Al inicio de la pandemia, Giovannie Escribens comenzó a trabajar en una empresa de alimentos. Reconoce que un reto tremendo, al principio, fue operar con muchas restricciones. La creatividad y la capacidad de adaptación a las nuevas situaciones fueron clave en el 2021.
Él es economista por la Universidad de Lima. Si bien su carrera profesional comenzó en el área de tributación, luego pasó a la gestión del talento humano. Ahí, ha enfrentado con gusto el reto de gestionar la diversidad de experiencias, expectativas, conocimientos y actitudes.
¿Cuál es tu tarea y reto como gerente de Gestión Humana en Laive?
La tarea principal en toda área de gestión humana es tratar de aportar para lograr el mejor resultado de la empresa, la mejora de las capacidades y el desempeño de las personas y los procesos del negocio. Esto implica accionar diferentes palancas de recursos humanos. Por ejemplo, ubicar en el mercado peruano y regional los candidatos con capacidades para los puestos que requerimos, desarrollar a nuestra gente para que eleve sus niveles de desempeño y crezca en nuestra empresa, trabajar junto a los líderes en mantener las acciones que estamos haciendo bien y promover el mejor clima laboral, de modo tal que se siga manteniendo fuerte la identificación y compromiso de todos los que somos parte de la empresa. Eso impacta positivamente en los resultados, a todo nivel.
¿Qué tan retador es gestionar el talento humano?
En general, todo lo que implica trabajar con personas es retador, porque implica gestionar la diversidad de experiencias, expectativas, conocimientos, actitudes, comportamientos… La ecuación de motivaciones de las personas es amplia y compleja. Por ello, lograr que sus objetivos comulguen con el propósito organizacional es un desafío dinámico y apasionante, porque nos permite trabajar en equipo para crear sinergias internamente, eficiencias y resultados que nos permiten dar el paso final para crear productos innovadores para nuestros consumidores.
¿Siempre surgen nuevas tendencias en gestión de recursos humanos?
Así es. La gestión de personas debe seguir el cambio, y el componente tecnológico –junto con nuevas metodologías diagnósticas, predictivas y de mejora de procesos– nos permite acompañar las necesidades de la organización, apoyar para conseguir la mejor realización de los procesos y llevar a otro nivel la atención a nuestros trabajadores.
Tu experiencia laboral no siempre ha sido en recursos humanos, ¿verdad?
Mi vida profesional comenzó en el sector público. Tengo el orgullo de haber sido parte de un equipo de profesionales en los primeros años de la Sunat. Ahí me desarrollé en análisis tributario y, posteriormente, en la gestión de tesorería, cerrando mi ciclo como gerente de desarrollo de personas por casi cinco años. Justamente, en esos últimos años en Sunat, se dio el inicio de mi carrera en recursos humanos. Al ser economista de profesión, no era habitual encontrar colegas con similar experiencia en la gestión de personas. Sin embargo, la experiencia fue muy buena.
¿Es fácil pasar a la gestión de recursos humanos viniendo de áreas del negocio?
No diría que es fácil, porque implica ciertos retos, sobre todo en nuevos aprendizajes, relaciones con las funciones, pero también entender la situación, los recursos y las metas para diseñar las soluciones que necesita la organización. Fue un reto adquirir nuevas competencias que me apoyaran a desempeñarme mejor. Considero que es una ventaja haber trabajado en las áreas del core de la organización, porque eso me permitió entender mejor al cliente interno. El lenguaje que manejamos es casi el mismo, por lo tanto es más certero el diagnóstico para diseñar mejores soluciones, así como aumentar el grado de influencia de recursos humanos con las áreas clientes, porque se conecta mejor con ellas.
¿En qué otras empresas has trabajado?
Mi trayectoria profesional pasa por el BCP, donde me desempeñé como subgerente de Gestión Humana. Fue una gran experiencia, trabajé con grandes profesionales. Yo era el business partner, buscaba soluciones que permitieran a las áreas del banco conseguir resultados, mejorando sus procesos para atender a los clientes con mayor eficiencia. Luego, asumí la gerencia de Recursos Humanos para el Perú y Bolivia de Orica Mining Services, empresa dedicada a brindar servicios de voladura a la minería en tajo abierto. Fue una experiencia maravillosa, en la cual aprendí a crear y tener una fuerte cultura de inversión en seguridad. Ahí puse en práctica metodologías orientadas a la seguridad y a la relación comunitaria. Luego estuve tres años en Gloria, como gerente de Recursos Humanos del holding de alimentos. Tuve la oportunidad de estar en el consumo masivo a nivel del Perú, Colombia, Puerto Rico y Uruguay, principalmente. Más adelante estuve, cerca de cuatro años, en Quimpac S. A. Otra grata experiencia, estrechamente vinculado con ingenieros químicos, comerciales, técnicos, mecánicos y operadores, principalmente, sin olvidar al buen equipo de recursos humanos con el que trabajé.
Luego has retornado al sector de consumo, en Laive...
Hace dos años llegué a Laive, empresa que este año cumple 112 años. Ahí, la misión es que el negocio se mantenga en el tiempo, que genere mejores resultados y siga siendo una fuente importante de empleo para nuestros trabajadores y la comunidad. Es satisfactorio participar del cambio de propósito cultural y adopción de nuevas formas de hacer las cosas, que nos permitan desarrollar productos innovadores que generen bienestar a las personas. Eso implica desarrollar a nuestros trabajadores, elevar su desempeño, seguir siendo una empresa atractiva donde trabajar y seguir ofreciendo productos de calidad a nuestros consumidores.
En Laive has vivido toda la pandemia…
Otro reto más en mi carrera fue ingresar en plena primera ola del coronavirus. Siendo esta una empresa de primera necesidad, no podíamos parar la producción de alimentos ni dejar de apoyar a grupos o colectivos que pasaban por serios problemas durante la cuarentena. Gracias a la cooperación de entidades organizadas, pudimos brindar donaciones. Fue un tremendo reto operar con tantas restricciones, nadie tenía una guía de cómo hacer las cosas. Tuvimos que ser creativos y adaptarnos rápidamente a la situación en todas nuestras áreas, desde lo tecnológico, servicios y condiciones de nuestros trabajadores, la logística, etcétera. Y todo sin recurrir a la suspensión perfecta, pues mantuvimos el nivel de contrataciones. A nivel del equipo de Gestión Humana, fue todo un desafío brindar servicios y acompañar a las áreas y trabajadores, con tantos cambios de un día para otro, pero hicimos lo correcto: nos mantuvimos unidos, comunicados durante la virtualidad y no perdimos el sentido positivo, cambiamos muchas cosas y fue clave el apoyo que nos dimos entre todos y cada uno de los colaboradores. Aprendimos en el camino, con una actitud positiva, en un clima de confianza. Si me preguntan qué siento en este momento, diría que orgullo y admiración hacia mi equipo.
Finalmente, ¿qué recuerdos tienes de tu vida universitaria en la Ulima?
Fue una de las mejores experiencias que he tenido en la vida, con toda seguridad. Espero que el vínculo que formé con la Universidad, desde que ingresé a Economía hasta el día de hoy, nunca se acabe. Antes, me tocó aprender en la Universidad. Ahora, me toca facilitar el conocimiento, pues soy docente en el curso de Liderazgo en tres maestrías: Maestría de Administración de Negocios (MBA), Dirección Estratégica de Contenidos (MDEC) y Dirección de Operaciones y Proyectos (MDOP).