Mejora continua: un proceso clave en logística

Su pasión por la parte operativa, el trabajo en planta y el contacto con las personas llevaron a Andrea Valeriano Flores a ocupar distintas posiciones dentro de fábricas. Su capacidad para escuchar, liderar con empatía y obtener resultados le han permitido ascender en diversas áreas, destacarse en la producción y, posteriormente, en la logística. Hoy, se desempeña como coordinadora logística en Kimberly-Clark.

Como ingeniera industrial por la Universidad de Lima, muestra día a día su compromiso con la mejora continua, el desarrollo del personal y la implementación de innovaciones tecnológicas. En todos estos procesos aplica un liderazgo centrado en las personas y en la eficiencia operativa.

¿Cómo fueron tus inicios en el campo de la logística? 
Recuerdo que el tema me interesó mucho desde que estaba en la Universidad. Aunque comencé como practicante en el área de Finanzas de Procter & Gamble, pronto confirmé que me gustaba más la parte operativa, el contacto con la gente y el mundo de la producción. En aquel tiempo, era poco común ver a una mujer en producción o en logística, y se me presentó la oportunidad de practicar en esa área en una fábrica de explosivos, ubicada en Lurín. Fui la primera mujer en hacerlo y, de hecho, era la única en una planta compuesta exclusivamente por hombres. Fue un reto demostrar que tenía los conocimientos necesarios para contribuir y apoyar a las jefaturas en ese momento, aunque solo era practicante.

¿Cómo lograste demostrar que estabas capacitada para ese rol?
Me enfoqué en escuchar a la gente. Creo que la gestión del personal es la base fundamental de cualquier proceso. He logrado demostrar mi capacidad no solo en el liderazgo, sino también en la obtención de resultados. En las distintas máquinas de producción en las que trabajé, logramos indicadores KPI muy buenos. Llegué a ser supervisora de producción, tuve la posibilidad de rotar por varias áreas y dirigir equipos de diferentes tamaños y procesos. Pienso que es muy importante liderar con empatía y preocuparse por el desarrollo de las personas, eso puede mover mucho los números.

¿Qué hacías exactamente en la planta?
Actualmente, trabajo en Kimberly-Clark. Me inicié hace diez años en esta compañía y estuve ocho años en el área de producción. Ahí me dedicaba a supervisar los procesos con los equipos, gestionar cambios y colaborar con las diferentes áreas de producción. Enfrenté muchos desafíos, como gestionar crisis y adaptar nuevas tecnologías. Además, tenía que influir en un público diverso, tanto de hombres como de mujeres. Era necesario analizar y adaptar la forma de comunicarse según la persona. Entre los retos propios de producción, los más importantes son buscar eficiencia, reducir costos y hacer mejoras. La mejora continua es clave. Los cursos que llevé en la Universidad de Lima me ayudaron mucho en ese sentido. Las habilidades blandas que desarrollé también fueron cruciales para afrontar los retos y liderar de manera efectiva.

Comentaste que la mejora continua es clave. ¿Cómo logras las mejoras con tu equipo y con la inclusión de otros equipos?
Para lograr cambios más rápidos y eficientes, que perduren en el tiempo, es esencial comprometer a todas las áreas, desde recursos humanos hasta las gerencias y las áreas de soporte en producción. La producción es el núcleo del negocio y se apoya de diversas áreas, como calidad y seguridad. En mi caso, me ayudó mucho tener las bases del consumo masivo y saber lo importante que es alinear las ideas con los objetivos de la compañía, ya que eso facilita mucho las cosas. Al trabajar en una empresa transnacional, puedes coordinar y aprender de lo que otras fábricas de la empresa han implementado en otros países. Gracias a la tecnología, podemos comunicarnos con otras plantas y mejorar continuamente los procesos.

¿Cómo evolucionó tu carrera en Kimberly-Clark?
Estuve prácticamente ocho años en el mundo de la producción. Comencé como supervisora, luego pasé a ser coordinadora y, después, para seguir avanzando en mi carrera, me moví al área de logística y me enfoqué en la gestión de almacenes de entrada en la planta de pañales de Kimberly-Clark. Hace un año me trasladé a la planta de Puente Piedra, donde trabajo con productos de papel y también en el centro de distribución de Kimberly. Una de las razones por las que estoy comprometida con esta compañía es porque valora el cuidado de las personas, un principio que comparto y considero fundamental en cualquier entorno laboral.

