Uno de los legados más valiosos que le ha dejado la historia al Perú es su diversidad cultural, pero es también uno de nuestros principales retos. Como si fuesen piezas de diferentes rompecabezas, buscar unir las diferentes comunidades que conforman al país ha sido una labor de la que muchos han desistido, muy pocos han intentado y solo algunos han logrado. En ese contexto, una de las personas que apostó desde siempre por empujar el diálogo por la unión y la reconciliación es Sonaly Tuesta, creadora y conductora del programa Costumbres de TV Perú, y Personalidad Meritoria de la Cultura desde el 2015 por su trabajo documental en promoción de la cultura peruana. Ella es quien da vida al nuevo capítulo de Rostros del Bicentenario, serie documental elaborada por el Centro de Creación Audiovisual (Crea) de la Universidad de Lima.
Incomprendidos
No cabe duda de que cuando se vende el Perú al mundo, hablamos de toda esa diversidad cultural que viene viajando generación tras generación. Nuestra gastronomía, las danzas, los festivales, los templos famosos y las ciudadelas perdidas… todo es una herencia de las comunidades más antiguas. Como lo menciona Sonaly, “esta es nuestra principal característica”. Pero para ella no se trata solo de una estrategia de publicidad y marketing, sino de un pilar fundamental al debatir sobre las vías del desarrollo. “Si no estamos claros en el tema de la diversidad cultural, definitivamente no podremos avanzar correctamente”, menciona.
Lo cierto es que, en los últimos meses, desde que la campaña política terminó por separar al país en pequeñas islas, la discusión sobre lo cultural ha estado presente en el debate público y político, pero muy alejado de sus fundamentos. Para Sonaly, es triste ver cómo llegamos a confrontarnos por temas que ya han sido investigados y discutidos por expertos, tan solo para caer en palabras vacías que desconocen la realidad del país. “Un ejemplo es que nos pongamos a cuestionar si realmente el quechua es un idioma vivo, o si estamos creando todo este tema para fastidiar a los que no saben el idioma, cuando es una lengua vigente y hay muchísimos peruanos y peruanas que se comunican utilizándolo”, critica Sonaly. “No significa reconocer solamente el idioma como lengua, sino como toda una cosmovisión de vida de una población que también pertenece a tu país”, agrega. “Me preocupa eso porque veo que hay mucho cuestionamiento a otro tipo de realidades que podrían entenderse fácilmente”, menciona la conductora con un tono de impotencia. Para ella, la sociedad peruana se alimenta de una icónica paradoja:
“Nos sentimos orgullosos de tener tantas cosas maravillosas, pero, en el plano ciudadano, a esos sabedores de la costumbre que mantienen vivos los aspectos culturales, los tratamos como si fuesen ciudadanos de segunda, tercera o cuarta categoría. Siempre, pues, nuestra sociedad resulta completamente hipócrita”.
Como ella comenta, tenemos una actitud muy homogeneizadora, que busca reducir lo cultural “a lo que se diga que es lo correcto”.
Una cultura humana
Para Sonaly, la cultura no se puede describir como una serie de atuendos y monumentos arqueológicos. Tampoco se puede definir a través de nuestras expresiones o las riquezas naturales que guardamos en el Perú. Para ella, nacida en el Amazonas y viajera intensa que ha conectado con aquellos perdidos en el bosque selvático, “la diversidad cultural está en la gente”. “Hemos avanzado por toda una vida y hay muchas cosas de las que ahora todos nos sentimos orgullosos, que finalmente son producto de toda una labor y toda una sabiduría de muchas poblaciones”, añade. Y es justamente esta perspectiva la que permite alejarnos de la idea de cultura como si fuese un disfraz o una camiseta, y que, por el contrario, abre la puerta a entender que dejando olvidadas las costumbres, “dejamos de lado muchísimas de las cosas de las que estamos hechos”, enfatiza la conductora.
Además, permite valorar el esfuerzo humano al que deberíamos agradecer por mantener vivas nuestras tradiciones que hoy no solo nos llenan de orgullo, sino que incluso son parte hasta de nuestra economía. Como lo explica Sonaly, la razón por la cual podemos decir que tenemos tantas variedades de quinua no es por simple suerte, “sino porque un grupo de gente las ha cuidado y ha hecho que estas variedades se mantengan en el tiempo”. Lo mismo sucede con los monumentos arqueológicos, los cuales no tendrían mayor importancia si no significaran algo para un grupo de gente, “que hace que ese monumento no sea parte del pasado, sino parte del presente”, explica.
Sin las personas que han aceptado seguir en esta maratón generacional, manteniendo vivas tantas tradiciones, el Perú hubiera crecido siendo un país muy diferente. Y completa Sonaly:
“Son guardianes, son sabedores, que nos están dando siempre de su sabiduría, y a veces nosotros, en lo cotidiano, desmerecemos cualquier actitud ciudadana de esas personas porque no los entendemos… Si bien hay que reconocer nuestra diversidad cultural, en el plano ciudadano todos somos iguales. Y hay que hacer que toda esa democracia sea tangible. Porque si no se da en lo cotidiano, seguiremos con el mismo curso de toda la vida”.
Lamentablemente, estamos muy lejanos de consolidar una idea de nación que nos una a todos, guardando nuestras diferencias, pero siempre como iguales. Sonaly relata que su camino está lleno de retos, y no es “fácil ni rentable. Pero, a pesar de todo, es una vocación natural que he ido encontrando a lo largo del tiempo y finalmente ha hecho que ese sea el espacio o el lugar donde yo quiero estar”, explica. Gracias a su inmensa labor, ha tenido la oportunidad de conocer muchas comunidades y aprender de todas. “Quizás no lo saben, pero ellas han hecho de mí una mejor persona. Y estoy orgullosa de eso”, agrega la conductora. Para ella, los personajes de las historias que cuenta en Costumbres “son parte de mi vida”, finaliza alegremente.