Desde joven, Hans Añaños Alcázar estuvo involucrado en Industrias San Miguel (ISM), la empresa de su familia. Creció con ella y desempeñó diversos roles operativos para luego, a medida que fue adquiriendo experiencia, asumir responsabilidades clave en su crecimiento. Hoy se desempeña como director y gerente general de ISM Perú–Chile.
Con una formación en Ingeniería Industrial por la Universidad de Lima, ha liderado proyectos de expansión, innovación y sostenibilidad en diversos mercados, y ha enfrentado desafíos como la adaptación a nuevas realidades económicas y la evolución de los hábitos de consumo. En esta entrevista, comparte su experiencia, aprendizajes, así como la visión que tiene para el futuro de la empresa y la industria de bebidas. Finalmente, destaca las herramientas que adquirió en la Universidad de Lima.
¿Cómo fue tu transición de estudiar en la universidad hasta asumir responsabilidades en una empresa familiar de alcance internacional?
Fue una transición natural, porque siempre he trabajado en la empresa, he crecido junto a ella y me he familiarizado con su funcionamiento y manejo desde diversos puestos operativos. Siempre me atrajeron las líneas de producción y, en ese entonces, teníamos operaciones en tres países con proyecciones de crecimiento muy prometedoras. Al terminar la carrera, ya tenía experiencia en la empresa, por ello tuve la libertad de elegir en qué área empezar a trabajar: Comercial, Ingeniería, Operaciones o Supply Chain. Al analizar la escalabilidad del negocio, los números y la comodidad que sentía al implementar proyectos en un entorno familiar, decidí formar un área de proyectos. Mi primera misión fue negociar los principales insumos y evaluar posibles integraciones verticales, para ello, aproveché el volumen de nuestras compras. Formé un equipo con tres personas y, en menos de un año, logramos aumentar el EBITDA (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization) del grupo de tres a cuatro puntos porcentuales. Con el tiempo, gané confianza y participé en áreas clave como diseño de plantas, licitaciones de CAPEX, negociaciones financieras, logística primaria y estrategia de distribución. Esto me permitió contribuir con la evolución del modelo de negocio del grupo.
¿Qué desafíos has enfrentado al liderar Industrias San Miguel en diferentes mercados y cómo los superaste?
Uno de los mayores desafíos ha sido adaptar nuestro modelo de negocio a realidades muy distintas. Por ejemplo, en Haití, el mercado no funciona con los canales de distribución tradicionales, lo que nos obligó a desarrollar nuevas estrategias comerciales. En Brasil, enfrentamos problemas como devaluación de la moneda, contracción del mercado, cambios en los impuestos cada dos meses y consumidores con hábitos muy distintos. Eso nos llevó a realizar constantes ajustes en el portafolio, go-to-market, modelo operativo, tributario y alianzas estratégicas. Otro reto ha sido la negociación e integración de nuevas empresas, lo que siempre implica cambios culturales, operativos y estratégicos que deben gestionarse con precisión.
ISM ha diversificado su portafolio de productos y mercados. ¿Qué estrategias consideras clave para este crecimiento?
Desde la perspectiva de mercados, optamos por una diversificación en Latinoamérica, que asegura un equilibrio entre distintos riesgos. Evaluamos factores como estabilidad política, fortaleza monetaria, clima favorable, competencia local y oportunidades de crecimiento. Expandirse fuera del Perú siempre implica riesgos, pero también grandes oportunidades, si se hace estratégicamente. En cuanto al portafolio de productos, nuestra estrategia se basa en dos pilares: democratizar el consumo en las principales categorías de bebidas no alcohólicas y crear o adquirir marcas de alto valor para complementar nuestra oferta y fortalecer nuestra presencia en el mercado. Esto siempre con una mirada de innovación y enfoque en el consumidor, para crear y adaptar nuestros productos, en fórmula, branding, plaza, etc., para que sean atractivos y cumplan con las necesidades particulares de cada uno de los territorios donde nos encontramos.
¿Qué iniciativas de responsabilidad social empresarial lidera ISM en las comunidades donde opera?
En todas nuestras operaciones, además de activar la economía con la generación de puestos de trabajo, implementamos proyectos comunitarios con impacto positivo en el desarrollo social, basados en nuestros cinco pilares de sostenibilidad: agua, energía, gestión de residuos, colaboradores y familia, y comunidades. Algunas de estas iniciativas son la construcción de colegios y parques en comunidades cercanas a nuestras operaciones; proyectos que mejoran el acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad, y capacitaciones para el desarrollo profesional de nuestros colaboradores, así como talleres de emprendimiento para sus familias. Además, tenemos otros proyectos para contribuir con el mejoramiento de la gestión empresarial de nuestros clientes, como el programa Mejorando mi Bodega en Perú, que este año se convierte en un proyecto corporativo, con una versión dominicana: Mejorando mi Colmado, y otra guatemalteca: Mejorando mi Tienda. También, implementamos iniciativas que buscan potenciar el desarrollo empresarial de nuestros proveedores, con el programa Negocios Competitivos, mediante el cual hemos acompañado a más de cien proveedores en el desarrollo de sus reportes de sostenibilidad.
