“Me impresiona el temple de la mujer peruana emprendedora”

Con una excelente carrera en el mundo corporativo, Karina Bruce fue convocada a participar como miembro del directorio de Compartamos Financiera. Se siente muy bien, pues tiene la oportunidad de apoyar los sueños de muchas personas a través de la inclusión financiera. Ella trabajó por más de 20 años en el BBVA. Su último rol fue el de gerente general adjunta. Estudió la Carrera de Administración en la Universidad de Lima.

Compartamos Financiera tiene un propósito de inclusión financiera, ¿verdad?
Así es. Es una empresa financiera que impulsa con sentido humano los sueños de sus clientes. En esa línea, uno de sus principales objetivos es la inclusión financiera de los peruanos, sobre todo de mujeres, y lo hace a través de su crédito grupal Súper Mujer. En lo personal, me motiva muchísimo formar parte del directorio de una empresa que apoya al segmento de la base de la pirámide, principalmente a mujeres emprendedoras, muchas de las cuales sostienen a sus familias, son líderes en sus hogares y también en las zonas en donde se desenvuelven. Son mujeres con muchas ganas de salir adelante y lograr grandes cosas. Muchas de ellas no calificarían para un crédito bancario. Por eso, donde otros les cierran las puertas, Compartamos Financiera se las abre y les da acceso a ingresar o reinsertarse al sistema financiero.

¿Quién organiza los grupos?
Ellas mismas se organizan, se pasan la voz y forman un grupo a partir de diez personas. Como se trata de un crédito grupal solidario, es importante que ellas mismas elijan a sus integrantes; hay grupos que tienen años con nosotros, porque renuevan sus créditos. Cuando me invitaron a formar parte del directorio y conocí el propósito de la financiera, me encantó. No es una empresa sin fines de lucro; es una empresa peruana de microfinanzas. Por supuesto, también hay créditos individuales dirigidos a hombres y mujeres, y también hay clientes hombres muy emprendedores.

¿Cuán responsables son con sus créditos grupales solidarios?
El nivel de morosidad es muy bajo y si alguien no paga, en la mayoría de los casos, es porque realmente no puede pagar, por algún imprevisto familiar o de salud. De darse este caso, las demás integrantes son solidarias y asumen la cuota de su compañera. Otro dato interesante es que, normalmente, el seguro es lo último que uno piensa adquirir, pero ellas lo compran para no dejar totalmente desamparadas a sus familias por alguna circunstancia que puedan atravesar, como una hospitalización, un diagnóstico de cáncer o el fallecimiento. Con el seguro tienen la certeza de que sus familias recibirán una indemnización según la cobertura de su siniestro. Cada día me impresiono más por el temple de la mujer peruana emprendedora. En momentos complicados pienso en ellas y ratifico que nuestro país va a salir adelante por las mujeres que tenemos.

¿En qué países está presente la financiera?
Esta es una financiera peruana que pertenece al Grupo Gentera de México y está presente en ambos países. 

¿Cómo ingresaste al directorio?
Me invitaron a formar parte. Yo vengo del BBVA, donde he sido gerente general adjunta por ocho años; traigo la experiencia de una empresa con un proceso de transformación cultural y digital exitoso. En Compartamos Financiera, todos los miembros del directorio son profesionales, personas de primera, y cada uno aporta a la estrategia, desde su experiencia en su propio campo. 

¿Cómo les ha ido con los créditos en los primeros dos años de la pandemia?
Han sido momentos muy estresantes para nuestros clientes y colaboradores. En esos momentos trabajamos pensando primero en sus necesidades más que en los números, por tanto, se les ha apoyado muchísimo. Los directores no somos ejecutivos. Nuestra función es diseñar y acompañar en la estrategia a los líderes, quienes toman las decisiones del día a día. Sin embargo, en esta época de pandemia hemos trabajado muy cerca de la plana ejecutiva. Mantuvimos los directorios mensuales y muchas conversaciones. Lamentablemente, hemos tenido clientes y colaboradores que han fallecido por la COVID-19. 

¿Cómo está conformado el directorio?
Compartamos Financiera es una financiera de capitales mexicanos, con tres directores peruanos independientes, de los cuales uno soy yo. Los directorios son mensuales, con sesiones intensas que aterrizan en decisiones. El directorio está formado por personas muy competentes, transparentes, abiertas y directas, y contamos con un equipo ejecutivo igual. Los directores deben prepararse para cada sesión, y lo que dicen y deciden marca el destino de la empresa, de los clientes, de los colaboradores, y alcanza a la sociedad en su conjunto. No se trata de sentarse y tomar un café juntos una vez al mes. Cuando te llaman a formar parte, debes haber demostrado ciertas competencias que interesen a los accionistas, que encajen en lo que la compañía necesita. 

Se te nota contenta en esta nueva faceta de tu vida profesional...
Estoy encantada. Compartamos Financiera tiene clarísimo su norte, su propósito. Para mí, es importante estar en un directorio en el cual las cosas se dicen de manera directa y objetiva, se habla con números y se razona mucho. No siempre se llega a un consenso, pero sí a una claridad en las cosas, y se toman decisiones. En nuestras decisiones se considera mucho el impacto económico y social en nuestros clientes y colaboradores.

