En el Auditorio S se presentó el libro Historia de los pueblos de indios de Cusco y Apurímac, de los arquitectos argentinos Graciela María Viñuales y Ramón Gutiérrez, y publicado por el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (Cedodal) y el Fondo Editorial de la Universidad de Lima. Los comentarios estuvieron a cargo de los arquitectos Pedro Belaunde y Luis Villacorta. También asistieron a la actividad el doctor Óscar Quezada, rector de la Universidad de Lima, y Darío Pedro Alessandro, embajador de la República Argentina en el Perú.
Resultado de una investigación histórica iniciada en 1974, y que duró cuatro décadas, el libro ofrece información sobre el origen y la evolución de los pueblos cusqueños y apurimeños con referencia a sus aspectos urbanísticos y arquitectónicos más destacados; asimismo, se analizan las edificaciones de carácter religioso y los elementos complementarios del equipamiento ritual instalados en las localidades, mostrando situaciones muy propias de las formas de sacralización de los espacios externos de las poblaciones recorridas.
Belaunde elogió la variedad de fuentes consultadas para dar forma al libro, lo que pone de manifiesto el rigor del trabajo emprendido por Viñuales y Gutiérrez. Entre ellas figuran las bibliotecas de iglesias y parroquias, el Archivo Arzobispal del Cusco, el Archivo General de Indias de Sevilla, archivos privados, el Centro Bartolomé de las Casas, imágenes satelitales, etcétera. Además, Belaunde resaltó que esta obra también se explaya sobre la evolución de los pueblos andinos en campos relacionados con la religión, la economía, la realidad social, entre otros.
Por su parte, Villacorta comentó: “Este libro es fundamental para conocer la traza de los pueblos, sus logros arquitectónicos y artísticos, y nos permite ser conscientes de la realidad en la que vivimos y del origen del que provenimos”.
Luego Villacorta expuso cómo el pensamiento escolástico aún vigente en el siglo XVI fue capital para la fundación y organización de los pueblos andinos. Al respecto, apuntó que Santo Tomás de Aquino y Aristóteles eran dos pensadores muy influyentes en la época, y que precisamente este último sugería la práctica de la virtud en comunidad —es decir, la “vida política” o en la ciudad— para alcanzar la felicidad. El estudioso agregó que la virtud es el punto medio entre dos extremos y que esta premisa incidía en la conformación de los pueblos y las ciudades, que nunca eran exageradamente grandes o pequeñas.
En tanto, Gutiérrez señaló que los pueblos andinos no son meras réplicas en una pequeña escala de las ciudades españolas o del Occidente, ya que sus construcciones evidencian la influencia de la cosmovisión andina que incluye el mundo de arriba, el mundo de abajo y el mundo para los hombres, animales y plantas.
Finalmente, Viñuales explicó las características de una serie de imágenes que se iban proyectando, y que la portada del libro no muestra un plano típico de una iglesia o construcción religiosa, sino el plano de una cárcel ubicada en la localidad de Palcaro. Viñuales añadió que esta imagen es uno de los tantos hallazgos considerados en el libro.