Evelio Ventura emprendió el negocio que soñó de chico: un local de diez hectáreas donde se desarrollan deportes de aventura: A. Venturas. Además, tiene una veterinaria en la que, además de ofrecer atenciones médicas para las mascotas, brinda servicios de spa: Mr. Pet.
Evelio es gerente general de ambos negocios. Estudió la Carrera de Administración en la Universidad de Lima.
¿Qué servicios brindas en tu negocio de veterinaria?
Somos una clínica veterinaria con servicios de atenciones médicas para mascotas, incluyendo cirugías, servicios de spa, venta de accesorios y alimentos, entre otros productos relacionados al mundo de los animales de compañía. Nos va bien. Patentamos la marca Mr. Pet hasta el 2029 y seguramente la vamos a renovar.
¿Cómo te has adaptado para continuar este negocio durante la pandemia?
Potenciamos el servicio de delivery para el traslado de los animales (recojo y entrega luego del spa), así como venta de medicinas, accesorios y alimentos. También implementamos las consultas vía Zoom u otras plataformas, como Microsoft Teams, Skype, Meet, videollamadas por WhatsApp o Messenger. También hemos creado nuestra web y, a través de esta, estamos empezando a ofrecer nuestra franquicia para llegar a nivel nacional como Mr. Pet.
¿Por qué decidiste emprender con una veterinaria?
Mi socio Danyi Basurto (ingeniero industrial por la Universidad de Lima) y yo evaluamos varios rubros y descubrimos que el mundo de las mascotas era un sector en crecimiento mundial. Analizando el caso peruano, vimos que en Lima los distritos con mayor población de propietarios con mascotas eran Surco y La Molina, y la tendencia a criar mascotas está en aumento. Por ejemplo, muchos jóvenes de las nuevas generaciones prefieren tener animales de compañía antes que hijos y cada vez hay más leyes para el cuidado, la salud y la alimentación de las mascotas. Después de estudiar los números, decidimos iniciar en La Molina, por ser un distrito declarado pet friendly. Luego del primer año de operaciones, decidimos abrir una nueva sede en Pachacamac.
¿Cómo organizaste tu negocio desde un inicio, con la contratación de personal, ubicación de un local, la ambientación y otros detalles?
Una vez decidido iniciar en La Molina, investigamos qué parte del distrito era la más apropiada y decidimos que lo ideal era iniciar en El Sol de La Molina, desde donde atendemos también a los vecinos de La Planicie, Rinconada, Santa Patricia, Camacho, etcétera. Por la gran acogida y los referidos, establecimos una ruta para atender San Borja y Surco. Quincenalmente, hacemos servicios para clientes de Chacarilla, Monterrico, entre otros. Fuimos muy cuidadosos con la selección del personal. Partimos contratando dos médicos veterinarios, expertos en grooming, especialistas en cortes de pelo, un encargado de embellecerlos, así como personal para baños, un conductor para la movilidad y personal para la atención al cliente, quienes además desarrollan ventas tradicionales y digitales. Respecto a la ambientación, recibimos asesoría para decorar e implementar los ambientes. Con una diseñadora trabajamos la marca, el logo y la impresión de los viniles, así como el ploteo de la camioneta y demás recursos publicitarios.
¿Cuál es el servicio que más se solicita?
Depende de la sede. En La Molina, por ejemplo, solicitan semanalmente baños, cortes de pelo, corte de uñas, limpieza de oídos y alimentos premium. En la sede de Pachacámac, por su parte, solicitan mayormente consultas médicas, curaciones y vacunas, pasando a segundo plano la parte estética.
¿Qué piensas lograr con tu negocio próximamente?
Queremos franquiciar la marca. Contamos con procesos bien armados, un sistema especialmente diseñado para la gestión de veterinarias, formatos para el check in y check out de las mascotas y una marca con buena reputación. Nuestro objetivo es que exista por lo menos un Mr. Pet en cada distrito de Lima y uno en cada capital de departamento del Perú.
Por otro lado, ¿de qué se trata tu negocio de turismo con impacto social?
