El psicoanálisis lacaniano explora el significado de ser mujer desde diferentes puntos de vista, en sus diversos roles y singuralidades, así como las razones de la violencia contra las mujeres, a través del libro Lacan y algunos feminismos. Una introducción para un diálogo por venir.
Este trabajo es una publicación del Fondo Editorial de la Universidad de Lima, escrito por Enrique Delgado, docente de la Carrera de Psicología y asociado de la Nueva Escuela Lacaniana de Lima. El texto puede ser adquirido en la librería Libun.
¿Cuál es el tema principal de Lacan y algunos feminismos. Una introducción para un diálogo por venir?
A través del libro, he buscado promover un diálogo entre los campos heterogéneos del psicoanálisis y los feminismos, partiendo del psicoanálisis lacaniano como lugar de enunciación. Para ello, se desarrollan algunas de las principales relaciones que se pueden establecer entre el psicoanálisis lacaniano y los planteamientos de algunos feminismos, especialmente aquellos que desnaturalizan o desesencializan categorías como mujer, varón o sexo. Se trata de categorías que solemos dar por sentadas, pero que los desarrollos teóricos del feminismo y del psicoanálisis (cada uno a su modo y con sus respectivos énfasis) han contribuido a complejizar.
¿Cuáles son las respuestas que ofrece este libro en torno al feminismo?
Más que respuestas concretas, en el libro se exploran e interrogan posibles puntos de relación —desde sus diferencias— entre algunos desarrollos teóricos feministas y su proyecto de emancipación con los planteamientos del psicoanálisis lacaniano. En este camino, retomamos algunos de los planteamientos formulados por Freud que han sido seguidos, objetados y revisados tanto desde el feminismo como desde el psicoanálisis.
¿Qué planteamientos, por ejemplo?
Por ejemplo, diversos desarrollos feministas han cuestionado que exista una relación necesaria entre ser mujer y la maternidad, que ser madre y esposa no es un destino debido de toda mujer y que considerarlo de ese modo —y no como un camino que se puede seguir entre otros posibles— responde a estructuras de dominación. En la línea de esta crítica, numerosas autoras feministas han cuestionado los planteamientos freudianos que, simplificando mucho, tenían como telón de fondo dicha relación necesaria entre mujer y maternidad, como se evidencia a través del complejo de Edipo femenino. Y esta crítica formulada desde los feminismos puede ser puesta en relación con los planteamientos lacanianos que, desde su especificidad y partiendo de Freud, cuestionan a la vez lo que hay de cuestionable en la obra del mismo; en este caso, la soldadura entre devenir psíquicamente mujer y devenir madre. La reconceptualización que, en clave estructural, Lacan realiza del Edipo freudiano apunta en esa dirección. A la vez, permite acercarse a los avatares de la estructuración psíquica más allá de concepciones unívocas de familia (padre-madre-hijos), lo cual resulta muy pertinente en un tiempo como el nuestro en el que reconocemos y respetamos más de un tipo de familia, así como la posibilidad de que mujeres y varones ejerzan roles y funciones más allá de lo que tradicionalmente se ha permitido y estimulado. En este y muchos otros sentidos, Lacan es un pensador para el siglo XXI. En el libro desarrollo de manera introductoria otros puntos de relación entre lo teorizado por el psicoanálisis lacaniano y temáticas de interés para la teorización feminista, como las violencias feminicidas, la ideología, el capitalismo, entre otras.
Desde el punto de vista del psicoanálisis lacaniano, ¿qué significa ser mujer?
Desde el psicoanálisis lacaniano se propone que no es posible explicar de manera general qué significa ser mujer. Si bien lo que significa ser mujer para cada mujer tiene relación con tramas discursivas prescriptivas y proscriptivas (“ser bella”, “ser madre”, “ser profesional”, “ser autónoma”, “ser empoderada”, “no ser mandada”, “no ser promiscua”, etcétera), al mismo tiempo no se agota en ellas. El psicoanálisis lacaniano insiste en la singularidad, la cual excede incluso lo que es posible reconocer conscientemente y expresar en palabras. Es decir, una singularidad atravesada por aspectos inconscientes y pulsionales. Pero más allá de discusiones exegéticas sobre la obra lacaniana, nos ha parecido importante ponerla en relación con las teorizaciones feministas. La pregunta ¿qué significa ser mujer? ha sido, precisamente, formulada de manera insistente en la teorización feminista, y las diferentes respuestas han tenido y tienen numerosas implicancias políticas. De allí que el sujeto político del feminismo haya sido y sea materia permanente de controversia. Así, para algunas perspectivas, una mujer trans no es mujer, y para otras sí. En el marco de estas discusiones, algunas autoras feministas han apelado a algunos planteamientos lacanianos y otras los han criticado y combatido.
