Un equipo de investigadores presentó el resultado del estudio “El cinismo político y su relación con la confianza en las instituciones en el Perú en un contexto de lucha contra la corrupción”, que busca entender cuál es la percepción de los peruanos con respecto a los tres poderes del Estado y su relación con actitudes políticas preexistentes, sobre todo con el cinismo político. La investigación tiene un particular interés para entender el comportamiento del votante en las próximas elecciones generales en abril de 2021. La ponencia virtual se realizó como parte del 2020 International Society of Political Psychology (ISPP) Virtual Meeting, que se llevó a cabo del 14 al 16 de julio.
La presentación estuvo a cargo de Hernán Chaparro, investigador del Instituto de Investigación Científica (IDIC) de la Universidad de Lima; Agustín Espinosa, investigador de la PUCP; y Laura Amaya, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), quienes se plantearon dos objetivos: por un lado, identificar y describir las dimensiones de cinismo político en una muestra representativa del país, y por otro, describir la relación entre las diferentes dimensiones de cinismo político y la confianza en las instituciones.
La investigación se basó en dos estudios posteriores a las elecciones generales de 2016. El primero se llevó a cabo en febrero de 2017 y el segundo en diciembre de 2018, nueve meses después de que Martín Vizcarra asumiera la presidencia de la República tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski. En el primer caso se realizó un análisis factorial exploratorio y se identificaron cuatro dimensiones, las dos primeras más conocidas y otras dos que aportan una nueva mirada al estudio de cinismo político. Estas fueron:
- Desconfianza política: donde tanto los políticos como las instituciones y el conjunto del sistema son vistos como corruptos.
- Desesperanza política: la percepción de que lo que se opina o se haga no cambiará la política. Normalmente está asociada con bajos niveles de participación política.
- Activismo político: contrario al anterior, identifica el interés por cambiar la situación.
- Laxitud moral política: es la tolerancia a la corrupción, pero siempre y cuando signifique algún tipo de beneficio personal.
El análisis de ambos estudios reveló que la desconfianza política tiene una alta correlación con las otras dimensiones, salvo la laxitud moral, con la cual tiene una relación indirecta, a través de la desesperanza política. Aparentemente, solo cuando la desesperanza se suma a la desconfianza, la respuesta de laxitud moral se manifiesta. Asimismo, el activismo político mostró estar relacionado tanto con la dimensión de desconfianza como con la desesperanza. La laxitud moral y el activismo serían dos respuestas opuestas a la desconfianza y desesperanza.
Otro resultado encontrado en ambos estudios fue que la desaprobación de las acciones del Ejecutivo es más elevada entre las personas con mayores niveles de desconfianza en la política. Más allá de lo que se haga, los que más desconfían tienden a evaluar con mayor negatividad lo que se ejecuta. Otro resultado interesante fue que entre las personas que aprobaban la acción del Congreso de entonces, la laxitud moral era mayor. Esto podría estar vinculado con la composición del Parlamento que luego fue disuelto.
En términos generales, el estudio muestra que la escala de cinismo político puede tener un mayor poder explicativo al incluir el activismo político y la laxitud moral como dimensiones vinculadas de una u otra manera con la desconfianza y la desesperanza. En particular, incluir la laxitud moral como parte del cinismo político permite entender comportamientos ya vistos en el país, donde un sector de la población apoya a alcaldes que muestran obras pero que están vinculados a diversos actos de corrupción o partidos donde los cuestionamientos éticos se buscan compensar con logros en otras áreas de gobierno.