La meta parecía demasiado alta. Construir y remodelar las sedes deportivas para los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019 fue una carrera contra el reloj. Pero el reto se cumplió y con creces. El Perú vibró con la fiesta deportiva más grande que se haya realizado en nuestras tierras, con 599 deportistas peruanos —más de 50 de ellos de la Universidad de Lima— y la cifra histórica de 39 medallas ganadas para nuestro país.
El artífice de todo esto fue Carlos Neuhaus, graduado de Administración de la Universidad de Lima. En medio de la vorágine de los días previos a la inauguración de los Juegos Parapanamericanos, se dio un tiempo para ofrecernos una entrevista, para evaluar todo lo hecho y adelantarnos algo de lo que se viene.
Esta será la edición más grande que se haya hecho de los Parapanamericanos, ¿cómo va la ultimación de los detalles para este torneo?
Serán los Parapanamericanos más grandes, sí, como también lo fue la última edición de los Panamericanos, que además marcó un récord en la asistencia y fue una fiesta del deporte muy bonita. Para los Parapanamericanos ya todo está encaminado, empiezan oficialmente el viernes 23, con la ceremonia de inauguración, pero algunos deportes de equipos han comenzado el jueves 22. La ceremonia será en el Estadio Nacional, a las 7 de la noche, y esperamos que haya una asistencia masiva, incluyendo a la comunidad de la Universidad de Lima, pues va a ser una velada muy bonita que tocará muchos corazones.
¿Qué podemos esperar de esta ceremonia de inauguración, después de haber tenido espectáculos tan bonitos en los Panamericanos?
Esta ceremonia tendrá un componente de peruanidad, será una continuación de la historia que se narró en los Panamericanos, pero además tendrá un factor emotivo muy importante. Tendrá como protagonistas a los paraatletas, porque esta es su fiesta… y no cuento más, porque esto es como las películas, y hay que guardar la sorpresa.
¿Los paraatletas ya están en la concentración?
Sí, muchos ya están instalados y siguen viniendo. Empezaron a llegar el sábado pasado y el domingo se les ofreció una ceremonia de bienvenida a las delegaciones de Perú, Chile y Cuba. Esta vez participarán 31 países y el número esperado de competidores es de 1.890, aunque puede variar un poquito.
¿Cómo es el ambiente que se vive en la Villa de Atletas?
El ambiente es muy simpático y tienen todas las facilidades para movilizarse; unos van en sus sillas de ruedas, algunos tienen prótesis y otros tienen una discapacidad manual. Es muy agradable verlos a todos felices, compartiendo en un ambiente, diría, más festivo que el de los Panamericanos, en donde se percibía algo más de seriedad por la tensión de la competencia. Aquí, sin dejar la preocupación o los nervios por competir y dejar bien en alto el nombre de sus países, se ve mucho compañerismo entre las diferentes naciones, es muy agradable. Yo pasé la noche del lunes en la Villa, lo cual es un privilegio, no siendo yo un deportista de competencia. Fui a ver cómo está funcionando todo, tuvimos una reunión con los jefes de equipo y el martes fui a Pachacamac para el encendido de la antorcha.
¿Cómo evalúas los Panamericanos, se alcanzó a hacer todo lo previsto y de la manera en que lo programaron?
Creo que se nos pasó la mano, en el buen sentido de la palabra. Siempre pensamos que el resultado sería bueno y todo salió muy bien. Estábamos preparados para enfrentar los desafíos, que siempre ocurren en una ciudad cuando se reúne a una comunidad tan grande, pues hubo casi 700.000 deportistas, 3.000 dirigentes, entrenadores, cuerpo médico, etcétera. Con grupos tan grandes siempre suceden imprevistos, ahora también han ocurrido, pero en términos generales todo se ha desarrollado de la mejor manera. Estamos muy satisfechos por el rendimiento de todos.
Las palabras finales del presidente de Panam Sports hacia toda la organización fueron muy elogiosas.
Y fueron una sorpresa, en ningún momento esperamos que él dijera esas palabras tan calurosas. Para mí, vivir esta experiencia ha sido maravilloso, así que no me voy a perder jamás otros Panamericanos. Por mi puesto, tenía que estar con los visitantes, como anfitrión, pero nos hemos repartido las tareas con Alberto Valenzuela, el director general de los juegos. Él ha estado preocupado por la operatividad diaria, coordinando todo al pie del cañón, resolviendo cualquier dificultad. Fueron 700.000 raciones de alimentos repartidas; era muy importante velar por la seguridad de los deportistas, y se realizaron 4.000 viajes diarios entre la Villa y las canchas. El tema del transporte fue un desafío, pero lo importante es que todos llegaron a la competencia a tiempo, sin mayores demoras.
