Bernardo Suárez Vivanco, ingeniero industrial por la Universidad de Lima, se ha forjado una destacada trayectoria en el mundo empresarial, en el que combina su espíritu emprendedor con la experiencia que ha adquirido en el sector corporativo. Desde sus inicios en Backus, donde ocupó el cargo de jefe de área, hasta su liderazgo actual como gerente general de La Ibérica, ha demostrado su capacidad para transformar negocios y expandir mercados.
Su visión innovadora lo llevó a fundar Zacateca, una empresa familiar de helados. Además, ha sido presidente de la sede de Arequipa de la Sociedad Nacional de Industrias. En esta entrevista, comparte su recorrido profesional, los retos que ha enfrentado, y brinda consejos para las nuevas generaciones que buscan abrirse camino en el mundo laboral.
¿Recuerdas tu primera experiencia laboral?
Sí, mientras estudiaba en la Universidad de Lima, tuve varios emprendimientos. Uno que creció bastante fue la venta de uña de gato, que exportaba al extranjero. En determinado momento, me estafaron y decidí aprender en el mundo corporativo. Por ello, en 1995, ingresé a Backus como jefe de área. Luego, en abril de 1997, me trasladé al sur del país; trabajé en Cusco, Puno, Arequipa, Apurímac y Madre de Dios. Además de desarrollarme en ventas y marketing, mi último puesto fue como jefe de Marca Cusqueña, después de que Backus compró Cervecería del Sur. Luego, decidí cambiar de rumbo y me fui a una transnacional en California, llamada Del Monte.
¿Qué hacías en Del Monte?
Fui gerente de negocios desde Perú, me encargaba de la importación y exportación de sus productos. Cabe decir que esta es una de las empresas agroindustriales más grandes del mundo. Estuve casi dos años ahí, luego, trabajé en Galletera del Norte y Panadería San Jorge, donde asumí el cargo de gerente comercial. Fue una experiencia única y maravillosa, ya que tuve la oportunidad de aprender mucho con Hugo Salomón, quien era el dueño. Después, una de las empresas con las que trabajé en Del Monte, con sede en Chile, me contrató. Fui a trabajar a Agrofrut Rengo por tres años y medio como gerente de exportaciones, lo que me permitió viajar por todo el mundo, especialmente por América y Europa. Más adelante, regresé a Perú para trabajar en Richard Custer, donde estuve alrededor de cinco años. Primero fui gerente de Canal Moderno y más tarde gerente de Unidad de Negocio.
¿Y después de Richard Custer?
Estuve con los hermanos Añaños en Aje Perú durante seis años. También formé parte del corporativo de Aje. Permanecí en el Perú aproximadamente dos años, entre el 2013 y 2014, luego, viajé a Bolivia y, después, estuve tres años a cargo de los mercados de África y Asia. Terminada esa etapa, vine a Arequipa, donde llevo cinco años como gerente general de La Ibérica.
En estos cinco años en La Ibérica, ¿qué proyectos o logros podrías destacar?
Hemos realizado transformaciones en varias áreas de la empresa: cadena de suministros, producción, comercial y administrativa. Ello ha permitido un crecimiento en ventas, un aumento en el valor patrimonial de la empresa y una mayor rentabilidad. Por ejemplo, antes de la pandemia, vendíamos más en Arequipa que en Lima. Hoy en día, vendemos el doble en Lima que en Arequipa. Además, prácticamente no vendíamos fuera del Perú, ahora tenemos un negocio bastante sólido en Chile, con nueve puntos de venta. También hemos ingresado a Miami y seguimos creciendo en ventas.
¿Qué ha hecho posible esta expansión?
La necesidad. La pandemia fue un momento muy difícil, porque tuvimos que cerrar nuestras tiendas. Actualmente, estas han crecido muchísimo. Pasaron por una reestructuración y llegamos a sesenta tiendas, tanto en Lima como en Arequipa, además de expandirnos por el norte y centro del Perú.
¿Y van a entrar a España en el 2026?
Recientemente, nos otorgaron el registro de la marca en España, así que ya podemos dar los siguientes pasos, pero lo haremos con calma, paso a paso, sin apresurarnos. Por ahora, en lo que respecta a la venta fuera del Perú, la prioridad es consolidarnos en Chile. También estamos viendo con muy buenos ojos a Argentina, ya que está en un proceso de cambio interesante, que podría permitirnos tener un desarrollo similar al de Chile. Son dos mercados grandes, atractivos y cercanos. Por otro lado, queremos consolidar aún más nuestra presencia en Estados Unidos y Canadá. Nuestro objetivo es construir un negocio sólido y sostenible a largo plazo. Además, hemos desarrollado nuevos canales de distribución.
¿Tienen planes de sacar nuevos productos?
