En la charla “El sol, la piel, los lunares y el cáncer de piel”, organizada por el Departamento Médico de la Dirección de Bienestar y llevada a cabo en el Aula Magna B, el doctor y dermatólogo Fernando Magill indicó que, si bien la exposición al sol beneficia al cuerpo, esta práctica debe realizarse con moderación, sobre todo si se toma en cuenta que la composición de la radiación solar incluye los rayos ultravioletas del tipo UVA, que son los que causan más daños en la piel. Precisó el doctor Magill:
“Los rayos ultravioletas del rango UVA pueden producir desórdenes de pigmentación, reacciones fototóxicas, alergia al sol y envejecimiento de la piel. Recordemos que estos rayos tienen la capacidad de penetrar profundamente en la piel, originar mutaciones genéticas en las células y propiciar la aparición del cáncer”.
Sin embargo, el experto recalcó que el cuerpo humano no debe esquivar siempre los rayos solares, ya que esta exposición produce sensaciones positivas en las personas y es una fuente de obtención de la vitamina D, que regula el paso del calcio a los huesos y favorece el metabolismo óseo. El doctor Magill agregó que lo más recomendable es que se considere el uso de accesorios durante una exposición prolongada al sol, tales como gafas para proteger los ojos, ropas adecuadas, sombrillas o bloqueadores. Asimismo, aconsejó no exponer al sol a niños con una edad menor a los seis meses, ya que sus pieles todavía no han madurado lo suficiente y son más vulnerables a los rayos ultravioletas.
Con respecto a los lunares, señaló que estos pueden ser originados por causas congénitas o por factores como la exposición excesiva al sol, y que es posible que algunos lunares deriven en el cáncer de piel. Sobre esta situación delicada, el dermatólogo acotó: “Evitemos la automedicación y visitemos a un especialista para recibir un tratamiento adecuado”.