen su pulpa y, como te podrás dar cuenta, son más o menos sabores andinos.
¿Cuándo aparece el Alonso emprendedor?
Yo creo que aparece como respuesta a la necesidad de vérselas por sí mismo cuando, y ahora puedo decir gracias a Dios, mi papá se quedó sin trabajo. Fue ahí cuando me puse las pilas y empecé un negocio propio. Para que veas que de un infortunio pueden surgir cosas buenas.
¿Sientes que ya te has consolidado como emprendedor?
Por supuesto que sí. Yo ando lleno de ideas, tengo muchas ganas y cierta claridad para continuar mi camino como emprendedor. Creo que la mentalidad empresarial es algo que se va entrenando, como un músculo; si todos los días te calzas los zapatos del empresario, se vuelve un hábito y se convierte en una actitud.
¿Piensas abrir nuevos negocios?
Sí, definitivamente. En el corto y mediano plazo prefiero que todo tenga relación con los alimentos, que es mi campo y me agrada mucho. En el largo plazo sí he pensado en incursionar en nuevos rubros; me gustaría dedicarme a la exportación de adornos de metal y joyas. Sé que tienen bastante demanda afuera porque aquí se hacen maravillas que, con justa razón, deslumbran a todo el mundo. Además, nosotros tenemos planes de entrar en mercados extranjeros con nuestros productos desde el año pasado, pero la muerte de mi madre me empujó a replantear muchas cosas porque ella también participaba en la administración de la empresa.
¿Qué impacto ha tenido tu formación en la Universidad de Lima en la constitución de tu empresa?
En gran medida el marketing lo he llevado a cabo de acuerdo a lo aprendido en la Universidad. Yo he diseñado toda la parte gráfica de la empresa: he diseñado las tarjetas, las etiquetas, los isotipos, los logotipos, la página web. Toda la identidad visual. Sin dejar de mencionar que La gente suele preguntarse qué relación guarda el hecho de haber estudiado Comunicación con lo que hago actualmente, pero en realidad tiene mucho que ver.
¿Cuáles han sido las principales dificultades que has debido vencer?
Una dificultad ha sido el hecho de que uno debe alcanzar cierto nivel de formalidad para ingresar a ciertos establecimientos. Cuando eres pequeñito y eres casero, sueñas con muchas cosas, pero cuando te hablan de formalizarte, sacar permisos sanitarios, constituirte, entrenarte en lo que es BPM (business process management) y HACCP, invertir en buenos equipos, buena maquinaria, etcétera, cuando te dicen todo eso, es como si te dijeran que puedes empujar una cordillera, lo dudas. Resulta abrumador todo lo que hay que hacer. Una de las principales dificultades que uno afronta es la inversión que debes realizar. Otra dificultad consiste en lograr un posicionamiento, que no es nada sencillo, toma tiempo y uno debe armarse de paciencia. La competencia que ha aparecido últimamente también representa una dificultad porque descubres que todavía existen clientes, pocos pero los hay, que priorizan el precio antes de la calidad.
¿Qué aprendizajes te ha dejado hasta ahora tu experiencia como emprendedor?
Lo que más valoro es la experiencia diaria que te va marcando un derrotero, como un mapa que se va ampliando cada vez más, como en estos juegos de estrategia en los que al principio el mapa está todo negro y a medida que vas avanzando se van descubriendo nuevos espacios. Eso es lo bueno, a medida que vas ganando experiencia empiezas a tener las cosas más claras. Uno aprende también que la gente es bastante solidaria: tus amigos, tus parientes, incluso los que no te conocen y simpatizan contigo. Otro aprendizaje valioso ha sido entender que uno realmente llega hasta donde quiere llegar, uno se pone el propio techo; hay alguien que dice que uno es tan grande o pequeño como tú lo creas. Definitivamente hay muchas cosas por hacer y aún tengo muchos sueños e ideas; y eso es lo bueno de tener una empresa constituida, porque ya el techo no está determinado por un solo producto sino que puedes empezar a desarrollar otros nuevos, los que ofrecen todo un universo de posibilidades. A nivel personal he aprendido que uno es tan grande como su voluntad: si uno posee autodeterminación, puede llegar lejos. Habrá días en los que nada va a salir como quieres y te pueden dar ganas de olvidarte de todo, pero yo al menos tengo una capacidad de autorregeneración anímica más o menos grande.
¿Algunos consejos para los que como tú hayan escogido una vida de emprendimientos?
En primer lugar, que nunca se desanimen por todo lo que representa la formalización, es necesario hacerlo. No deben desmoralizarse porque en estos momentos tienen el mercado a su favor. En segundo lugar, que se apresuren. Creo que la mayoría de personas han sido entrenadas para ser empleados así que yo les recomendaría que desarrollen una mentalidad autónoma, que orienten sus esfuerzos en ser independientes. Tomen cursos gerenciales porque eso te brinda mucha noción de qué hacer y qué no hacer, te marca el rumbo. Una vez que echa a andar la rueda dentada de la microempresa, todo se hace más fácil y verás que nada es imposible.