¿Qué significa ser mujer en el Perú de hoy?
En la línea de lo que venimos conversando, creo que esta es una pregunta que corresponde ser respondida por las propias mujeres de manera singular. Una por una. Señalar esto no implica desconocer todas las dificultades que, en términos de desarrollo humano, muchas mujeres en nuestro país tienen para vivir la vida que desean y tienen razones para valorar.
¿Qué origina y qué motiva la violencia contra las mujeres?
Se trata de una pregunta inmensa y compleja. Intentar responder a ella solo es posible si se toma en cuenta un abordaje interdisciplinario. Las diferentes disciplinas que se han acercado a esta problemática consideran un conjunto de factores interrelacionados de forma compleja que pueden ubicarse, explícita o implícitamente, considerando diferentes niveles ecológicos. Así tendríamos factores relacionados con niveles macrosociales (machismo, cultura de violación, etcétera), los entornos comunitarios, familiares, así como características de los individuos (psicológicas, biológicas, historia familiar y relacional, etcétera). En nuestro medio, el libro editado por Wilson Hernández, Violencias contra las mujeres. La necesidad de un doble plural, muestra con claridad la importancia de esta aproximación interdisciplinaria y los diferentes factores que se deben tomar en cuenta para responder a su pregunta.
¿Cuál sería la explicación desde el punto de vista lacaniano?
El acercamiento del psicoanálisis lacaniano enfatiza, por su parte, los aspectos inconscientes y pulsionales involucrados en el fenómeno, entendiendo que cada sujeto es una mezcla de otredad, es decir, impensable si no se toma en cuenta la trama discursiva de la que forma parte; pero, al mismo tiempo, irreductible a ella. El sujeto no es copia ni calco de lo social aun cuando en ello (creencias, valoraciones, prácticas, ritos, relaciones) se constituye. Por ello, el acercamiento del psicoanálisis lacaniano a las violencias contra las mujeres toma en cuenta, a la vez, aquello que en los sistemas simbólicos resulta insuficiente para tramitar la agresividad y lo diferente, así como aquello que el propio sujeto no puede tramitar de sí mismo. En esta línea, sin desconocer la especificad de cada persona y situación, se plantea que en el acto violento contra una mujer el sujeto masculino golpea, también, algo de sí mismo que no ha podido simbolizar. Se trata, en sentido estricto, de un acto de impotencia, de rechazo a la alteridad radical que habita en cada sujeto; rechazo que, de diversas formas, es promovido también por el régimen discursivo en el que nos encontramos. De allí la apuesta del psicoanálisis por la palabra, no por cualquier palabra, sino por una palabra plena, verdadera, que acoja lo diferente, que admita lo indecible.
¿Qué necesitaría conquistar la mujer para frenar esta violencia?
Como comentábamos antes, detrás de las violencias contra las mujeres existen diversos factores interrelacionados que pueden ser agrupados en diferentes niveles ecológicos. Frenar las violencias requiere intervenir en cada uno de estos niveles y factores, lo cual incluye ámbitos como las políticas y los servicios educativos, las políticas y los servicios de salud, la legislación y la supervisión laboral, los servicios y los mecanismos de denuncias, las relaciones familiares, entre muchos otros aspectos. Y, evidentemente, esta no es una tarea que compete solamente a las mujeres o solamente al Estado. Reconociendo todo ello, desde el psicoanálisis lacaniano se insiste en la importancia de que, a nivel personal, familiar y social, se constituyan espacios en los que la palabra del sujeto femenino pueda ser formulada y escuchada, así como que se escuche lo femenino en cada sujeto (en el psicoanálisis lacaniano se alude con ello no a la feminidad, sino a una alteridad radical), sujeto femenino que, incluso si ha padecido el horror de la violencia, es mucho más que una víctima. Entre otros, este fue justamente uno de los planteamientos que la Asociación Mundial de Psicoanálisis (institución que agrupa a siete escuelas lacanianas presentes en diversos países del mundo, incluyendo el Perú, y que cuenta con estatus consultivo en la Organización de Naciones Unidas) presentó el año 2013, en Ginebra, en el High-level Segment del ECOSOC. No es nada sencillo. Como señalamos en el libro, el psicoanálisis nos advierte que incluso nuestros mejores ideales pueden ponerse en contra de nosotros mismos, al servicio de la pulsión de muerte. Y nos recuerda también que no somos los dueños de nuestra propia casa, que a cada una y a cada uno nos habita algo extraño, extranjero, diferente. Advertidos de nuestros límites y de nuestra “incompletitud”, otros vínculos con los demás y con nosotros mismos pueden, quizá, advenir.