La extensa obra del artista gráfico argentino Joaquín Salvador Lavado, Quino, es abordada desde la semiótica por el rector de la Universidad de Lima, Óscar Quezada, en su más reciente libro: Mundo Mezquino. Arte semiótico filosófico.
Esta nueva publicación fue presentada el 1 de junio en la librería El Virrey de Miraflores en compañía de los semiólogos y docentes Celia Rubina y Santiago López Maguiña, y del también docente y psicoanalista Julio Hevia.
Según Rubina, Quezada se adscribe a una larga tradición de semiólogos interesados en el lenguaje de la historieta, como Daniele Barbieri, Jean-Marie Floch o Joseph Courtés. Consideró, además, que el análisis que hace el rector es amplio y aborda en toda su dimensión la historieta y su estética. “Óscar logra una hazaña: añade al deleite del humor de Quino el goce de su propio intelecto”, sentenció.
“Mundo Mezquino es un laboratorio de análisis semiótico, donde se experimentan y ponen a prueba diferentes modelos e hipótesis”, dijo López Maguiña, intentando definir el libro. “En la obra se trata de constatar hasta dónde llega el alcance interpretativo y analítico de los últimos avances de la semiótica”, añadió, por lo que consideró que este trabajo deja en evidencia la permanente actividad intelectual de Quezada.
Por su parte, Julio Hevia reparó en que “este monumental análisis sería imposible si es que Óscar no fuera amigo de la risa”. Asimismo, opinó que “asomarse al índice de Mundo Mezquino es asomarse a todas las ventanas que Quezada abre y airea y confirmar que la teoría es también un espectáculo de otro espectáculo”.
Entre las cosas que lo cautivaron de la obra de Quino, Quezada mencionó su “evolución creadora, que trasciende a Mafalda”, su “tono pesimista que no llega a ser amargo” y su preferencia por la cotidianeidad, “la rutina que es cortada por el evento cómico”. “Yo creo que los dos practicamos el arte semiosófico”, señaló. Esto porque “Quino lo pone en práctica con su humor crítico y cítrico, que grafica y gratifica, y yo me divierto en el análisis, pero también medito y reflexiono en la interpretación”.
Finalmente, el rector mencionó a quiénes está dedicado su libro: a Desiderio Blanco, su maestro, y, fundamentalmente, a sus estudiantes a lo largo de todos sus años de docencia.