Vocación de servicio y liderazgo en la cadena de suministro

Las actividades cotidianas de Walter Flores Espinoza son muy dinámicas y desafiantes. Sus estudios de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima lo prepararon para asumir cada reto técnico y gerencial que ha enfrentado en el camino. Como director de cadena de suministro de Softys Perú, lidera tres grandes operaciones logísticas, con almacenes en Lima, Cañete y Arequipa. Bajo su cargo, se planifica la demanda, la producción y la reposición de materiales, así como su distribución, con el fin de que los productos terminados lleguen a todas las provincias y las ciudades del Perú. Su gerencia incluye las áreas de comercio exterior, el almacén de insumos, las materias primas, así como los productos en proceso y terminados. También dispone de un área de servicio al cliente como parte de la gestión de toda la cadena de suministro.

¿Qué habilidades empleas para cumplir tus obligaciones?
Softys es una empresa de consumo masivo con marcas líderes de cuidado e higiene. Las competencias que pongo en práctica en este contexto involucran un contacto permanente con la operación y el negocio, por lo que se analizan las necesidades comerciales y los cambios en la producción que pueda presentar el mercado. Dirijo la cadena de suministro desde la comunicación asertiva. Por ejemplo, aplico los planes definidos por producción, interpreto las necesidades comerciales y garantizo que la estrategia las atienda adecuadamente, con el objetivo de entregar los productos en el momento oportuno, tal como el cliente lo requiere. Otra competencia importante es la vocación de servicio. Sin duda, la cadena de suministro es un área de servicio, porque brindamos soporte a las diversas áreas de la empresa. La calma ante situaciones adversas es clave en mi labor, porque eso influye en el equipo. Junto con el ritmo de trabajo y la orientación hacia la excelencia en el manejo de cada operación, también es importante transmitir al equipo que es posible encontrar soluciones a los problemas. Las dificultades siempre surgen, pero, desde mi rol de líder, debo prestar atención a todas las personas, tanto clientes internos como externos, y asegurar el éxito de cada proceso. Es un trabajo minucioso, dinámico e interesante.

¿Qué tipo de retos sueles afrontar?
Uno de los principales es adaptarnos a los cambios del mercado. Desde el manejo de todas las operaciones logísticas y frente a los requerimientos definidos por las áreas comerciales, debemos asegurarnos de mantener una permanente coordinación con nuestros proveedores, con el objetivo de ofrecer juntos el mejor cuidado, en tiempo y forma; es decir, calidad y buen servicio. Todo ello requiere una gran coordinación en la cadena, desde la compra de insumos hasta la producción y distribución en todo el Perú, además de enfrentar cualquier reto en situaciones atípicas.

¿Cómo fue el panorama que viviste durante la pandemia?
La pandemia fue un desafío para todos. Aprendimos mucho. Uno de los mayores impactos fue en nuestra gente, que está en el centro de nuestro negocio. Al ser nuestros productos de primera necesidad, nuestra labor no se interrumpió, a pesar de las restricciones del confinamiento dispuesto por el Gobierno. Nuestros proveedores también enfrentaron disrupciones en sus producciones. Ante los problemas para ingresar insumos importantes, afrontamos un desafío adicional para cumplir con el plan de la demanda, especialmente con productos como el papel higiénico en momentos críticos de la pandemia. Nos mantuvimos en marcha, pese a las dificultades en nuestra producción y en nuestra cadena de abastecimiento.

¿Qué buenas prácticas rescatarías de esa época?
Sin duda, la virtualidad ha sido uno de los aprendizajes más importantes. Actualmente, las personas que no trabajan en áreas operativas, como almacenes o producción, lo hacen de forma híbrida. La virtualidad ha transformado la manera en que muchas empresas operan y se ha consolidado con beneficios como la flexibilidad.

¿Algún otro aprendizaje que destacarías de esa época?
Un aprendizaje muy importante es que vivimos una crisis mundial sin precedentes, y de una crisis siempre se aprende mucho. No recordaba un contexto tan accidentado desde los inicios de mi carrera, cuando el país enfrentaba graves problemas sociales y económicos. Este tipo de experiencias muestran que las crisis siempre pueden surgir, ya sea por motivos fuera de nuestro control o por situaciones internas en la organización: reputacionales, financieras, ambientales, entre otras. Es vital aprender de las crisis, porque no todo es perfecto; siempre surgen desafíos.

¿Cuáles son las principales tecnologías o innovaciones que transforman la cadena de suministros en la actualidad?
Para la cadena de suministro, mi recomendación es automatizar todo lo posible, siempre que sea rentable. Hoy existen plantas y almacenes completamente automatizados con robots, pero también es importante evaluar si esa es una inversión que vale la pena, y se debe contar con un plan detallado para su recuperación en el mediano plazo.

¿Cómo es en tu caso?
Dado el tamaño de la empresa y la agilidad del día a día, es clave usar las nuevas tecnologías en la operación. Una gran ventaja de estas es esa capacidad para procesar automáticamente grandes cantidades de información. Por ejemplo, en el mercado hay robots que pueden llenar plantillas y cargar los datos de manera automática al sistema de información con tablas dinámicas, en lugar de ingresar transacción por transacción. También es posible automatizar el seguimiento de unidades móviles mediante un TMS. Por ejemplo, cuando una empresa tiene una amplia flota de camiones que sale al mercado cada día, no es viable hacer seguimientos individuales por teléfono. Existen tecnologías que permiten hacer seguimiento de cada camión para saber a qué hora salió y dónde se encuentra.

