El legado de la Generación del 50

Organizado por la Universidad de Lima y la Cátedra Vargas Llosa, se llevó a cabo en nuestro Auditorio Central el coloquio de literatura “Huellas de la Generación del 50”, cuyo desarrollo se dividió en tres secciones.

En la primera mesa, el escritor Jorge Eduardo Benavides destacó la aproximación de los narradores de esta generación a los conflictos del mundo urbano marginal, y el crítico Ricardo González Vigil precisó que el legado narrativo de autores como Julio Ramón Ribeyro o Mario Vargas Llosa ha sido más decisivo que el influjo de la poesía de esa época —cuya altísima calidad lírica está fuera de discusión—, ya que antes de esos trabajos ya existían voces poéticas consolidadas, como las de César Vallejo o José María Eguren.

En tanto, Harry Belevan-McBride, director ejecutivo del Instituto Raúl Porras Barrenechea, se refirió a la relevancia del ensayo Lima la horrible, de Sebastián Salazar Bondy, aunque agregó que el tiempo no ha dado la razón a las ideas de este autor, ya que en la Lima actual se aprecia que los provincianos se han adaptado a la capital mediante el bienestar material, además de otros medios, y no a través de la lucha armada prevista por Salazar Bondy. Por su parte, Marco Martos, presidente de la Academia Peruana de la Lengua, resaltó que el fin de la Segunda Guerra Mundial y el golpe militar del general Manuel A. Odría marcaron profundamente a los integrantes de la Generación del 50.

En la segunda mesa, el escritor Fernando Ampuero opinó que la calidad de los narradores mencionados es tal que incluso ha intimidado a los escritores de épocas posteriores; el escritor Alonso Cueto manifestó que las oleadas de migraciones a la capital por fin eran reflejadas en la literatura peruana, y la poeta Giovanna Pollarolo aseveró que más de una obra de la Generación del 50 está en sintonía con la urbe y con los tiempos modernos, en contraste con los trabajos anteriores a esta generación, que exhiben un lenguaje de difícil comprensión para los lectores de hoy.

En la tercera mesa, la dramaturga Sara Joffré recordó a Sebastián Salazar Bondy como un gran promotor cultural, el escritor Miguel Gutiérrez subrayó la calidad poética de Alejandro Romualdo y el impacto de la aparición de La ciudad y los perros, y el poeta Carlos Germán Belli valoró el talento y la extraordinaria disciplina de Mario Vargas Llosa para escribir en un país tan complicado como el Perú antes de su partida a Europa. Asimismo, se proyectó un video en el que el pintor Fernando de Szyszlo rememoró el surgimiento de la Generación del 50 y la estadía de un grupo de intelectuales peruanos en París, donde se contactaron con las actividades culturales del primer mundo y supieron revalorar las manifestaciones precolombinas de Latinoamérica.