A lo largo de más de 20 años has pasado por diferentes áreas del BBVA, como Talento & Cultura, Desarrollo Corporativo, Operaciones, Comercio Exterior, Mercado de Capitales. ¿Cómo ha sido toda esa experiencia para ti?
Maravillosa. Han sido mis mejores años de experiencia profesional y personal. Creo que lo que me llevó a formar parte del Comité de Dirección y ocupar una de las gerencias generales adjuntas fueron mis ganas de aprender siempre. Por eso es que me moví tanto en roles totalmente distintos. Además, el Grupo BBVA siempre te reta, sobre todo si tienes ganas de hacer algo distinto. Yo aproveché eso al máximo y tuve jefes líderes que me enseñaron, me apoyaron, me dieron confianza. Aprendí muchísimo, no solamente la parte técnica, sino sobre todo a escuchar a las personas que tienen distintos conocimientos, experiencias y estadios dentro del banco. Cuando entraba a un área nueva, mi estrategia era escuchar, no solamente para aprender, porque eran áreas que no conocía, sino sobre todo para entender la cultura del equipo. No importa la edad de las personas, lo primero que tienes que hacer cuando asumes un nuevo rol o un nuevo trabajo es entender la cultura de esas personas: qué les gusta, qué les desagrada, por qué responden mal, por qué responden bien. Gracias a esto, cuando pasaba a otra área, dejaba muchísimos amigos y socios, de manera que cuando necesitaba saber algo los llamaba, les consultaba mi problema y ellos siempre estaban dispuestos a ayudarme. Si encuentras personas que no se adaptan o que no son agradables, es porque algo las ha marcado. Un líder debe entender la cultura, y si esa cultura no es sana, no es buena; tiene que trabajar con inteligencia, sinceridad y transparencia. 

¿Piensas que las habilidades blandas son muy importantes en cargos gerenciales?
Por supuesto. Lo que te da la experiencia es la inteligencia emocional, la inteligencia social. Mientras más subas en los roles de una empresa, lo que más te va a apoyar es tu inteligencia emocional y social. La resiliencia también es importante, porque no todas las cosas salen como quieres. No siempre vas a contar con los recursos humanos o tecnológicos necesarios para desarrollar tu labor. Entonces las cosas no van a salir tan fáciles y rápidas como quisieras, pero no por eso puedes caer. Tienes que ser resiliente. Esa es otra gran lección que aprendí con los años. 

¿Dónde trabajaste antes del BBVA?
Mi experiencia laboral, durante 29 años, ha sido en el BBVA, con diez roles diferentes. Hice prácticas también en el Banco Continental antes de que se convirtiera en BBVA. Allí fue donde me animaron a quedarme, por eso son tan importantes las experiencias como practicante. Como responsable de Talento y Cultura por seis años, puedo decir que las empresas miran muchísimo a los practicantes. 

¿Qué les recomendarías a los jóvenes universitarios?
Les aconsejaría que, cuando comiencen a practicar, se den de lleno, sean curiosos y que les planteen preguntas a sus jefes. A ellos les encantará ver que quieren aprender. Les aseguro que los están mirando, y muchas veces termina la práctica y a los seis meses te llaman para trabajar. El BBVA tenía un código de ética para tratar a los practicantes. Por ejemplo, ellos estaban prohibidos de sacar fotocopias y archivar. Además, los jefes tenían que respetar sus horarios, sus días de exámenes. En Talento y Cultura les hacíamos una entrevista a la mitad de la práctica y al final, en las que abiertamente les pedíamos que calificaran no solamente la experiencia de la práctica y si les había aportado conocimientos desde el punto de vista técnico, social, etcétera, también les preguntábamos por su jefe, les pedíamos que lo evalúen. Los jóvenes son transparentes y cuentan todo. Por eso había líderes a los cuales se les prohibía tener practicantes durante seis meses, porque no habían sido bien evaluados. 

¿Qué recuerdos guardas de la Universidad de Lima?
Mi experiencia en la Universidad fue maravillosa. Tengo muchos profesores que me marcaron. A pesar de que han pasado tantos años, los sigo considerando profesores espectaculares, que hacían razonar con discusiones muy buenas. He hecho amigos increíbles en la Universidad, con quienes hasta ahora converso, porque son amigos para toda la vida. Se hace un networking muy bueno en la Ulima y luego te encuentras con exalumnos en todo tipo de empresas y en puestos de relevancia, donde se toman decisiones. Creo que todos los de mi época nos conocemos, porque en los 80 no éramos miles. Todos sabíamos quién era quién. A veces me llaman y me piden ayuda y yo les digo “¡por supuesto!”. A mí me marcó el aprendizaje, la vida universitaria, la calidad de los profesores. Los recuerdo a todos con cariño, y muchos de los temas que estudiamos se utilizan hasta ahora.