Sí, tenemos muchos productos nuevos en desarrollo. En el 2023, lanzamos veintiuno; en el 2024, catorce; y en 2025, deberíamos desarrollar alrededor de cincuenta productos nuevos. También trabajamos en nuevos segmentos dentro de la categoría de chocolates.
Eso implica ampliar la capacidad de producción, ¿abrirán más plantas o ampliarán las que ya tienen?
Hemos reducido nuestra cobertura de inventario de producto terminado invertido en la planta. Rediseñamos el layout de esta para hacerla más eficiente y compramos maquinaria para automatizar todos los procesos industriales. Desde la transformación comercial, hemos realizado grandes avances en la optimización de nuestra cadena de suministro. Mejoramos de manera significativa nuestro desempeño en la gestión de suministros, lo que permite operar con mayor eficiencia y calidad. Redujimos diez veces nuestros inventarios de producto terminado, perfeccionamos nuestro nivel de servicio y la calidad del mismo.
De manera que este es un momento especial para el negocio.
La Ibérica ha sido extraordinaria desde siempre, la calidad se ha mantenido en el tiempo. Lo que estamos haciendo ahora es implementar una gestión de transformación en todas las áreas para aprovechar las oportunidades que se generan en varios mercados. Hemos estado presentes en Lima por más de 20 años, pero el crecimiento exponencial ha ocurrido recién en los últimos cinco años.
¿Cómo surgió la idea de crear Zacateca?
Fundamos Zacateca en 2016 junto con mi esposa y mis hijas. Había visto las paletas mexicanas fuera del país, pero en Perú no existía un producto similar, así que vi una gran oportunidad de traerlas al mercado. Aporté la parte del negocio y mi esposa se encargó de las recetas y el enfoque culinario. Comenzamos el proyecto y, después de unos seis meses de planificación y trabajo, abrimos nuestra primera tienda, de 35 metros cuadrados, en la cuadra 9 de la avenida Villarán. Uno de nuestros clientes comentó que nuestros productos eran como postres hechos paletas y tomamos ese concepto para comenzar a desarrollar muchos sabores bajo esa idea: postres convertidos en paletas. Mi esposa fue quien lideró esa parte. Comenzamos a sacar productos muy ricos, con un precio accesible. La gente empezó a llegar en gran número. Las redes sociales ayudan mucho cuando se trabaja bien. Cada vez teníamos más clientes y nos pedían más puntos de venta, de manera que para el siguiente verano, en 2017, abrimos cinco tiendas. Fue un crecimiento muy rápido.
¿Siguieron creciendo en 2018?
Sí, continuamos nuestra expansión, pero, cuando llegó la pandemia, la situación cambió. Tuvimos que cerrar tres tiendas y nos quedamos con ocho.
En cuanto a los sabores, ¿cuántas variedades tienen y cuáles son los favoritos del público?
Tenemos alrededor de treinta sabores. Los preferidos son fresa con leche condensada, trufa de chocolate y lúcuma con chocolate.
Ahora bien, sobre la Sociedad Nacional de Industrias, ¿cómo fue tu experiencia como presidente de la sede de Arequipa?
La Sociedad Nacional de Industrias es un gremio cuya función principal es impulsar el desarrollo industrial en el país. Nuestro objetivo es fomentar la industria en el Perú y, en particular, en Arequipa. Trabajamos con las autoridades para facilitarles la vida a los empresarios industriales formales y promover la creación de nuevas industrias en la región.
¿Qué necesidades veías entre los empresarios en Arequipa?
Uno de los principales problemas es el alto costo de la energía en Arequipa. Hay mucho trabajo por hacer en ese aspecto. En cuanto a infraestructura, si queremos exportar, tenemos que enviar la mercadería hasta Lima y embarcarla por el puerto del Callao. El proyecto del Puerto de Corío, lamentablemente, aún está en etapa inicial.
¿Qué consejo podrías darle a los estudiantes de la Universidad de Lima que están próximos a salir al mercado laboral?
Que nunca se rindan. Nuestro país es muy particular. Aquí no solo deben preocuparse por competir en el mercado formal, sino también por minimizar el impacto de la informalidad en los negocios. Hacer empresa en el Perú es muy complicado, pero no imposible. Por eso, hay que ser resilientes y nunca dejarse vencer.
¿Qué te pareció tu carrera y las vivencias universitarias en la Ulima?
Me fue muy bien en la Universidad de Lima. Es una institución de prestigio, por lo que conseguir trabajo no fue difícil para mí, las empresas buscaban ingenieros industriales de la Ulima. El primer trabajo al que postulé fue en Backus y ahí ingresé. Además, tuve excelentes profesores, la enseñanza fue muy buena. Las lecciones que aprendí en la Universidad las sigo aplicando hasta hoy. Por ejemplo, respecto al proceso de transformación que mencioné de La Ibérica, la mayoría de esos conocimientos los adquirí en la Universidad.