El presidente de la Cámara Nacional de Turismo ha declarado que los Panamericanos han tenido un impacto de unos 5.000 millones de soles, sobre los 4.200 millones de soles que se invirtieron. ¿Qué opinas al respecto?
En realidad, esto se va a ir viendo conforme pase el tiempo. Gracias a las transmisiones deportivas y a las ceremonias de inauguración y de clausura, estamos seguros de que el turismo se va a beneficiar. Es lo lógico, siempre sucede así en todos los torneos.
¿Qué va a pasar con toda la infraestructura una vez que acaben los Parapanamericanos?
Se está trabajando de manera intensa en esto y ya estamos más o menos encaminados. Muchas federaciones deportivas extranjeras tienen interés en hacer campeonatos internacionales acá, así que estamos trabajando en eso. Lo que sí quiero precisar es que tanto la Videna como el Complejo Deportivo de Villa María del Triunfo se usaban anteriormente, no son nuevos. En ambos casos le estamos devolviendo a la comunidad sus recintos mejorados. Lo mismo podemos decir del Estadio de San Marcos, que ha quedado excelente y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos se lo merecía. La cancha estaba absolutamente descuidada, la pista atlética era de asfalto y estaba muy maltratada. Todo eso ha cambiado.
¿Qué puedes comentar sobre tu equipo de trabajo?
Hemos formado un buen equipo, con gente que viene de los sectores público y privado que han formado una buena amalgama. He tenido la suerte de haber trabajado en el sector público también y sabía cómo bandearme.
¿Qué te espera una vez que terminen los Parapanamericanos?
Tengo claro que una vez que terminen y cierre el proyecto, debo tomarme un descanso para estar con mi familia, disfrutar de mis hijos y mis nietas, practicar mi deporte, que es correr olas.
¿Dónde corres olas?
En la Costa Verde y, cuando estoy en mejor forma, en el sur. Siempre he corrido, cuando ingresé a la Universidad de Lima ya lo hacía. Me tocó ser presidente de la Federación Deportiva Nacional de Tabla y me alegra ver que en los Panamericanos este fue el deporte que más medallas obtuvo, siete en total. La segunda disciplina con más medallas fue karate, que obtuvo seis medallas. Y lo bueno es que estos deportes ya ingresaron a las Olimpiadas.
¿Estarán en los próximos Panamericanos?
¡Seguro que sí, van a estar en Chile! Por la fuerza que tiene la federación chilena de tabla, no creo que no esté. Son grandes deportes.
Aparte de estos juegos, ¿qué trabajos te han dado más satisfacción?
Antes de los Panamericanos trabajé para el Grupo Wiese y les hice el Megaplaza Norte, cuando nadie pensaba que fuera posible. Me decían que estaba loco, pero demostramos que no era una locura y eso marcó un hito en los negocios de centros comerciales, de manera que esa experiencia fue muy gratificante. También fui gerente general de Cofide, fui un gerente muy joven y el que más duró, casi cuatro años y medio. Sin duda, esa también fue una época muy bonita de mi vida.
¿Cómo fueron tus épocas de estudiante en la Universidad de Lima?
Yo era un estudiante bastante activo, recuerdo que fui miembro de la primera Asamblea Universitaria; me tocó ser parte de la organización de las Semanas Universitarias. Hicimos conciertos, actividades deportivas y artísticas, etcétera. Fue una gran época.
Luego dirigiste una maestría en la Ulima, ¿cómo te fue?
Recuerdo con mucho cariño esa época. Tomé la Maestría en Finanzas con 40 alumnos y me retiré 11 o 12 años después con más de 350 alumnos, ya convertida en la Maestría en Administración de Empresas. Me gustó mucho esa experiencia. Si bien no era un trabajo a tiempo completo, llegaba muy temprano en la mañana, me iba, regresaba a las 6 de la tarde y me quedaba hasta las 10 de la noche. Fue muy intenso, pero muy reconfortante. La vida académica en la Universidad de Lima me trajo muchas satisfacciones.