Este negocio lo soñé desde niño y lo estamos realizado con mis hermanos. Cuando tenía seis años, notamos que ciertas personas se lanzaban en parapente de una colina y aterrizaban en unos valles de la ciudad de Cajamarca. Yo crecí con la idea de lanzarme en parapente de esta colina, pero nunca lo hice, por falta de dinero. Hoy es imposible lanzarme porque el valle está urbanizado. Ya de profesional y luego de viajar por diversas regiones del país y a ciudades del exterior, retomé la idea, pero no para lanzarme, sino para desarrollar un proyecto de deportes de aventura en una zona adyacente a aquella donde, 40 años atrás, se practicaba parapente o ala delta. Apostamos por desarrollar un proyecto turístico de deportes de aventura que ayude a la sociedad brindando empleo. Por la zona escogida para desarrollar el proyecto, transitaron los incas y, posteriormente, los colonizadores liderados por Francisco Pizarro. Este emprendimiento, además de hacer realidad un sueño, busca rescatar valores culturales, cuidar el medio ambiente y ser socialmente responsable mediante la generación de empleo a los integrantes de la comunidad, por ejemplo, a cocineros, mozos, carpinteros, electricistas, albañiles, músicos, agricultores, entre otros. Además, hemos llevado fibra óptica para que ayude con el monitoreo remoto del negocio mediante cámaras de seguridad y ayudar con Internet a niños de la comunidad para que puedan conectarse a sus clases.
¿Qué has logrado desde el 2012 hasta la fecha?
Venimos trabajando los terrenos desde hace más de 30 años, limpiándolos y volviéndolos fértiles, porque era una colina que no se ajustaba a lo que necesitábamos. En el 2012, fundamos la empresa Jungle & Mountain Operations S.R.L. y sembramos alrededor de 5.000 árboles que oxigenan la zona. Parte de este bosque sirve hoy para jugar paintball, se puede pasear en cinco tipos de puentes colgantes, etcétera. En el 2020 teníamos pensado lanzar nuestros servicios de manera masiva; sin embargo, la pandemia de COVID-19 nos contuvo. No obstante, decidimos postular al concurso nacional del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, denominado Turismo Emprende, en el cual resultamos ganadores y logramos un fondo que nos permitió avanzar nuestro proyecto.
¿Cómo has adaptado este negocio en la pandemia?
Todo el recinto, incluso la señalización en la ruta, cuenta con mensajes de los protocolos de bioseguridad. También nos ayuda tener un área bastante amplia, de tal manera que el distanciamiento no sea un problema. Asimismo, el personal usa mascarillas con logo de la empresa y protector facial; se toma la temperatura antes de ingresar al recinto; se provee gel y alcohol a los visitantes, etcétera. Actualmente atendemos al turismo local, debido a que los viajes internacionales han disminuido. Nos enfocamos en llevar diversión familiar, en que las personas de las zonas urbanas acudan a nuestras instalaciones, que tienen aproximadamente cien mil metros cuadrados (diez hectáreas) para que disfruten diversos deportes de aventura al aire libre. Tenemos cinco tipos de puentes colgantes, un zip line o canopy, una palestra, una zona de paintball, biking, juegos para niños, miradores naturales, restaurante y cabañas para hospedaje vivencial.
Antes de emprender tus propios negocios, ¿a qué te dedicabas?
Trabajé en Philips Morris, Kraft, Sunat, Banco del Trabajo, Philips, Tyco, Telefónica, USIL y USMP. En Telefónica estuve como doce años: empecé desde analista y llegué a jefe zonal, que es una posición que representa al gerente general en las regiones del Perú. Me tocó estar al frente de la empresa en Loreto, Ucayali, Cajamarca, Huánuco y Cerro de Pasco. Luego ingresé a USIL como subgerente comercial, viendo temas de marketing y ventas del sector educación para pregrado. Creé un área de educación continua en el Instituto de Emprendedores para capacitar en Lima, Arequipa y Cusco. Hoy, en paralelo a los emprendimientos, soy docente en la Universidad San Martín de Porres, donde además colaboro como coordinador pedagógico para la Escuela de Marketing.
¿Qué consejos les darías a los jóvenes que quieren emprender?
Es necesario tener un objetivo en la mente y soñar con él. Si tienen capital, será más fácil; si no lo tienen, no hay problema: lo importante es la idea, desarrollar un plan estratégico y buscar financiamiento. Capitales existen; hacen falta buenas ideas para financiarlas. También hay que ser muy perseverantes, porque después de las caídas hay que saber levantarse y continuar con la seguridad de que se lograrán los objetivos.
¿Qué recuerdos tienes de la Universidad de Lima?
Tengo recuerdos espectaculares de mi época universitaria. Recuerdo mucho las clases con los maravillosos profesores y compañeros, los fines de ciclo, los trabajos grupales que me enseñaron a trabajar en equipo, las exposiciones que me entrenaron para ser un buen comunicador, los valores éticos y morales que nos enseñaron en el curso de Ética... Recuerdo también que en las ceremonias de graduación se acostumbraba llamar a los diez mejores estudiantes de la promoción, y fue satisfactorio para mí escuchar mi nombre y ser presentado como uno de ellos.