Óscar Quezada Macchiavello, rector de la Universidad de Lima, fue el expositor de la tertulia académica organizada el 27 de mayo por la Academia Nacional de Medicina para tratar el tema “Construcción de la ciudadanía”. En este evento cultural, que cuenta con 12 años de creación como espacio de reflexión de asuntos sociales, Óscar Quezada, filósofo y semiólogo, señaló que el tema abordado es un asunto urgente a tratar en el contexto de crisis de valores que caracteriza al mundo y, en especial, al Perú.
En su exposición, hizo una breve reflexión sobre los “constructores” y los “destructores” de ciudadanía, y comentó que en nuestro país estos últimos son la mayoría y que en sus acciones llevan ventaja a los primeros. Agregó que de ambos casos se derivan los “indiferentes”, quienes si bien no destruyen no hacen nada para colaborar con su construcción, o quienes si bien no construyen no hacen nada para evitar su destrucción. El rector acotó:
“Estamos en un mundo que delega a las instituciones educativas formales una tarea que las excede o que bien observa impasiblemente la destrucción de los valores que dan calidad a la vida. Sea como fuere, el proceso fundamental de construcción de la ciudadanía se llama educación, y no debe estar vinculada solo a sus aparatos formales”.
Quezada añadió que, en las sociedades animales, dominadas por el instinto, cada regulación impuesta por la naturaleza es necesaria para la supervivencia de la especie, mientras que, en las sociedades humanas, dominadas por la inteligencia racional, una sola cosa es natural: la necesidad de reglas. No obstante, el ser humano encuentra siempre una resistencia en sí mismo, lo que en semiótica se denomina “la tensión entre deber y querer”.
El rector realizó un ensayo educativo en el que resaltó que el problema educativo del entrenamiento para la vida de algunos países como el nuestro no reside en la mala enseñanza de las ciencias sino de la moral, la ética, la ciudadanía política y los valores humanos. En ese sentido, se refirió al programa de conciencia ética implantado en la Universidad de Lima, consecuente con nuestra misión. Apuntó que el Plan Ético Ulima desarrolla una serie de actividades durante la formación del estudiante para formar profesionales creativos y ciudadanos autónomos reconocidos por sus méritos y comprometidos con el bienestar de la sociedad. El punto de partida del programa es la asignatura de Ética Cívica y su punto de llegada es la de Ética Profesional, o Deontología, que varía de acuerdo a cada carrera.
Detalló que existen tres dimensiones éticas que deben hacer de esta un asunto de sintonía social y de inteligencia colectiva: la personal o privada, basada en la virtud y que nace en la familia; la social o pública, basada en la justicia; y la de la especie humana o global, basada en la paz, la dignidad, la fraternidad humana y la sostenibilidad planetaria. Añadió que, lamentablemente, la memoria común en Latinoamérica y el Perú es la desconfianza sistémica y la cultura de la transgresión. En ese sentido, destacó que nuestro Centro de Sostenibilidad (Responde Ulima) impulsa acciones de responsabilidad social, responsabilidad ambiental y responsabilidad de gobierno corporativo.
Para finalizar, señaló que en la conciencia de un ciudadano pleno debe haber tres focos que siempre deben estar encendidos y aprendidos: la cultura de paz, el estado de derecho y la República.