Las habilidades blandas y el conocimiento duro son fundamentales en el contexto digital

Ricardo Fernández habla de la empatía y de la tolerancia al error como temas clave en el liderazgo. Además, enfatiza en la necesidad de que todos los profesionales actualicen sus habilidades duras y se acerquen a la tecnología, porque vivimos en un contexto digital en el que surgirán cada vez más nuevos puestos de trabajo.

Él es administrador por la Universidad de Lima y manager partner de la empresa de headhunting Amrop desde hace cinco años. Toda su vida laboral anterior transcurrió en IBM, donde empezó como operador técnico y llegó a ser gerente general.

¿Cómo llegaste a trabajar en el sector de headhunting, después de haber estado tanto tiempo en el mundo de la tecnología?
Después de casi 39 años de trabajar en IBM, me retiré en el 2018 y comencé a explorar opciones laborales. Me interesé en asociarme con hasta tres headhunters, pero la conversación con Amrop fue la que me convenció. Finalmente, me quedé con ellos y, desde hace cinco años, soy socio. Actualmente, ocupo el puesto de manager partner en la compañía.

En el sector de búsqueda ejecutiva, donde operamos, nos enfocamos en el segmento alto de contrataciones: buscamos ejecutivos, gerentes generales y directores. Independientemente de ganar participación de mercado y de mejorar constantemente la oferta de valor, nuestros desafíos incluyen adaptarnos a la tecnología, dado que la inteligencia artificial y el uso efectivo de los datos nos hacen más productivos y precisos en la búsqueda de talento. La tecnología, actualmente, se encuentra presente en todos los rubros, es una herramienta que nos ayuda a todos a realizar nuestro trabajo con mayor eficiencia y efectividad.

¿De qué manera crees que cambiarán las profesiones con el desarrollo de la tecnología?
La inteligencia artificial está lejos de quitar empleos, a pesar de que sí cambiará la forma en la que trabajamos. Habrá tareas repetitivas que ya no realizará el ser humano, aunque siempre se necesitará la intervención humana para aspectos como comprar, vender y participar en la oferta y la demanda. 

No olvidemos que la revolución industrial generó un cambio impresionante en la forma de trabajar: todo se mecanizó. Ahora, también los trabajos van a cambiar, y quienes usen mejor la inteligencia artificial tendrán mejores oportunidades. Tampoco olvidemos que la conquista de las ocho horas de trabajo fue un derecho que se ganó en determinado momento de la historia. En la actualidad, en muchos países, las horas de trabajo semanales ya no son 48, sino 45 o 40. Y seguramente la inteligencia artificial hará que las horas de trabajo se reduzcan aún más, pero sin quitarle el trabajo a nadie. Surgirán nuevos puestos, algunos ya los estamos viendo, especialmente en el campo de la data, donde los roles como chief data officer y chief security officer se vuelven esenciales debido a la cantidad de datos que manejan las empresas y a la evolución de los ataques cibernéticos. Quien mejor utilice la data tendrá ventajas competitivas, especialmente en analítica predictiva contra la competencia. 

En los años en los que laboré en IBM, tuve la oportunidad de observar la evolución de la tecnología y de las computadoras. Al principio, los centros de cómputo eran enormes. Pero esos mismos equipos tienen, hoy en día, menos potencia que un celular. El avance ha sido vertiginoso. No solo he sido testigo de la evolución tecnológica en esos casi cuarenta años, sino que también tuve la posibilidad de ver cómo se modificó la propuesta de valor en la compañía donde trabajaba. Inicialmente, se centraba en el hardware; luego, se incorporó el software y, posteriormente, se ofrecieron servicios. Después de vender computadoras para oficinas, comenzamos a ofrecer espacio en la nube.

¿Cuáles son las habilidades que se valoran especialmente en los profesionales?
A lo largo de los años, ha habido una evolución en la búsqueda de habilidades, que se ha visto acelerada por la transformación digital y, evidentemente, por la pandemia. El mercado busca el mindset digital en los ejecutivos. 

Por un lado, la pandemia ha motivado el liderazgo remoto e híbrido, y ha exigido habilidades distintas de las que poseen los líderes tradicionales. Por otro lado, la crisis económica y política en el Perú incrementa la presión en la búsqueda de ejecutivos con mentalidad digital, capacidad de liderazgo y empatía, especialmente al evaluar a los equipos por los resultados que entregan, no por las horas que pasan en la oficina. 

Asimismo, en el entorno actual de metodologías ágiles, donde se intenta cambiar rápidamente, la tolerancia al error es un hecho crucial. En lugar de exigir perfección, el error se considera una oportunidad de aprendizaje. Incluso, la vulnerabilidad del líder al aceptar y compartir sus errores con el equipo se convierte en una condición esencial en el liderazgo moderno, debido a que crea un ambiente donde todos reconocen la posibilidad de equivocarse.

¿Qué recomendaciones podrías darles a los profesionales sobre la actualización de sus habilidades duras?
El contenido duro puede volverse efímero y ser obsoleto en pocos años. Es fundamental nunca dejar de estudiar, ya que los conocimientos caducan cada vez más rápido.

¿Podrías compartir cómo fue tu carrera en IBM?
Mi carrera en IBM fue como estar en casa durante casi 39 años. Ingresé a los 18 años como operador de computadoras, por un aviso que leí en el periódico. Yo tenía una carrera técnica que me permitía realizar ese trabajo. Luego, entré a la Universidad de Lima para estudiar la Carrera de Administración y trabajar al mismo tiempo. Así, pasé por distintos puestos y por casi todas las áreas, fui desde operador técnico hasta gerente general de Perú y Bolivia. Con IBM, tuve la posibilidad de trabajar en el extranjero: estuve tres años en Venezuela, cuatro en Estados Unidos y un año en Brasil. Tuve diferentes puestos regionales que demandaban realizar muchos viajes. Eso enriqueció mi experiencia profesional y me dio la posibilidad de conocer muchas culturas. En mis últimos dos años en IBM, tuve un puesto regional en Brasil.

¿Cómo fue tu vida universitaria en la Ulima?
Como comenté, cuando ingresé a la Universidad de Lima, ya trabajaba en IBM, por lo que era al menos cuatro años mayor que mis compañeros. Mi experiencia en la Universidad fue diferente a la del promedio de los alumnos. Para empezar, iba a clases en terno, me sentaba en primera fila y me la pasaba apurado, entre las clases, mi trabajo, los encargos grupales, etcétera. Se hacían muchos trabajos en grupo, pero como yo tenía poco tiempo, trataba siempre de hacer una parte y sobre todo de exponer, lo que me encantaba.

En general, hice muy buenos amigos y aún veo a muchos de ellos. Mi hijo también estudió en la Universidad de Lima, la Carrera de Comunicación, o sea, la Ulima se ha quedado en la familia. Le tengo mucho cariño a la Universidad de Lima, he sido testigo de cómo ha cambiado en el tiempo. Me enorgullece decir que estudié ahí y me da gusto ver que ha evolucionado, ha seguido siendo competitiva y ha crecido con el tiempo.