En el transcurso de su primer año como gerente general de La Sirena, Óscar Belsuzarri ha liderado una serie de cambios estratégicos en la estructura y en las operaciones de la empresa, como la creación de la gerencia de Planificación y el cierre de la ferretería de Surquillo, para dar paso a un modelo digital que atiende principalmente a empresas constructoras y mineras.
Óscar comparte sus retos profesionales con dos pasatiempos entrañables para él: la moto y la música. Se traslada sobre dos ruedas en la ciudad y monta también en los cerros con un grupo de amigos, en busca de un poco de adrenalina. Además, forma parte de una banda de rock en español llamada 4Pack. Él se graduó como economista por la Universidad de Lima.
¿Podrías compartir los cambios estratégicos que has llevado a cabo en La Sirena?
En el año que llevo en esta empresa, he enfrentado muchos cambios y desafíos, ya que La Sirena —con 86 años de historia— está en un proceso de renovación y mejoramiento integral, no solo en el plano comercial, sino también en sus procesos, ya que el objetivo es hacerla más ágil. El año pasado, lo primero que hice fue un diagnóstico de la compañía, con el fin de establecer algunas metas. En primer lugar, abordamos la organización de la empresa y creamos la gerencia de Planificación.
Antes, las gerencias eran verticales, pero nos faltaba una visión horizontal que abarque toda la compañía y asegure la coherencia entre las áreas. La gerencia de Planificación ha sido clave para definir objetivos y establecer reportes de ventas para los vendedores, así como para planificar todo de manera integral. Además, realizamos una valorización de los canales de venta para determinar su contribución a la compañía. De este modo, identificamos los que no eran rentables y que eran subvencionados por otros, lo que nos llevó a una decisión drástica: cerrar la tienda emblemática de La Sirena ubicada en Surquillo y trasladarla a Lurín, donde tenemos nuestro almacén.
¿Qué te llevó a tomar esa decisión?
Sucede que antes éramos una ferretería tradicional, pero ese modelo ya no resulta rentable en esta época. Más aún, considerando que nuestros veinte principales clientes son empresas constructoras y mineras. Nos hemos convertido prácticamente en un operador logístico: atendemos sus requerimientos en un solo pedido y, de este modo, las empresas ya no tienen necesidad de ir a una tienda y a otra para reunir lo que necesitan. Hemos simplificado su proceso de compra.
Adoptamos un modelo de gestión digital, con pedidos que se ingresan vía WhatsApp, de acuerdo con los cambios en el comportamiento del consumidor. En adelante, el desafío principal será consolidar y mejorar continuamente nuestras transformaciones. Además, con el cambio en los hábitos de compra, debemos adecuarnos aún a las necesidades del mercado y ser flexibles en nuestra estrategia para ser relevantes en la industria. Tenemos una división dedicada a vender a ferreterías, un canal que hemos transformado. Antes, teníamos vendedores propios que tomaban pedidos directamente en estos locales; ahora, hemos tercerizado ese proceso.
¿Cómo funciona esto en la práctica?
Mediante una aplicación digital, de este modo las ferreterías realizan pedidos de manera más eficiente. Los clientes pueden comunicarse con un vendedor a través de la aplicación y coordinar con él la entrega de sus pedidos. Es similar a un e-commerce, pero la transacción no se realiza directamente en la aplicación, ya que el pago y la entrega se coordina con el vendedor.
Si ves hacia el futuro, ¿dónde observas oportunidades de crecimiento?
Estamos enfocados en crecer en diversos sectores. Buscamos expandirnos a pesqueras y empresas industriales.
¿En qué sectores has trabajado anteriormente?
Antes de unirme a La Sirena, fui gerente general en una empresa llamada Siscard, con la que manejábamos los POS de Niubiz. También, trabajé en McAfee, compañía de antivirus, como country manager para Perú y Bolivia durante aproximadamente cuatro o cinco años. Antes de eso, estuve en Telefónica durante quince años. Ahí, pasé por varios cargos, incluido el de gerente comercial. Uno de los proyectos más impactantes en Telefónica fue liderar la tercerización de más de la mitad de las tiendas. Fue un desafío complejo, pero logramos trasladarlas de manera eficiente y sin interrupciones.
Antes de Telefónica, trabajé como consultor en Arthur Andersen, una de las “Big Five”. Fue una experiencia enriquecedora. Además, he pasado bastante tiempo en el ámbito bancario. Al terminar mi carrera de Economía en la Universidad de Lima, ingresé a este ámbito. Estuve en el Banco del Trabajo, como parte del equipo fundacional de aproximadamente quince personas. Fue muy interesante observar cómo se desarrolla un banco desde cero. Después, continué mi carrera en otras instituciones financieras, como Interbank, el BBVA y Scotiabank.
¿Qué estudios de posgrado has realizado?
Después de mi experiencia en el ámbito bancario, decidí realizar un MBA y, posteriormente, Telefónica me envió al IESE Business School de España, donde realicé un curso de management. Siempre he buscado oportunidades para aprender y enfrentar desafíos en diferentes áreas.
Fuera del ámbito laboral y académico, ¿cómo ocupas tu tiempo libre?
Tengo dos pasatiempos que me apasionan. Me gustan mucho las motos. Tengo algunas de pista y de cerro, y cada fin de semana me voy a San Bartolo con un grupo de amigos para montar en estos lugares. Es una manera de liberar el estrés. También, he hecho viajes cortos en moto de pista, aunque reconozco que es un poco peligroso, por eso solo he llegado hasta Ica. Lo que hago con más frecuencia es desplazarme al trabajo en moto.
Mi otro gran pasatiempo es la música, toco la guitarra y formo parte de una banda llamada 4Pack, que tiene unos quince años. Tocamos rock en español de los años ochenta y grabamos discos ocasionalmente. Nos pueden encontrar en Spotify. Cuando podemos, tocamos en bares, solo para amistades, no cobramos. Es simplemente un pasatiempo que disfrutamos con amigos de toda la vida.
¿Qué opinas sobre tu experiencia universitaria y tus estudios en la Ulima?
Para mí, la mejor etapa fue la universitaria. La disfruté incluso más que la del colegio. Me gradué como economista y siento que la Universidad de Lima me brindó una base sólida. Mi perfil es, principalmente, analítico y planificador, y eso se lo debo a mi carrera. Economía te insta a pensar mucho y analizar las cosas. Esas fueron las bases que me brindó la Universidad de Lima para desarrollarme profesionalmente en diferentes ámbitos. Fuera de lo académico, recuerdo que jugábamos fútbol y participábamos en campeonatos internos. La Universidad está muy bonita, por lo que se ve, y tengo conocimiento de todas las cosas nuevas que ha incorporado y cómo ha crecido en infraestructura.