Julio César Mateus
Responsable del Grupo de Investigación en Comunicación y Educación del IDIC e investigador del IDIC
Perfil CRIS Ulima
La crisis sanitaria nos ha recordado una verdad de Perogrullo: los medios de comunicación tienen un rol educativo. Incluso lo dice la Constitución, aunque esto sirva de poco para muchos. Lo cierto es que los medios incumplen esa obligación, la desconocen o sienten que los ciudadanos hemos claudicado en nuestra demanda por un sistema de medios de calidad. Se sienten cómodos ante la casi nula presión social y no ha existido un liderazgo político que los oriente a responsabilizarse. Debieron sumarse a Aprendo en Casa cuando pudieron, pero prefirieron seguir con su negocio. Inmejorable muestra del estado de las cosas.
Cuando encendimos la tele o la radio con nuestros hijos confiando encontrar alguna cosa de calidad en estos meses de encierro, volvimos desesperados al mismo debate estéril de si los medios pueden educar realmente.
Lo cierto es que los medios educan más allá de su propósito. No educan solo cuando imitan una clase escolar, o sea, cuando parece que educan. Impactan de modos más sutiles y, en consecuencia, más peligrosos. Por ejemplo, cuando la publicidad vincula la belleza con un estereotipo de cuerpos esbeltos y blancos; o cuando ciertos noticieros se refieren a los “pobladores” de Los Olivos y a los “ciudadanos” de San Isidro. También cuando practican el popular deporte editorial de juzgar a partir de una sola versión de los hechos.
Felizmente, también hay ejemplos buenos, como cuando desencadenan preguntas sobre temas no cubiertos por el colegio y nos obligan a poner sobre la mesa asuntos que preferimos omitir.
No es que los medios operen imponiendo creencias o conductas, como se creía a mitad del siglo anterior, cuando se decía que los medios “inoculaban” ideas a la gente. Pero sí lo hacen a partir de agendas subalternas, miradas sesgadas y excluyentes, o cuando propalan información falsa que nos lleve a construir una percepción parcial de la realidad o a tomar decisiones perjudiciales.
Por eso decimos que no basta con discutir regulaciones sobre los medios —que es importante—, sino que urge prepararnos desde la escuela para conocerlos, analizar críticamente sus contenidos y demandar contenidos mejores. Los medios inciden en nuestra comprensión del mundo porque son elementos centrales de nuestra cultura. Nuestra percepción no es ajena a los medios y los medios son todo menos neutrales. Es así como deberíamos abordarlos desde la casa-escuela.
Consumidores que proteger y productores que empoderar
Desde hace una década, la discusión ya no pasa solo por los contenidos de los medios, sino también por lo que producimos y circulamos a través de ellos.
Hace rato dejamos de ser receptores pasivos de información a quienes solo cuidar. Sí, son importantes las normas que atiendan el horario de protección a menores de edad o que promuevan producciones inteligentes, pero la lógica unidireccional emisor-receptor se ha transformado. Las plataformas virtuales como WhatsApp, Twitter o TikTok nos confirman en el rol de productores de contenidos (y de paso alimentan jugosas bases de datos a costa nuestra).
Así, la relación entre la educación y los medios de comunicación no debe limitarse a concebirlos solo como aquellos masivos o tradicionales. El ecosistema mediático integra también a las tecnologías de información y comunicación (TIC): celulares, tabletas, computadoras; y con ellas, a los programas informáticos, aplicaciones interactivas y videojuegos que son parte de este.
Hoy no extraña que tengamos estudiantes influencers que llegan a sus miles de seguidores con ideas o publicidad de productos con solo activar el teléfono. ¿Comprenden su rol social esos jóvenes? ¿Conocen sus derechos y obligaciones? (1)
La propuesta de UNESCO: alfabetizar en medios
La UNESCO (s. f.) promueve desde hace décadas la alfabetización mediática como respuesta integral a este fenómeno. En simple, consiste en desarrollar capacidades para relacionarnos crítica y creativamente con ese ecosistema del que forman parte todos los medios, viejos y nuevos, digitales y analógicos.
