El MBA que Sofía Rivas siguió en la Universidad de Lima fue un peldaño para pasar de contadora local (solo en el Perú) a contadora regional. Además, valora mucho cómo se abordó el tema ético en los diferentes cursos que llevó.
Sus estudios le dieron herramientas para resolver problemas en equipo, le permitieron afianzar sus conocimientos en finanzas y contabilidad y le sumaron otros conocimientos en ramas como el marketing, por ejemplo.
¿Qué te pareció el MBA de la Universidad de Lima?
Yo empecé a estudiar el MBA en mayo del 2019 y, desde el inicio, me pareció bastante enriquecedor, no solamente por el conocimiento técnico que adquirí o por las posibilidades de desarrollo profesional que supuso, sino también porque esta maestría tiene un componente ético muy importante. La situación política y empresarial que hemos vivido en los últimos años en el país nos demuestra que desarrollar la ética desde las aulas es fundamental. El mensaje que me llevo es que necesitamos armarnos de todos los conocimientos posibles y desarrollar una base ética muy sólida para ser profesionales sostenibles en el tiempo.
¿El tema de la ética lo han visto en un curso en particular o es trasversal a varios cursos?
Lo hemos discutido en los diferentes cursos. Es un tema que se lleva a lo largo de todos los módulos, y no solo en un curso en particular. También se incide en la ética de manera muy especial en los cursos de finanzas y operaciones, pues es en estos temas en los que suele producirse el dolo con más frecuencia.
¿Qué te parecieron los cursos que llevaste, en general?
Los primeros cursos de operaciones y marketing fueron bastante retadores para mí porque mi formación es en Contabilidad y Administración ⎯tengo esas dos carreras⎯. En ese sentido, esos cursos significaron para mí abrir la mente a nuevos conocimientos y complementar esto que era nuevo para mí con mis conocimientos de contabilidad y finanzas. Fue una manera bonita de integrar lo que ya había aprendido con nuevos conocimientos. Y por el lado de finanzas y contabilidad, pude afianzar mis cimientos.
¿Qué te pareció la dinámica de las discusiones en clase?
Muy enriquecedora porque se conocen los diferentes puntos de vista de profesionales de distintas carreras. Claro que siempre hay cursos que fomentan más la comunicación que otros. En finanzas, por ejemplo, hay mucha estructura, orden o pautas que se deben seguir para llegar a la determinación de un modelo financiero, así que en este tema quizás la parte más enriquecedora se presenta una vez que conoces toda la teoría, cuando se pueden desarrollar los casos en grupo. Los temas de marketing, operaciones o economía, como tienen una perspectiva social, se prestan muy bien para el debate.
¿Qué te pareció novedoso en los estudios?
El MBA incluía un viaje a Silicon Valley, pero debido a la pandemia, evidentemente, no se pudo. Entonces llevamos un curso con el Tecnológico de Monterrey, dictado desde México. Vimos muchos temas de innovación y mejoras en procesos, lo que fue bastante didáctico, y los talleres incluyeron bastante trabajo en grupo.
¿Actualmente estás aplicando los conceptos aprendidos en el MBA en tu trabajo?
Sí. Soy la contadora central de una compañía cuyo alcance es internacional, específicamente, la contadora regional del grupo. El perfil de los contadores y financieros es bastante duro y a algunos les puede costar un poco sentarse con la otra parte a dialogar y resolver un problema. Si bien ya lo hacíamos en mi trabajo, la maestría me ha dado un valor agregado y las herramientas necesarias para, realmente, sentarme a escuchar, dialogar y hacer un trabajo en equipo, a través de una metodología ágil. Puede ser que de esta manera el resultado tarde un poco más en llegar, pero definitivamente será más duradero. Por otra parte, la maestría ha reforzado en mí la parte humana. He compartido con personas con diferentes experiencias laborales, distintas maneras de abordar las cosas, y eso te forma de una manera, te ejercita a ceder cuando es necesario y a negociar de una manera que no sea incómoda para las partes.
¿Te benefició de una manera concreta, profesionalmente hablando?
En el transcurso de la maestría, cambié de trabajo. Pasé de ser contadora local (solo en el Perú) a contadora regional. Ese fue un cambio que le agradezco a la maestría porque me dio la oportunidad de superarme profesionalmente. Asimismo, otro impacto positivo en mi carrera es el refuerzo de habilidades en contabilidad, así como el hecho de mejorar la escucha a las otras áreas. Además, para mí ha sido muy grato ver que varias personas se han superado a sí mismas. Yo las veo dominar temas de finanzas, que antes no sabían, y me sorprendo por lo provechosa que les ha resultado la maestría. Si sabes aprovechar la maestría, esta te disciplina en muchos aspectos, aparte de los valores que siembra. Te ayuda no solo a ser un buen profesional, sino una buena persona.