Arquitecta Ulima gana concurso de investigación con proyecto que mejora la salud pública

Camila Gálvez Petzoldt, graduada de la Carrera de Arquitectura de la Universidad de Lima y jefa de prácticas en esta casa de estudios, obtuvo el segundo lugar en el Premio a la Investigación Interuniversitaria y Multidisciplinaria (PIIM), creado con la finalidad de incentivar el desarrollo de la investigación científica por equipos multidisciplinarios integrados por docentes investigadores del grupo de universidades que forman parte del Consorcio de Universidades; es decir, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Peruana Cayetano Heredia, la Universidad del Pacífico y la Universidad de Lima. El proyecto que viene trabajando se llama “Kuska Rumi-Wasi: vivienda para mejorar la salud” y propone nuevas tecnologías de construcción para prevenir enfermedades transmitidas por vectores.

¿Cómo te enteras de este premio y decides postular?
El Consorcio anunció este concurso. Yo estoy trabajando una investigación con un médico de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Renzo Calderón, pero el requisito para postular era que se tratara de dos profesores del Consorcio, de diferentes carreras. Yo soy jefa de prácticas en la Universidad de Lima y nuestro asesor de investigación, César Cárcamo Cavagnaro, es director de investigación en la Facultad de Salud Pública de la Cayetano, así que me presenté con él y con Renzo como investigador asociado. Enviamos el proyecto que ya habíamos empezado a realizar.

Antes ya habías obtenido otro reconocimiento con este proyecto.
En enero gané la Beca Kuskaya (un programa de formación interdisciplinaria en innovaciones para la salud global, impulsado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Universidad de Washington). En esta ocasión armamos la estructura de acuerdo al concurso, nos presentamos y quedamos en segundo lugar. Los 3 primeros puestos obtenían un financiamiento de 25.000 soles para la investigación. Nosotros ya teníamos un financiamiento previo, así que lo que hicimos fue agregarlo. Antes íbamos a intervenir solo 5 casas de Nuevo Kaqui, pero ahora vamos a intervenir 15.

Cuéntanos con detalle de qué se trata el proyecto premiado.
Se trata de intervenir viviendas rurales para prevenir enfermedades transmitidas por vectores. Los vectores son el ente que transmite una enfermedad, en este caso los zancudos. Estos insectos contagian la leishmaniasis andina (uta) y la bartonelosis (verruga peruana). El Perú es uno de los lugares del mundo con más registros de estos casos, tenemos muchas zonas endémicas en la sierra. El pueblo en el que estamos trabajando es Nuevo Kaqui, que está en el distrito de Yaután, en la provincia de Casma, Áncash. Tiene 50 casas.

Nuevo Kaqui está a 2 horas de Casma, subiendo por una trocha superempinada que solo se puede cubrir en 4x4, y allí hay unas 50 familias que viven en situación de pobreza. La idea es modificar sus casas por medio de la arquitectura para evitar que los insectos entren. A las 7 de la noche salen los insectos y, como las cosas están calientes, se meten a todas las casas y pican a los niños. Casi todos los niños están marcados, lo que les trae problemas en el colegio, muchas veces abandonan la escuela o experimentan crisis de autoestima. Incluso pueden, si los casos se complican, llevarlos a la muerte. Se considera que más de la mitad de la población mundial está en riesgo de contraer enfermedades transmitidas por vectores, así que se trata de un gran problema de salud pública.

¿Cómo se enfrenta actualmente esta situación y qué ventajas propone el proyecto?
El problema es que ahora van a la casa y fumigan, pero esta solución no es sostenible porque el Estado no puede fumigar las casas cada tres meses, y los pobladores mismos no pueden hacerlo tampoco. Entonces nosotros queremos modificar las casas con diseño participativo y con materiales locales para que la gente aprenda a hacerlo y lo aplique en otras zonas. Vamos a llevar a cabo toda la intervención con los mismos habitantes, vamos a capacitarlos. Básicamente se trata del tarrajeo de casas, pues es en las grietas del adobe donde más se alojan los mosquitos. También hay que trabajar los marcos en las ventanas, colocarles mosquiteros, alisar las superficies irregulares. El techo de calamina normalmente deja muchos espacios vacíos, y por esas grietas se meten los mosquitos. También hay que prestar atención y cuidado a los pisos, porque los insectos se alojan en la tierra grumosa.

¿En qué etapa se encuentra el trabajo?
Recién nos encontramos en la etapa de evaluación y pronto haremos el taller participativo. En enero tenemos un grupo de voluntarios, que también son estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Lima, con el que vamos a ir a implementar las viviendas. Vamos a colocar trampas de luz, de modo que podamos saber cuántos mosquitos entraban a la vivienda antes de intervenir y después de intervenir. Con los resultados positivos vamos a ver la forma de que esto se convierta en una política pública. La instalación tiene un costo aproximado de 2.000 soles por casa.

Tenemos gran expectativa porque este proyecto puede ser un precedente para diferentes comunidades. Nuevo Kaqui es un pueblo representativo, pero hay otras zonas en la sierra del Perú que sufren las mismas dificultades y que son más grandes. Es un grave problema de salud pública y estas enfermedades no tienen cura, solo hay tratamiento. No hay una vacuna de prevención, la única forma de hacerlo es interviniendo las viviendas. Esta es la primera investigación que se hace sobre este tema en el Perú.