Jorge Panizo Soler, graduado de Administración, decidió estudiar esta carrera debido a que su familia poseía algunos negocios y a que su padre, también administrador, le había despertado el gusto por esta profesión. Cuando era adolescente, se fue a estudiar a Estados Unidos; allí descubrió el valor del trabajo en diversos oficios menores, y aprendió a ser independiente. Fue, pues, muy natural para él comenzar su vida profesional cuando todavía era estudiante en la Universidad de Lima, desempeñando mandos medios para terceros. Luego, poco a poco empezó a involucrarse en Chocolates Helena, que en ese entonces era un negocio familiar pequeño, el cual se encargó de desarrollar y convertir en la gran empresa que es hoy en día. Actualmente, Jorge enfrenta un nuevo reto como gerente general del Country Club La Planicie, un lugar ideal para empezar de nuevo pero con la fuerza que le otorga toda su experiencia.
¿Por qué decidiste estudiar la carrera de Administración en la Universidad de Lima?
Escogí la carrera de Administración por la necesidad de manejar algunos negocios familiares. Además, mi padre era administrador de empresas y siempre me gustó el tipo de trabajo que él hizo. Opté por la Universidad de Lima porque era, y lo sigue siendo, una universidad bastante cotizada y de las mejores en Administración de Empresas. Recuerdo que la ubicación no era la ideal en ese momento para mí, porque vivía en Miraflores, e ir a la Universidad de Lima era un viaje interprovincial, pero no me importó porque de verdad quería estudiar ahí. Y valió la pena.
Cuéntanos acerca de tus inicios en el mercado laboral.
Antes de llegar al negocio familiar y mientras estudiaba, en octavo ciclo, trabajé en la Compañía de Seguros Cóndor, a cargo del área de caja. Posteriormente pasé al Banco Mercantil del Perú, lo que me permitió terminar la carrera como jefe de Administración de Créditos en esta entidad financiera. En la Compañía de Seguros Cóndor estuve aproximadamente seis meses y en el Banco Mercantil cerca de dos años. Hasta que, mientras seguía trabajando en el Banco Mercantil, vino la oferta de mi padre de hacerme cargo de ese pequeño negocio que, en ese momento, era Chocolates Helena.
¿Qué nos puedes decir sobre tu desempeño en Helena?
Chocolates Helena ha sido una experiencia de casi veintitrés años. No empecé como gerente general sino aprendiendo del negocio, así que me dieron una cogerencia. La gerente general en aquel entonces era mi madre y yo estaba como un subgerente, familiarizándome con el negocio porque mi madre necesitaba un apoyo administrativo. Ella tuvo la visión para hacer el negocio pero necesitaba una cabeza que ordene por dentro cómo debía funcionar.
¿Cómo evolucionó una vez que estuviste adentro?
Cuando recibí la empresa, esta tenía una tienda en Ica, en la calle Cutervo, atrás de la iglesia de Luren. La empresa fue creciendo, poco a poco se formó una estructura administrativa, lo que permitió que realmente se fuera construyendo una empresa. Vimos la parte documentaria, organizativa, la referente a la publicidad, las ventas, la producción, lo contable, las finanzas; en fin, fue un trabajo bastante amplio. Logramos mecanizar la empresa, pasarla de una estructura netamente artesanal a una estructura artesano-mecanizada. Desarrollamos muchos envases, formamos una pequeña cadena de tiendas que ya son diez en la actualidad, incluyendo la que existe en Santiago de Chile. En estos momentos Helena exporta a varios países: Chile, Estados Unidos, Colombia, Ecuador y Panamá. Se han logrado certificaciones internacionales y actualmente el proyecto que yo empecé está culminando un proceso para convertir la marca en una franquicia internacional que permita replicar el modelo de tiendas en cualquier lugar del mundo. Estuve en Helena hasta finales del 2008. Por una decisión familiar, que yo compartí, opté por renunciar a la gerencia general y formar parte del directorio de la empresa como vicepresidente, rol que desempeño actualmente.
¿Cuáles son tus objetivos y retos como gerente general del Country Club La Planicie?
Acá los definimos constantemente con la directiva, pero la línea maestra está clara en cuanto a darles un mejor servicio a los socios —que son finalmente para quienes trabajamos—, tener la parte financiera y de números en orden, buscar ahorros por una buena gestión, ver que el Club avance. Actualmente se van a construir noventa estacionamientos y eventualmente un nuevo gimnasio y una nueva piscina temperada, toda una nueva área social. Además, en la parte interna del Club se ha habilitado un driving range, que es una cancha de práctica para los golfistas, y se está haciendo un tennis house nuevo, y renovando las instalaciones. Así que parte de mi gestión es ver que esa obra camine y tener reuniones periódicas con el gerente de obra que está contratado para ese fin. Yo aprendí desde muy joven un dicho muy sabio que dice: “del cuero salen las correas”, así que uno tiene que primero propiciar que se cree el cuero para que luego se puedan hacer cosas con él. No se puede ser un soñador de lindos planes si no ves primero los pasos que hay que dar para lograr ingresos y ver de dónde sale lo necesario para materializarlos.