“La posmodernidad fue muy inclusiva en arquitectura”

Surgida en la década de 1970, la conciencia de la posmodernidad marcó a la sociedad de tal manera que aún hay conceptos sobre lo posmoderno que se mantienen vigentes. Esta es una de las razones por las que Limaq, la revista de la Carrera de Arquitectura de la Universidad de Lima, decidió dedicar su quinto número a este tema.

La revista se presentará este miércoles 19 de febrero a las 19.00 horas en la librería El Virrey de Miraflores. Mientras esperamos, conversamos con los docentes Enrique Bonilla, director de la Carrera de Arquitectura, y Cristina Dreifuss, editora del presente número de Limaq.

¿Por qué se enfocaron en la posmodernidad para esta edición de Limaq?

Enrique Bonilla: A pesar de que el término ha caído en desuso, nosotros queríamos nuevamente revisarlo porque fue un espacio importante en la arquitectura del siglo XX y que se proyecta al XXI. La posmodernidad busca enfatizar sobre aspectos referidos al lenguaje, planteando la modernidad desde un punto de vista más crítico. Asimismo, al ser un tema de fuerte contenido teórico e histórico, la persona indicada para la edición de este número fue la profesora Dreifuss.

Cristina Dreifuss: Muchos arquitectos no consideran a la posmodernidad en el discurso contemporáneo; sin embargo, está presente en el diseño de nuestras ciudades y espacios públicos. La revisión de este tema nos llevó a incluir dos tipos de artículos: textos muy teóricos relacionados con esta corriente y artículos centrados en proyectos tangibles. Personalmente, me parece que la revista ha logrado un balance interesante entre estos dos enfoques para describir la arquitectura.

¿Cómo desafía la posmodernidad a la modernidad?

Enrique Bonilla: Considero que la posmodernidad fue muy inclusiva en arquitectura, tuvo la virtud de haber sumado a la modernidad entre sus vertientes; abrió el panorama. En aquella etapa ya se hablaba de la otredad como una forma de acercar a la comunidad, esa es una conquista de la posmodernidad que ha quedado y de la que se habla mucho en nuestra vida contemporánea.

Cristina Dreifuss: Una de las cosas que la posmodernidad critica de la modernidad es la carencia de la idea de identidad. Surgió una arquitectura muy democrática luego de las dos guerras mundiales, en la cual se uniformizó la forma, pero se llegó al punto de considerar un valor que un mismo edificio pudiera estar en diferentes lugares, aunque poseyeran distintos climas y grupos humanos. Se dejó de lado la identidad. La posmodernidad habló de variables regionales, culturales o climáticas. Entonces acoge los conceptos modernos y les agrega las variables mencionadas.

¿Qué otra característica define a la posmodernidad?

Cristina Dreifuss: Otro punto interesante es el rescate de la narrativa: cómo la arquitectura puede contarnos historias y significar algo para nosotros. En la actualidad se habla del aspecto afectivo, cómo un edificio nos hace sentir. Es importante que, como proyectistas y usuarios, identifiquemos cómo los edificios nos tocan o nos afectan. Muchos de los textos de esta edición de Limaq han tratado de enfatizar en este tema.

¿El caso peruano encuentra puntos en común con los artículos internacionales?

Cristina Dreifuss: Sin duda, la edición busca que los artículos vayan de lo universal a lo particular, de categorías que pueden servir a casi cualquier contexto a otras que aterrizan a temas regionales, como el artículo de Gonzalo Ríos, que se refiere a una realidad puntual en Arequipa. Hay grandes ideas que son compartidas y algunos ejemplos que se aplican a nuestra realidad completamente.

Enrique Bonilla: Países como Italia, Argentina y España teorizan mucho sobre arquitectura en temas como identidad, la otredad, regionalismo. Estas son nociones enteramente posmodernas. Para el Perú hay casos específicos de teoría, sobre todo en el interior del país. Las contribuciones regionales son una buena ventana hacia el interior y eso es muy posmoderno.

¿De qué manera se elige el tema que aborda cada edición de Limaq?

Enrique Bonilla: Lo acordamos a través de un comité académico y consultivo, se define por las tendencias del momento. Hemos hablado sobre urbanismo, vivienda, pedagogía en la arquitectura, entre otros puntos. Buscamos que sean temas que involucren interés teórico donde la Universidad de Lima deba profundizar.

¿Cuál es el proceso de selección de los colaboradores de la revista?

Cristina Dreifuss: Limaq tiene una convocatoria abierta y constantemente recibimos artículos. Una vez que sale la convocatoria de una edición, lo hace con una serie de ejes que definen cada temática. Asimismo, nosotros investigamos a quienes están escribiendo sobre el tema y los contactamos. Con todos los artículos captados hacemos la selección, y estamos muy contentos con la calidad y cantidad del contenido que trae la convocatoria.

¿Cómo se definiría el momento en que vivimos?

Enrique Bonilla: Desde hace más de 20 años nadie se atreve a ponerle un nombre a esta etapa. En el caso del Perú, la posmodernidad hablaba de lo tardomoderno, lo que se mantenía en la modernidad y seguía vigente. Luego, Solà-Morales definió lo que pasaba a principios del siglo XXI como historicismo moderno, que traía de vuelta esta etapa y, hasta hace un tiempo, algunos estudiantes se interesaron en la década de 1930. Entonces, lo que estamos viviendo es una especie de revival que sucede cuando no se encuentra un punto de dirección. Esto se vio en el siglo XIX con el neoclásico, el neogótico, el neorrománico, hasta que apareció la modernidad en arquitectura. Unos creen que el tema ambiental está marcando fuertemente la arquitectura de esta época.