Crecimiento financiero con sostenibilidad

Con una sólida trayectoria, Germán Rivera dirige estratégicamente la gestión financiera de Aliaxis, empresa internacional que brinda soluciones de gestión de fluidos para el acceso al agua y la energía.

Él es el CFO de las operaciones en Perú y Chile, donde se enfoca en implementar procesos eficientes y promover una cultura organizacional basada en valores de transparencia, equidad y seguridad. Germán estudió Economía en la Universidad de Lima.

¿Cómo describirías tu rol de CFO en Aliaxis?
Aliaxis es un grupo global líder mundial en soluciones de tecnología para el transporte de agua y electricidad. Ofrecemos una amplia gama de productos, desde tuberías y accesorios hasta sistemas de alcantarillado y contraincendios. Abarcamos tanto el ámbito residencial como la infraestructura de agua, desagüe, electricidad y conexiones. Nuestro grupo cuenta con plantas en más de sesenta países. 

Como CFO para Perú y Chile, apoyo la estrategia de negocio, lo que implica proporcionar insights comerciales, de producción, logísticos y operativos basados en datos, y tomar decisiones que impacten la rentabilidad y el valor del negocio, sin perder de vista la estrategia general de la empresa. 

Respaldo la toma de decisiones y la implementación de una estrategia rentable y sostenible, a través del apoyo a los gerentes generales de cada país. Esto requiere dejar atrás la visión tradicional centrada en contabilidad y tesorería, y delegar esas responsabilidades en una sólida segunda línea de mando, lo que me da la posibilidad de enfocarme en aspectos estratégicos a mediano y largo plazo.

¿Cómo abordas cada nuevo proyecto que se te presenta?
Lo considero un gran desafío y una enorme responsabilidad, ya que debo validar los supuestos utilizados en las estimaciones y asegurarme de que todos los datos estén respaldados y sean coherentes. Es mi responsabilidad garantizar que el proyecto cumpla con todos los requisitos financieros para su aprobación. Además, trabajamos con equipos multidisciplinarios y la asignación de recursos es flexible, según las necesidades de cada proyecto.

Al ingresar a la empresa, uno de mis mayores desafíos fue cambiar la mentalidad tradicional, ya que la operación en el Perú fue adquirida por el grupo en el 2008 o 2010. Adaptar procesos y personas a una nueva forma de trabajo lleva tiempo y requiere un esfuerzo en el liderazgo para contagiar la cultura y la apertura necesarias para que el equipo se ajuste a las nuevas políticas y procedimientos. Es un proceso de cambio en la mentalidad de las personas que requiere acompañamiento, porque todos tenemos diferentes curvas de aprendizaje y motivaciones.

¿Qué es lo que más valoras de trabajar en esta empresa y en tu rol actual?
Para mí, es un orgullo ser parte del grupo Aliaxis. Aquí, tengo muchas oportunidades de aprendizaje y un rol que me brinda exposición y responsabilidad. Puedo intercambiar experiencias con colegas de otros países y operaciones, lo que me brinda la oportunidad de aprender en términos de estilos de trabajo, propuestas e innovación. 

Además, Aliaxis destaca por sus sólidos valores, que son fundamentales en cada decisión y reunión. También, la transparencia es un pilar clave. Igualmente, valoro el enfoque en la equidad. Trabajamos arduamente para garantizar la igualdad de oportunidades, no solo en términos de género, sino también en habilidades. No toleramos malas prácticas ni comportamientos inapropiados por parte de ningún ejecutivo. Por último, la seguridad de nuestro personal es una prioridad absoluta. Cada decisión que tomamos tiene en cuenta el bienestar y la seguridad de nuestros empleados. Esto se refleja en nuestra cultura empresarial y en nuestras políticas de seguridad.

¿Cuál fue tu experiencia laboral previa a tu trabajo actual en Aliaxis?
Antes de unirme a Aliaxis, trabajé en Montana durante aproximadamente once años. Comencé en el 2008, a los 26 años, como jefe de Tesorería. Fue todo un desafío para mí, ya que era mi primera experiencia en un puesto directivo, en el liderazgo de personas. 

Montana era una empresa 100 % peruana, además de familiar en ese momento, con una facturación de más de cien millones de dólares. Durante el tiempo que estuve ahí, pasó por una transición hacia una estructura corporativa, con procesos y prácticas establecidos en el plano financiero e interno. 

Pasé por diversas etapas, desde temas de emisión y mercado de capitales hasta decisiones de negocios y adquisiciones. A medida que demostraba resultados y ganaba la confianza de la alta dirección y de los accionistas, asumí más responsabilidades y ascendí desde jefe de Tesorería hasta gerente corporativo de Finanzas, debido a la expansión de la empresa en otros países, como Chile, Ecuador y Bolivia.

¿Qué te motivó a buscar un cambio?
Después de casi 11 años en Montana, sentí que era hora de un cambio y que necesitaba un refrescamiento. Surgió la oportunidad de unirme a una empresa grande y global, donde me va muy bien. Me siento muy cómodo en este nuevo entorno. Superar los desafíos, especialmente la pandemia, la inestabilidad económica y política, ha sido un reto para muchas empresas en el Perú. Sin embargo, me siento satisfecho de haber sorteado todos estos obstáculos. Esperamos que este año traiga cierta estabilidad y mejores perspectivas.