El objetivo es formar ciudadanos que se apropien de estos medios, pues el ejercicio de nuestros derechos de información, expresión y opinión depende directamente del desarrollo de estas capacidades. Como afirmó Moez Chakchouk, subdirector general de Comunicación e Información de la UNESCO, las capacidades mediáticas
“[...] son esenciales para enfrentar los desafíos contemporáneos de desinformación, discurso de odio y extremismo violento [y] son igualmente importantes para construir sociedades inclusivas y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible” (UNESCO, 2019, p. 5).
El reto, entonces, es educar sobre los medios y no solo educar con ellos. Es decir, convertirlos en objetos de estudio y reflexión sin limitarlos al papel de instrumentos o técnicas que nos sirven para transmitir o dar clases a distancia.
Usar un PowerPoint o ver un video de YouTube a secas no es alfabetizar mediáticamente. Eso es usar una tecnología educativa, que es diferente. En cambio, aprovechar la oportunidad de trabajar con medios para discutir sobre cómo funciona el lenguaje audiovisual o enseñar los pasos para producir un video son acciones concretas que nos acercan más a la idea que propugna la UNESCO.
Para adquirir capacidades mediáticas tenemos que conocer, al menos de forma básica, cómo funciona el medio, qué códigos, técnicas y lenguajes utiliza, cómo se financia o cuál es su modelo de negocio, a qué normas legales está sujeto o cómo impacta en las personas. No podemos desatender cuestiones que atraviesan las tecnologías con las que interactuamos gran parte del día.
¿Cómo trabajar esto en el Perú?
En el Perú son contadas las organizaciones que incluyen la alfabetización mediática en su agenda educativa. Se habla más de lo digital (que es un concepto con mejor prensa), pero solo desde un plano instrumental. De nuevo, aprender a manipular un software o a instalar una aplicación en el celular no asegura la formación crítica.
En el ámbito privado, existen pocos proyectos y experiencias; y en el público, el Consejo Consultivo de Radio y Televisión (Concortv) es un actor solitario en la promoción de la educación mediática.
Con un Proyecto Educativo Nacional al 2036 surge la oportunidad de integrar estas ideas. El Ministerio de Educación puede asumir un liderazgo que articule y promueva iniciativas en esta línea. Es sano mirar casos como Finlandia o Francia, que trabajan de forma integrada la producción de contenidos educativos desde distintas instancias, incluyendo la industria de medios y las escuelas, junto con la formación docente, imprescindible para garantizar la continuidad del enfoque de alfabetización mediática.
Asimismo, esta mirada debe atender la diversidad del país. Las niñas, los niños y los adolescentes deben ser capaces de reconocerse o reconocer en los contenidos de los medios su realidad, su sensibilidad y sus intereses; poder conectarse en lo emocional y sentirse parte de aquello que se enseña. Esta mirada también debe superar el sistema centralista de medios, aprovechar que las regiones cuentan con productoras de contenidos digitales, audiovisuales, desarrolladores de aplicaciones y agencias de publicidad para pensar un sistema nacional de alfabetización mediática. Un sistema del que también sean parte las bibliotecas públicas y los centros culturales, actores educativos usualmente desatendidos.
Promover la alfabetización en medios es una forma concreta de hacer y no solo de seguir diciendo que los medios educan. Es la mejor forma de darle sentido a la idea postergada de los medios que educan, que, de tanto manida, hoy nos suena cómica.
Citar esta entrada de blog (APA, 7.a edición) Mateus, J.-C. (7 de septiembre de 2020). La urgencia de educar sobre medios. Scientia et Praxis: Un blog sobre investigación científica y sus aplicaciones. https://www.ulima.edu.pe/idic/blog/educar-sobre-medios |
Nota
(1) Actualmente, con la profesora Laura León estamos trabajando un tema relacionado en el proyecto de investigación “Youtubers e instagrammers: prácticas culturales y ciudadanas de los jóvenes limeños”. Más información en el CRIS Ulima.
Referencias
UNESCO. (2019). Belgrade recommendations on draft global standards for media and information literacy curricula guidelines.
UNESCO. (s. f.). Mil Clicks.
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