Música por la educación y como celebración de la vida

El martes 24 de marzo la Universidad de Lima inauguró, en el Auditorio ZUM, su temporada anual de conciertos y actividades culturales. Para tal ocasión, la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Lima estrenó en Sudamérica la pieza sinfónica Alas (a Malala), del maestro mexicano Arturo Márquez, quien estuvo presente entre el público asistente. Otra figura importante durante la velada fue el director de orquesta mexicano Eduardo García-Barrios, director fundador de la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Lima en 1998. Lo acompañaron sobre el escenario el Coro Nacional de Niños y el Coro Nacional del Perú, la solista Magaly Aguirre, el reconocido barítono Xavier Fernández Santa María y el cantante lírico Álvaro López Risso, quienes interpretaron la famosa cantata Carmina Burana, de Carl Orff.

Buena vida, buena música, buena educación

Antes de empezar con el programa musical, el rector de la Universidad de Lima, Óscar Quezada Macchiavello, compartió algunas palabras con los asistentes. En primer lugar, afirmó que las dos obras se conjugaban porque tenían algo que decir sobre el sentido de la vida. Sobre Alas (a Malala) comentó:

“Es un canto que proclama el derecho universal a la educación, en particular a la educación de niños y de niñas de la tierra. Conocemos a Malala Yousafzai, quien obtuvo el Premio Nobel de la Paz en el año 2014, precisamente por su lucha para que los niños y las niñas de todo el mundo tengan acceso a una educación de calidad. Así que cómo, desde una institución de educación superior, no íbamos a recoger el valor de este gesto y difundirlo”.

Sobre los Carmina Burana, el rector dijo que se trata de una obra muy vibrante, una celebración y afirmación de la vida que desafiaba las convenciones y retaba a los poderes dominantes. Y agregó:

“En este concierto estamos recogiendo el derecho universal a la educación, por un lado, y la celebración de la vida por el otro. Educación y vida son valores simultáneos. No hay vida sin educación, no hay educación sin vida; la buena vida tiene que ver con la buena educación, y eso es lo que hay que celebrar en este concierto que tiene una carga simbólica muy fuerte”.

Dándole alas a la igualdad 

Antes de comenzar a dirigir a la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Lima y al Coro Nacional de Niños, Eduardo García-Barrios tomó la palabra para recordar que en México varias agrupaciones musicales comunitarias están realizando un esfuerzo muy grande por llevar la música a muchos rincones que antes no tenían acceso a esa forma de crecimiento. “Arturo Márquez es, además de un gran compositor, el director de una agrupación musical comunitaria de un pequeño pueblo en el estado de Morelos, y hace un año y medio preparó una obra que buscaba convertirse en un símbolo del trabajo que se viene realizando”, dijo respecto de Alas (a Malala).

Minutos antes del concierto, el maestro Márquez se había referido a la concepción de la pieza musical:

“El maestro Eduardo García-Barrios, ahora director de Fomento Musical, una institución dedicada a promover orquestas, bandas y coros de niños y jóvenes, me encargó la composición. Él recién estaba empezando con esta labor y me encomendó una obra que precisamente tuviera que ver con los niños, con los jóvenes, con la educación; que tuviera que ver con todo este movimiento que estamos apoyando y guarda relación con las agrupaciones musicales comunitarias. Ya algunos años antes yo había hecho planes con mi hija de preparar alguna obra sobre los derechos de los niños. Entonces retomé el tema y le hablé. Se puso a trabajar inmediatamente y su propuesta fue crear una obra sobre Malala, pues ya sabíamos de su labor y de la lucha que ha sostenido por muchos años. A su corta edad ya contaba con una gran voz en el mundo, enfocada en la lucha por la educación. Mi hija escribió las décimas y yo me encargué de componer la música. Es una especie de cumbia profana que pueden cantar y tocar niños en tres niveles: los más experimentados, los de nivel medio y los que recién comienzan”.

De vuelta a casa 

Segundos antes de la interpretación de Carmina Burana, del compositor alemán Carl Orff, Eduardo García-Barrios se tomó un instante para confesar que el hecho de fundar la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Lima, hace 17 años, había cambiado su vida profundamente: ahora el Perú era parte de él. Sobre la cantata Carmina Burana dijo que “es una obra clásica, espectacular, muy divertida, llena de contrastes y de ideas pícaras, de relación con la naturaleza y el amor, con lo espiritual y lo carnal. Es siempre una obra de gran frescura y de una gran potencia”. Y acerca de las sensaciones que se experimentan sobre el escenario, compartió que existe “un nivel de improvisación y la idea de estar creando la obra en ese momento, que es lo que se busca. Algo vivo, nuevo e inesperado”. Finalmente, admitió que el objetivo de la noche consistía en conectar con los asistentes, transmitir aquellas emociones que ellos como músicos y artistas sentían. Los aplausos finales, que se prolongaron durante varios minutos, demostraron que lo habían logrado.

Alumnos para el maestro

Ese martes 24 de marzo había empezado con una cita muy especial para Arturo Márquez, considerado uno de los compositores más relevantes de su generación. El mexicano visitó el Conservatorio Nacional de Música para ofrecer la conferencia “Música con justicia y dignidad”. Título que, como compartió ante la mirada atenta de varios estudiantes de esta institución, había tomado prestado, en cierta medida, del poeta mexicano Javier Sicilia, quien perdió a su hijo el 28 de marzo de 2011, víctima de la ola de violencia que se vive en el país del norte. Como parte de su duelo, y a manera de protesta, el poeta formó el Movimiento por la Justicia y la Dignidad. “Analizando mis obras, veo que están encaminadas hacia eso. Además de la búsqueda musical, están hablando de esa música de la justicia y la dignidad humana”, dijo Márquez. El maestro llevó a cabo un recorrido por su vida, refiriéndose a su vocación, su amplia trayectoria artística, sus obras —reprodujo varios fragmentos de algunas composiciones— y su proceso de creación, que surge de un deliberado interés por fusionar la música popular con la música académica.