¿Qué herramientas usas para la automatización de los procesos?
Hoy existen herramientas como Power BI que permiten automatizar muchos procesos y crear plantillas y reportes automáticamente. Lo ideal es automatizar todo lo posible, pero, como mencioné antes, siempre hay que buscar el equilibrio entre costo y beneficio. Se debe automatizar solo si es rentable para la empresa.

¿Qué valoras más de tu experiencia anterior en Kraft Foods, ahora Mondelez?
Trabajar en Kraft Foods fue una experiencia muy enriquecedora. Había también lineamientos claros y protocolos establecidos en todos los países, de manera que las organizaciones operaban en forma similar en todas partes, y teníamos pares en otros países con roles equivalentes. Fue un aprendizaje muy valioso para mí. Todos hablábamos un idioma común en cuanto a la gestión de personas.

¿Cuál sería un proyecto significativo que lideraste en Kraft?
Estuve a cargo del área de Procurement Regional que incluía Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Implementamos numerosos proyectos de productividad y ahorro con el equipo, sin comprometer la calidad. Uno de los que recuerdo ocurrió en la planta industrial ubicada en la avenida Venezuela. Sustituimos el uso de petróleo y gas licuado de petróleo por gas natural. Este proyecto duró un año y trajo importantes ahorros para la planta en Lima.

Además, has trabajado en Basa. ¿Qué experiencias destacarías de ahí?
Basa fue mi primera experiencia laboral. Trabajé en el área de Ingeniería Industrial, que tenía diversas subáreas, como Control de Producción, Ingeniería de Métodos, Planificación y Costos Industriales. Uno de los proyectos más importantes fue la implementación de un sistema de información llamado MACPAC que, en ese entonces, era un ERP bastante rudimentario, hace más de 30 años. Lo que hicimos fue sistematizar la planificación de la producción y el requerimiento de materiales (MRP). En lugar de realizarlo de manera manual, automatizamos el proceso para que, al ingresar la demanda mensual, generase automáticamente planes productivos y de requerimiento de materiales. Hoy en día existen herramientas mucho más sofisticadas, pero en ese momento fue un gran avance.

¿Puedes resumir el sistema de planificación de la producción y la reposición de materiales que implementaste?
Básicamente, consistía en conseguir un sistema de información que nos permitiera planificar la producción y la reposición de materiales de manera más eficiente. Ese proyecto fue muy importante en mi carrera.

¿Qué has aprendido a medida que has ascendido en tu carrera?
Al principio, cuando uno empieza a trabajar, tiene una visión muy limitada sobre el impacto que puede generar. Con el tiempo, y al llegar a una posición directiva, la visión se amplía. Liderar equipos de tantas personas y asegurarse de que todas mantengan un mismo ritmo es un gran desafío. Liderar no solo implica guiar a tus reportes directos, sino a todo un equipo de trabajo. En mi caso, actualmente, lidero a unas 400 personas, entre operarios, jefes y gerentes de almacenes. Lograr que todo funcione de manera sincronizada, con objetivos claros y metas específicas para alcanzar los resultados de la empresa, significa un reto. Y no solo se trata de un tema técnico ni solo de hacer que las cosas marchen bien, sino de generar bienestar y hacer que todo se desarrolle en un buen clima laboral.

¿Qué consideras clave para lograr estos objetivos?
Para mí, la clave del éxito en cargos de liderazgo es conocer a tu equipo. No considero que dar regalos o incentivos sea suficiente. Lo más importante es lograr una conexión con las personas, que vean a su líder como alguien que puede trascender en sus vidas y acompañarlos en su desarrollo. Eso es lo bonito de liderar: influir sobre las personas para que logren los objetivos de la empresa mientras se sienten motivados en su ambiente de trabajo.

La última pregunta es sobre la Universidad de Lima. ¿Qué aspectos de tu formación en la Ulima consideras que han sido fundamentales para tu éxito profesional?
La Universidad de Lima nos daba cursos de formación directiva que han sido muy importantes en mi carrera. Evidentemente, el trabajo numérico que desarrollamos en las aulas nos formó con una manera de pensar y una capacidad para resolver problemas y analizar. Se necesita una base en ciencias muy buena, pero también habilidades directivas; eso es fundamental en el mundo laboral y fue lo que me brindó la Universidad. Cuando me presentan currículos, un aspecto clave para mí es identificar si podrán dirigir proyectos, crear y hacer análisis estratégicos, además de ejecutar, porque lo importante es ser un profesional versátil. Desde mi experiencia, y la de mis dos hijos, que estudian también en la Ulima una carrera de ciencias, puedo ver ese enfoque claro en la dirección de una empresa o negocio propio. A mí, la Universidad de Lima me centró y me encaminó hacia lo que vería más adelante en el mundo laboral. Mis estudios me sirvieron muchísimo y estoy muy agradecido por ello.