Explorar nuevas oportunidades y expandir su conocimiento en diseño urbano llevó a Abel Del Pino Hidalgo a Estados Unidos, donde cursó una maestría en la Universidad de Texas. Allí pudo trabajar en investigación y analizar proyectos de movilidad urbana. Luego, realizó una pasantía en Houston y después trabajó en San Francisco. Actualmente, es parte del equipo del Departamento de Planificación Urbana en Nashville, Tennessee. Él se formó como arquitecto en la Universidad de Lima y, a lo largo de su trayectoria, ha participado en proyectos de infraestructura de transporte y planificación urbana con impacto global.
¿Por qué motivo te fuiste a Estados Unidos?
Me fui para estudiar, quería cursar una maestría en diseño urbano y no encontraba muchas opciones en Perú; entonces, busqué algunas en Estados Unidos, Inglaterra y España. Finalmente, me propusieron una oferta de trabajo en la Universidad de Texas, como asistente de investigación, con la posibilidad de estudiar a la par. Me interesó la idea y acepté. Los estudios duraron año y medio.
¿Qué te tocó hacer en la investigación?
Apoyé al director de la maestría, quien trabajaba con asociaciones locales en la investigación de una autopista que cortaría la ciudad. Básicamente, se necesitaba un análisis urbano para entender e identificar oportunidades y desafíos, con un enfoque de sostenibilidad. Fue un cambio bastante grande en mi vida profesional. Encontré un equipo formado por arquitectos y urbanistas de diferentes países. Aprendí muchísimo, no solo sobre la forma de manejar los proyectos, sino también sobre nuevas herramientas tecnológicas, programas de diseño y análisis de la información.
¿Luego, cómo han sido tus experiencias laborales?
Durante el programa de maestría, tuve un verano de vacaciones en el que pude trabajar. Muchos estudiantes de maestría aplican a diferentes trabajos en esa época a lo largo del país, no necesariamente en la ciudad donde estudian. Yo hice una pasantía en Houston para una compañía de arquitectura llamada House and Robertson Architects. Esa fue mi primera experiencia laboral en Estados Unidos; la segunda, con una consultora urbana danesa, que me llevó a trabajar a la ciudad de San Francisco, en California. Ahí estuve un año y medio, me ocupaba de proyectos en diferentes ciudades del mundo. Fue una experiencia muy enriquecedora, conocí a muchas personas del ámbito del diseño de ciudades. Actualmente, trabajo para el Gobierno Metropolitano de Nashville, en Tennessee. Específicamente, para el Departamento de Planificación Urbana.
Por lo que se ve, definitivamente, te has especializado en urbanismo, que era lo que querías, de acuerdo con la maestría que elegiste.
Sí, básicamente quería buscar oportunidades en diseño urbano, y aquí hay muchísimas. En Perú, tuve la oportunidad de trabajar para un profesor de la Universidad de Lima, Pablo Díaz, por un año y medio. Hice trabajos pequeños en diseño y construcción, y empecé a aprender un poco de todo, incluso de diseño a gran escala en algunos concursos de proyectos. Después, fundé mi propia empresa en 2017, con la idea de hacer proyectos de tres escalas: diseño urbano, arquitectura y diseño interior. Lo que más hice fue arquitectura y diseño interior, pues esas eran las oportunidades que brindaba el mercado. Fue una buena experiencia, porque tuve trato con el cliente, proyecté obras —es decir, contraté a diferentes especialistas— y luego vino la etapa de construcción. Trabajé en al menos quince proyectos, pero formar parte de una empresa en San Francisco y tener la posibilidad de hacer un proyecto en Copenhague, Dinamarca, es espectacular. He participado en proyectos muy interesantes, con egresados de la Universidad de Harvard, del MIT, de las mejores universidades del mundo.
En temas de urbanismo, ¿qué has podido hacer?
Siempre he estado muy interesado en movilidad urbana o transporte, y el proyecto en el que participé el año pasado era sobre una nueva línea de tren ligero. Trabajamos con otras tres o cuatro consultoras urbanas y con la ciudad de Austin. Fue muy interesante, se trataba de definir por qué avenida pasaría el nuevo tren.
Había que estudiar la ciudad a profundidad.