¿Y cuál fue tu experiencia laboral antes de unirte a Montana?
Antes de Montana, estuve un año y medio en AFP Horizonte como analista sénior de Finanzas. Previamente, trabajé un año en Pricewaterhouse, en consultoría financiera. Mi primera experiencia profesional fue en Larcomar, donde estuve durante un año. 

¿Por qué te especializaste en finanzas?
Mi interés por las finanzas despertó durante el octavo ciclo de la Carrera de Economía, cuando tomé mi primer curso de Finanzas con Antonio Rodríguez, quien era profesor y gerente general en Larcomar en ese momento. Fueron tan buenos los resultados, y me interesó tanto el curso, que iba a casi todas sus asesorías, quería aprender más. Se me hizo bastante fácil e interesante el tema y, a partir de ahí, todos los cursos de finanzas fueron mis preferidos. Mis notas eran de 18 para arriba. 

Un día, se me acercó el profesor Rodríguez, y me comentó que necesitaba un practicante para el área de Finanzas, así que acepté y estuve en este puesto seis meses. Luego, fui contratado como analista financiero, antes de graduarme. Fue una experiencia muy enriquecedora. Después de mis prácticas, decidí quedarme un año y medio más antes de pasar a trabajar a Pricewaterhouse.

¿Cuáles consideras que son tus principales fortalezas como profesional?
Para mí, la actitud es fundamental. Tengo una gran capacidad de motivación interna y siempre busco nuevos retos. Cuando logro algo, no suelo detenerme a celebrarlo, sino que sigo adelante en busca de un nuevo desafío. También, he sido muy proactivo desde una edad temprana, siempre tuve claros mis objetivos profesionales. Esta mentalidad me ha ayudado a tomar decisiones más conscientes y dirigidas hacia mis metas profesionales.

¿Por qué crees que la actitud es tan importante en el ámbito profesional?
Considero que la actitud es la cualidad más valiosa que uno puede tener en el entorno laboral. La parte técnica se puede aprender y el liderazgo se puede desarrollar, pero la actitud es inherente a la persona y determina su capacidad para influir en los demás y liderar un equipo. Los líderes exitosos no son necesariamente los más sabios, sino aquellos que saben contagiar su entusiasmo y energía a su equipo, lo que hace que todo fluya de manera más efectiva.

¿Tienes algún pasatiempo?
Desde pequeño me apasionan los deportes. He practicado una variedad de disciplinas a lo largo de los años. Si me preguntaran qué haría si no fuera economista, definitivamente elegiría ser deportista profesional en cualquier disciplina. A pesar de mis responsabilidades y horarios complicados, intento mantener mi pasión por el deporte, aunque ahora me limito principalmente al gimnasio, debido a la flexibilidad de horarios que ofrece. El deporte siempre ha sido una parte importante de mi vida.

¿Cómo incorporas esa mentalidad deportiva en tu trabajo?
La disciplina y la motivación que se requieren para levantarse temprano y hacer ejercicio a las cinco de la mañana son las mismas que necesitas en el trabajo. La planificación y la motivación son clave tanto en el deporte como en mi profesión.

¿Practicabas deporte también durante la época universitaria?
Sí, jugaba fútbol en los campeonatos internos de la Universidad. Incluso tuve el honor de ser campeón en la categoría de novatos. Aunque me encantaba el deporte, mis compromisos académicos siempre fueron mi prioridad, lo que a veces me dificultaba participar en representación de la Universidad en competencias más formales. 

¿Qué estudios de posgrado has realizado?
Mientras estuve en Montana, me ofrecieron financiar una maestría en Dirección de Empresas. Me sentía muy cómodo y valorado, y eso me motivó a quedarme más tiempo del que había planeado inicialmente. Siempre hubo oportunidades de crecimiento y reconocimiento, lo que creó un ciclo virtuoso.

¿Cómo fue tu época de estudiante en la Universidad de Lima?
Cuando cursaba el último año del colegio, no sabía bien qué carrera estudiar, pero tenía claro que me gustaban los temas relacionados con el manejo del dinero. Estaba entre Contabilidad y Administración, e ingresé a esta última carrera. En Estudios Generales, había un curso llamado Introducción a la Economía. Ahí, me comenzó a interesar esa área y, finalmente, me cambié de carrera. 

Recuerdo que tuve la oportunidad de escoger una entre varias opciones universitarias, pero elegí la Universidad de Lima. Siempre había escuchado de su prestigio y de la calidad de los profesores, así que cuando tuve la suerte de ingresar, confirmé que todo lo que había escuchado era cierto. Los profesores se preocupaban por nuestro aprendizaje y nuestro desarrollo. Además, hice muy buenas amistades. Tuve amigos en diferentes carreras, también en el deporte. Las actividades extracurriculares me dieron la oportunidad de ampliar mis redes de contacto.