¿Qué valores consideras fundamentales en la cultura organizacional de ISM?
El principal factor y la base sólida de nuestro crecimiento empresarial es el propósito corporativo: “Dar todo nuestro espíritu emprendedor para alimentar juntos un futuro próspero”. Esto nos motiva a continuar trabajando en consolidar nuestra posición de liderazgo en las diferentes categorías en los países en los que nos encontramos, pero con una mirada de aporte al desarrollo económico y social de los mercados en los que operamos, que están guiados por valores como excelencia, liderazgo, pertenencia, integridad, humildad, innovación y versatilidad.
¿Cuáles son los planes de expansión o nuevos proyectos que están en el horizonte?
Estamos seguros de que tres grandes tendencias marcarán el futuro de la industria: mayor demanda de productos saludables y sostenibles, transformación tecnológica en todos los procesos y un entorno político incierto en Latinoamérica. Con base en estas tendencias, diseñamos estrategias y realizamos inversiones para consolidar nuestro crecimiento a mediano y largo plazo.
¿Cómo visualizas el futuro de la industria de bebidas en el Perú y la región?
El consumo evolucionará hacia opciones más saludables, se priorizarán formatos que se adapten a los diferentes ritmos de vida y familias, cada vez con menos integrantes. Los formatos individuales de hasta un litro y medio, representarán más del 70 %. Observaremos una industria cada vez más fragmentada, con diferentes opciones para las preferencias de los consumidores, que son más conscientes e informados. Y en esa misma línea, el sector tendrá prácticas sostenibles, como, por ejemplo, los empaques reciclables o de menor impacto sobre el medio ambiente, en atención a las nuevas necesidades de consumo. Por último, el sector tendrá una fuerte presencia de informalidad, con un crecimiento de 300 % por año, aproximadamente, sobre todo en agua, con bajo o nulo cumplimiento de las regulaciones sanitarias, bajos estándares laborales y evasión de tributación. Una situación que plantea riesgos significativos tanto para la salud de los consumidores como para el sector.
Por otro lado, ¿cómo pueden los jóvenes profesionales prepararse para enfrentar los desafíos del mercado actual?
El mundo está cambiando rápidamente debido a la tecnología, lo cual abre puertas en el campo laboral y en el emprendimiento. Sea para entrar al mercado laboral o ser independiente, se debería tener en cuenta un enfoque en desarrollo de estrategia y visión de negocios, trabajar en el fortalecimiento del pensamiento estratégico y financiero; así como prepararse y dominar metodologías y procesos de excelencia operacional. Ello les permitirá a los jóvenes identificar oportunidades de innovación y disrupción en las industrias, así como fortalecer sus competencias interpersonales híbridas. El mercado nos exige esa capacidad de adaptación a entornos de trabajo híbrido, que incluye conocimiento sobre la inteligencia artificial (IA).
En cuanto a tu experiencia en la Universidad de Lima, ¿qué recuerdos destacas de tu etapa como estudiante?
Son muchos, que se mezclan entre la experiencia académica y el desarrollo personal. Desde lo académico, recuerdo la estructura y exigencia de la Universidad de Lima, sobre todo en la carrera, pero también la libertad de autoexigirme aún más. Desde lo personal, valoro la diversidad en un solo campus: diferentes personas, trayectorias, intereses y perspectivas. Y, por supuesto, el ambiente de la universidad, con espacios diseñados para estudiar, pero también para conectar, compartir, socializar y relajarse.
¿Cómo influyó tu formación en Ingeniería Industrial en tu desarrollo profesional y en tu rol dentro de ISM?
La Universidad de Lima y la carrera me brindaron herramientas clave que aplico todos los días. Si tengo que numerarlas, me quedaría con tres. En primer lugar, orden y estructura de pensamiento para decidir estratégicamente; el pensamiento crítico ha sido clave en mi vida, desde el momento de tomar decisiones personales hasta cuando se trata de gestionar y liderar una empresa internacional, como es ISM. En segundo lugar, metodologías y procesos, que permiten optimizar la eficiencia, así como la calidad y la mejora continua en cualquier organización; al reducir errores y dejar un marco de acción claro para la transmisión de conocimientos a los nuevos equipos. Finalmente, en tercer lugar, el enfoque multidisciplinario, que me ha permitido trabajar en diversas áreas del negocio, pero también fortalecer mi capacidad para involucrarme con profesionales de diferentes especialidades, escuchar sus propuestas y desarrollar con ellos iniciativas multidisciplinarias que se hacen más robustas y nos entregan mejores resultados al negocio.