César Lanchipa cree que los cambios son una oportunidad para hacer nuevas cosas y seguir creciendo. Es su forma de enfrentar la vida y lo que lo impulsa a aplicar mejoras continuas en su trabajo.
Actualmente, se desempeña como vicepresidente de American Architectural Products Group, en Estados Unidos. Esta empresa se dedica a la venta de laminados de madera, principalmente para el sector comercial.
Después de estudiar la Carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima, César siguió la maestría de Ingeniería de Sistemas, también en esta Casa de Estudios. Su conocimiento del desarrollo y la gestión de operaciones, unido a su enfoque de sistemas y de integración de tecnología, ha impulsado el crecimiento de la empresa donde labora actualmente.
¿Podrías contarnos sobre la empresa en la que trabajas en Estados Unidos y tu rol en ella?
American Architectural Products Group se dedica a la venta de laminados de madera, principalmente para el sector comercial. Trabajamos en proyectos para hoteles, restaurantes y estadios, entre otros. Comencé a trabajar aquí hace dos años. Anteriormente, realizaba consultorías en sistemas para diversas empresas, una de ellas es precisamente en la que actualmente trabajo. Inicialmente, me desempeñé como director de sistemas y, desde hace un año, soy vicepresidente de la empresa.
¿Qué fue lo más complicado para ti, al pasar de consultor a director de sistemas?
Siempre hay retos por donde uno va, especialmente en un negocio como este, en el que cada proyecto es único. Pero el principal desafío que enfrenté al llegar fue comprender la cultura, que es diferente a la peruana. Me esforcé por entender a las personas, ya que el 60 % son estadounidenses y el 40 % restante son latinos. Luego, me dediqué a comunicarme de manera efectiva en ambos grupos.
Juntos, en estos dos años, hemos experimentado un crecimiento del 140 %, lo que es muy positivo y ha implicado cambios en los procesos. Con los dueños, diseñamos una estrategia para definir los sistemas que íbamos a utilizar y vencer la resistencia del personal, que debía comenzar a trabajar con un sistema automatizado en todas las áreas de la empresa. Del mismo modo, procedimos con los clientes, quienes necesitan entender el cambio.
Mi rol ha implicado actuar como tutor para ellos, me he asegurado de que comprendan los cambios que implementamos y sepan cómo pueden beneficiarse de estas transformaciones. Me he reunido con muchos de los colaboradores para entender sus necesidades e informarles sobre el progreso de sus proyectos, lo que ha facilitado la implementación de estos y la obtención de los resultados deseados.
Tú estudiaste la Carrera de Ingeniería Industrial y luego llevaste una maestría en Ingeniería de Sistemas, ambas en la Universidad de Lima. ¿Qué te motivó a combinar ambas disciplinas?
Esta combinación ha sido fundamental para mí durante los últimos 25 años. Creo que ya no hay ningún sistema que funcione sin ayuda de la tecnología. La ingeniería de sistemas es crucial para desarrollar y gestionar nuestras operaciones. Además, la ingeniería industrial nos proporciona el conocimiento necesario sobre los procesos y las operaciones. Hoy en día, todas las máquinas están conectadas a computadoras, lo que nos permite gestionar los procesos desde cualquier lugar. Esta integración nos brinda la capacidad de tomar decisiones en tiempo real y minimizar las pérdidas de producción.
Debo decir que, desde pequeño, siempre fui muy curioso y tenía un gran interés por entender cómo funcionaban los aparatos eléctricos. Desarmaba radios, planchas, relojes y cualquier otro equipo que encontraba en casa para conocer su funcionamiento interno. A los 16 años, tuve mi primera computadora y construí algunas desde cero, con piezas que conseguía.
Decidí estudiar Ingeniería Industrial para comprender mejor los procesos en las empresas, lo que me ha servido mucho a lo largo de toda mi carrera. Sin embargo, siempre estuvo presente mi interés por la tecnología. Incluso, mientras estudiaba la carrera, practiqué en proyectos de sistemas en la Universidad de Lima con un grupo humano excelente, con el que aún mantengo contacto a través de WhatsApp.
Después de graduarme, trabajé en diferentes empresas, como una metalúrgica que quedaba cerca de la Universidad, y en Graña y Montero Digital (GMD), donde terminé de darme cuenta de la importancia de la tecnología en los procesos industriales. Por eso, decidí complementar mis estudios con una maestría en Ingeniería en Sistemas.
¿Podrías compartir algunas de tus experiencias laborales más destacadas?
Trabajé en Embotelladora Latinoamericana, que en ese entonces embotellaba los productos de Coca-Cola. Ahí, desarrollamos procesos de sistemas y aplicaciones interesantes para países como Chile y Bolivia. Después trabajé en Atento, una empresa del Grupo Telefónica, en la que me centré en la implementación de sistemas ERP, que se refieren a la planificación de recursos empresariales que ayudan a operar todo un negocio. Luego, en Copeinca, lideré la implementación de SAP.