¿Siempre te ha interesado trabajar en fábricas?
Siempre me ha encantado la parte operativa. De niña, visitaba la fábrica donde trabajaba mi padre, y pensaba que algún día yo también manejaría un proceso así. Por eso, me incliné por estudiar Ingeniería Industrial.

¿Cómo es tu estilo de liderazgo?
Considero que a lo largo del tiempo he ajustado y cambiado mi estilo de liderazgo. Pero lo que siempre hago es establecer hitos para revisar cada tres meses: qué he logrado y cómo he alcanzado objetivos con el equipo. También me enfoco en desarrollar a las personas, en llevarlas de un punto a otro y observar su progreso. Creo que esto ayuda a que los demás confíen en ti y sepan que no solo estás ahí para manejar una máquina o hacer que funcione, sino también para que comprendan que ellos son importantes en todo el proceso. Siempre tengo las puertas abiertas, porque no hay nada mejor que una persona venga a contarte cómo va el proceso. No se trata de ver a las personas como números, sino de valorarlas genuinamente.

¿Qué características o condiciones crees que te han permitido escalar en tus puestos y, finalmente, te han llevado al mundo de la logística?
Creo que las principales competencias en logística son la organización, la planificación y la capacidad de resolver problemas rápidamente. En el mundo logístico, se requiere organizar, planificar y gestionar ventas que no se deben perder. Además, la comunicación efectiva es crucial, porque no solo coordinas con tu equipo interno, sino también con proveedores y terceros. Hoy en día, manejo a ochenta personas que se dedican a transportar, por lo que es fundamental coordinar con ellas y con los proveedores. 

El conocimiento de la parte tecnológica es otro aspecto importante, ya que en logística se desarrolla mucho más rápido que antes. El sistema de gestión de inventarios es fundamental en este ámbito, y se renueva constantemente. Como líder, aunque mi día a día no se basa en crear tecnologías o manejar Power BI, necesito conocer las herramientas disponibles. Además, siempre es necesario indagar, aprender y actualizarse en cuestiones tecnológicas.

Profesionalmente, ¿qué te gustaría lograr? 
Actualmente, estoy por terminar una maestría en Administración de Empresas. Constantemente, busco oportunidades de aprendizaje dentro y fuera del país. Asimismo, me gustaría escalar aún más en mi carrera y facilitar el desarrollo de las personas. Uno de mis mayores logros ha sido no solo mejorar los indicadores de gestión, sino también conseguir el crecimiento y desarrollo de las personas a mi cargo, para fomentar un ambiente de trabajo colaborativo y orientado a resultados. También aspiro a implementar soluciones innovadoras que aprovechen las nuevas tecnologías para mejorar la cadena de suministro.

¿Qué les aconsejarías a los jóvenes estudiantes que desean desarrollarse profesionalmente en supply chain?
Les diría que es muy importante identificar las áreas en las que se puede mejorar y analizar qué necesitan estudiar, así como trazarse metas concretas para alcanzar objetivos. Sin organización y disciplina, uno se queda en el camino y le resulta más difícil alcanzar sus metas. La disciplina y el trabajo duro son esenciales para lograr cualquier objetivo.

¿Hay algo que te guste hacer en tus tiempos libres?
Sí, me gusta mucho la natación y la lectura. Incluso participé en competencias, lo que considero una experiencia muy valiosa. La disciplina que se adquiere con la práctica deportiva es invaluable. El deporte me hacía levantarme muy temprano para entrenar, organizar mi agenda y establecer metas. Hasta el día de hoy practico natación, y lo hago en la Pre Lima, tres veces a la semana, porque me ayuda a despejar la mente. Además, me gusta leer libros de gestión y liderazgo, y escuchar pódcasts sobre estos temas, porque me dan la posibilidad de aprender y mejorar en mi carrera.

Por último, ¿cómo te fue en la Universidad de Lima y qué te pareció tu carrera de Ingeniería Industrial?
Cuando ingresé a la Universidad de Lima, supe que había tomado la decisión correcta. Los profesores son muy buenos, me inspiraron y guiaron en mi carrera. Ingeniería Industrial me ofreció la oportunidad de aprender, entre otras cosas, sobre mejora continua, gestión de recursos y optimización de procesos. Mi carrera me pareció fascinante y, además, valoro mucho las amistades que hice. Los jóvenes que estudian actualmente en la Ulima deben aprovecharla al máximo. Me siento muy agradecida y hablo de la Universidad con orgullo, porque la formación que recibí es excelente. Las oportunidades existen, el camino lo hace uno.