Exactamente, había que estudiar la ciudad, la población, la ecología, el comportamiento de las personas, cómo se mueven, si utilizan bicicletas, transporte público, etcétera. Fue un proyecto grande, pero creo que pudimos liderarlo bien. Ingresé a este desde el inicio, de hecho, me contrataron en esa compañía para llevarlo a cabo, porque tenía experiencia en transporte y movilidad. Mi tesis para obtener la licenciatura de arquitecto en el Perú fue con un proyecto de estación intermodal de tren. Ya tenía una base. Y, como vivía en la ciudad de Austin, tenía conocimiento de los lugares, las personas, y sabía qué apreciaban de la ciudad y cómo funcionaba el sistema de transporte.
¿En qué terminó el proyecto? ¿En un informe?
Sí, hicimos un estudio de la ciudad que culminó en un tipo de libro de recomendaciones. La empresa donde trabajaba se dedicaba a establecer la visión de los proyectos, es decir, definíamos cómo debía ser el sistema. Otros equipos se encargaban de la parte de ejecución. Unos arquitectos diseñaban la estación de tren, un equipo de ingenieros definía las rutas del tren y otro equipo gestionaba el proyecto con la ciudad.
¿Cuándo calculas que se verá el proyecto terminado?
Es un plan a largo plazo. Como se trata de estaciones de tranvías rápidos, diría que las obras comenzarán en los próximos cuatro años. La obra concluida tal vez se verá en seis o siete años. Depende mucho de cómo crezca la población. De acuerdo con eso, se mueven los factores. Cabe añadir que aquí hay ciudades más pequeñas que Lima. Nuestra capital es gigante, tiene más de diez millones de habitantes y es complicado construir. Aquí, en Estados Unidos, las ciudades mid-size (en crecimiento) tienen uno o dos millones de personas. Hay un poco de espacio-tiempo para definir los proyectos bien y después construirlos rápidamente.
¿Y qué se puede hacer en una ciudad como Lima donde ya todo está dispuesto?
Cada vez que viajo a Lima me parece que el tránsito ha empeorado, pero por supuesto, hay soluciones. La ciudad tiene mucho potencial para el crecimiento del transporte público. Creo que las reformas que se hicieron en 2014 fueron un buen inicio, pero no se consolidaron. Por otro lado, hay muchas oportunidades para que las personas se muevan en bicicleta, así como para mejorar la infraestructura vial. Muchas veces, incluso con pequeños detalles, se puede mejorar.
¿El criterio de sostenibilidad es muy importante en los proyectos que trabajas?
Sí, hay muchas alianzas y pactos de sostenibilidad. Aquí nos basamos en las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas. Básicamente, se busca crear ciudades sostenibles, reducir la contaminación ambiental e integrar la naturaleza a lo urbano. Eso está incluido en cualquier proyecto que se lleva a cabo.
¿Qué experiencias laborales te gustaría tener en el futuro?
Ahora trabajo para la ciudad. Hace un año me ocupaba de proyectos de transporte, diseño de nuevos barrios o un nuevo centro de usos mixtos. Actualmente, todavía tengo el interés de continuar en el diseño de barrios y es básicamente lo que lidero ahora: un proyecto para definir nuevas directrices en los barrios de Nashville. Es bastante interesante, porque se trata de determinar la visión del lugar, la composición urbana, los usos que debe tener, así como de preservar el carácter y la identidad. Además, tengo bastante contacto con la comunidad. Por ahora, mis intereses están aquí. A futuro, tal vez me gustaría volver al diseño urbano, pero desde la movilidad.
¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
Desde que vivo en Estados Unidos ha cambiado mucho mi vida fuera del trabajo. En Perú, recuerdo que pasaba mucho tiempo en el tráfico, al menos una hora, y la ciudad no era tan amigable. Aquí hago bastante deporte durante la semana: manejo bicicleta, salgo a correr, la ciudad me brinda oportunidades, tiene corredores verdes, ciclovías y parques grandes. Para hacer una comparación, es como tener un Campo de Marte en cada distrito de Lima. Lo otro que me gusta es explorar diferentes restaurantes, pues hay comida de todo el mundo. Y viajar es otra actividad que disfruto.
Finalmente, ¿cómo te fue en la Universidad de Lima y qué te pareció tu carrera?
Entré a la Ulima en el 2010, pertenezco a la primera promoción de la carrera de Arquitectura. Tuve una experiencia bastante buena, me gustó conectar con diferentes profesores, que venían de ciudades de Canadá, Estados Unidos y Europa. Era interesante escuchar sus experiencias y cómo se hacían los proyectos en otros lugares. La carrera me dio una buena base, sin lugar a duda, la otra base importante fue mi primer trabajo.