También, tuve la oportunidad de trabajar en Arequipa durante algunos años, en una empresa textil llamada Franky & Ricky, donde implementamos el primer sistema ERP en el sector textil de la región. Posteriormente, regresé a Lima y trabajé en Inkafarma, en la implementación de SAP. Todas estas experiencias en la implementación de sistemas SAP han sido muy positivas. La programación y la planificación diaria con todos los equipos y las reuniones con los grupos de trabajo fueron muy importantes para tener éxito.
Conocer lo que el sistema ofrece y lo que las personas requieren es fundamental para implementar soluciones adecuadas en las empresas. Me siento muy bien de que todos los proyectos en los que he trabajado hayan funcionado bien, se hayan dado en los plazos definidos y dentro de los presupuestos planeados. Pero es necesario tomar en cuenta que este no es un trabajo que se implementa y se termina, es un trabajo de mejora continua.
¿Qué es importante considerar para que los proyectos se ejecuten dentro de los plazos y presupuestos programados?
Lo primero es una adecuada programación y planificación diaria con todos los equipos involucrados. En mis experiencias, las reuniones con los grupos de trabajo han sido fundamentales para entender lo que el sistema ofrecía y lo que necesitaban implementar. Es crucial encontrar la solución adecuada para cada empresa, ya que no todas las soluciones funcionan para todos.
¿Usas inteligencia artificial?
Actualmente, estudiamos y evaluamos el uso de la inteligencia artificial para la toma de pedidos y el manejo de operaciones. Aunque todavía es algo básico, es una tecnología útil. Por ejemplo, todos los dashboards y las aplicaciones de control de procesos son mejorados con inteligencia artificial. Esta tecnología nos sugiere soluciones basadas en parámetros que proporcionamos y adaptamos a nuestras necesidades.
Creo que el futuro está en la integración de la tecnología en nuestros procesos, porque nos da la posibilidad de mejorar continuamente y mantenernos actualizados. Ahora, todas las máquinas están conectadas a una computadora. Desde mi máquina, podría gestionar todos los procesos que ocurren afuera. Sabemos qué pasa en la planta porque todas las alarmas que suenan allá suenan aquí también. Por eso, es posible tomar decisiones a cada minuto.
¿Cómo afrontas los cambios en tu vida profesional y personal?
Nunca he tenido miedo a los cambios, toda mi vida ha sido un proceso de transformaciones, y creo que son buenos cuando son bien gestionados, incluso los que pueden parecer más negativos, como la pérdida de trabajo. Si se utiliza el cambio para crecer, se convierte en una oportunidad para hacer cosas nuevas. Siempre he pensado que estos procesos son una forma de crecer y no he parado de hacerlo. Me siento muy orgulloso de lo que he logrado y sé que todavía voy a hacer más.
¿Tienes algún pasatiempo?
Apoyo a mi esposa en su pasatiempo de jardinería. Ella ama esta actividad, y ahora que estamos los dos solos, porque nuestros hijos han crecido y estudian en universidades de otras ciudades, aprovechamos el tiempo que tenemos juntos para hacer cosas diferentes.
Me encanta leer y me gusta el ajedrez. Juego de vez en cuando y me gusta seguir lo que pasa en este universo. Además, soy coleccionista de juegos de ajedrez, tengo de todo el mundo. El más antiguo de mi colección es de 1850, es inglés y está hecho de marfil. Tengo otro de la India, dos que fueron hechos por artesanos africanos, el clásico peruano de los incas versus los conquistadores, uno de filigrana española hecho en Toledo con piezas pequeñitas en oro y plata e incrustaciones en el tablero, etcétera.
¿Jugabas ajedrez en la Universidad de Lima?
Participaba en el Taller de Ajedrez de la Universidad, no era el jugador estrella, pero me gustaba. Los compañeros del taller todavía mantenemos contacto a través del WhatsApp. Ese pasatiempo es una forma de desestresarme.
La Universidad de Lima me ha dado mucho, tengo muchas amistades de esa época que han perdurado a través de los años, y muy buenos recuerdos de las clases y de los profesores, que a través de la teoría y los casos que compartían nos prepararon para el mundo laboral. Mis profesores me han dado muchos consejos que me han servido en la vida personal y profesional.
Además, he visto, con el pasar de los años, que la Universidad se ha renovado y ha mejorado su infraestructura, lo que me da mucho gusto. Los hijos de mis amigos que viven en Lima estudian en la Ulima. Todos compartimos ese cariño por nuestra alma mater. Siempre digo con orgullo que soy de la Universidad de Lima.