Talento y esfuerzo, la combinación perfecta

A sus 29 años, el arquitecto Daniel Raygada tiene unos cuatrocientos mil metros cuadrados diseñados. Entre las obras más importantes que ha desarrollado con Pragma Arquitectos están la nueva sede del Colegio de Ingenieros del Perú, el Complejo La Encalada y el proyecto San Marino-Condominio & Marina Club. Cuenta con su empresa propia, Daniel Raygada Arquitectos, y este año estudiará una maestría en la Universidad de Berkeley, en California, con lo cual internacionalizará su trabajo.  

Participaste en el diseño y desarrollo de la nueva sede del Colegio de Ingenieros del Perú (CIP), cuando trabajabas en Pragma Arquitectos. ¿Cómo fue esta experiencia?
Efectivamente, iniciamos el proyecto en el 2019. El Colegio de Ingenieros quería algo nuevo para la ciudad, un edificio que contara con las últimas tecnologías, que tuviera un diseño innovador, que fuera sostenible y, lo más importante, debía albergar un auditorio para más de 600 personas. El encargo fue todo un reto. Como jefe del proyecto, me encargué de liderar el equipo de arquitectos de Pragma, así como de dirigir a los ingenieros y consultores involucrados. La empresa GCAQ se ocupó del proyecto estructural, la empresa Deustua Ingenieros Consultores estuvo a cargo de la ingeniería sanitaria, eléctrica, mecánica y de comunicaciones. Asimismo, contamos con el apoyo de Lutron para el proyecto de iluminación, la colaboración de Sumac para la certificación LEED, el soporte de consultores de evacuación y seguridad, consultores para el proyecto de mobiliario, entre otros.

¿Por qué era un reto que el auditorio estuviera en el último nivel?
Por motivos estructurales y de funcionamiento, un auditorio de esas dimensiones tenía que estar en el último nivel. Ahí nacía el reto. El principal inconveniente es la seguridad, debido a que, en caso de un siniestro, se tiene que evacuar a 600 personas desde el último piso. El conflicto se solucionó colocándose tres escaleras de evacuación en puntos estratégicos. Si el auditorio abarca el 80% de la planta, te queda solo el 20% sobrante para jugar con tres escaleras de evacuación en lugares opuestos. Por otra parte, el terreno no era óptimo. No era un rectángulo perfecto, tenía retazos. Ello limitaba la resolución de los estacionamientos y esto, de cierta manera, condicionaba la estructura del proyecto. Debo decir que los ingenieros tienen un gran mérito, porque lograron un traslape de estructuras muy complejo para conseguir el correcto funcionamiento estructural. 

¿Qué otros aspectos se pueden destacar de la obra?
Este proyecto es de los primeros que alcanza una precertificación LEED Platinum en el Perú, lo cual es muy importante para el Colegio de Ingenieros, para la Municipalidad de Miraflores y para Pragma Arquitectos. Por otro lado, cuenta con 11 niveles superiores y siete de estacionamientos subterráneos. Tiene dos ingresos peatonales independientes, uno para el auditorio, salas de uso múltiple, y otro para las oficinas. El nivel -1 cuenta con la cafetería y comedor. Del nivel 1 al 6 están las oficinas. El nivel 7 cuenta con tres salas de usos múltiples para un total de cien personas. Los niveles 8, 9, 10 y 11 son del auditorio. En cuanto a los materiales, el auditorio está revestido con paneles acústicos de madera, colocados con un diseño muy moderno y audaz. La fachada está revestida con enchape de porcelanato de tamaño extragrande, de tres metros por un metro. La zona de oficinas cuenta con un muro cortina con cristal insulado y láminas de protección de radiación que no dejan pasar el calor de afuera hacia adentro. Este detalle ayudó mucho para conseguir la precertificación Leed. Finalmente, está el toque pragmático de la oficina, que le da una forma elegante, la cual fue satisfactoria para el consejo del CIP.

¿Cómo fue el trabajo de coordinación entre todas las instancias involucradas?
Fue muy complejo. Participaron en el proyecto el directorio del CIP, los equipos de Pragma, de ingenieros estructurales de GCAQ, de ingenieros sanitarios, mecánicos, eléctricos y de comunicaciones de Deustua Ingenieros Consultores. Así como el equipo de consultores de seguridad, iluminación, mobiliario y certificación LEED. Más de 40 personas involucradas, calculo. Todo el proyecto fue elaborado bajo la metodología BIM, que es lo último que se usa en el mundo.

¿Cómo ayuda la metodología BIM en un proyecto como este?
Sirve sobre todo para revisar la compatibilización entre especialidades, ya que permite ver por dónde pasan las tuberías y si hay interferencia entre una viga y un tubo eléctrico. Cualquier interferencia se puede solucionar en la computadora, antes de comenzar la obra, lo cual implica una reducción de costos significativa. Por otro lado, permite visualizar en tiempo real cómo se ve el edificio. Así puedes cambiar las luminarias, los materiales, etcétera. 

¿En qué etapa está el proyecto actualmente?
En construcción. El mes pasado estuvimos en la ceremonia de la colocación de la primera piedra. Normalmente, este tipo de proyectos no se llega a realizar, por eso es muy importante que se esté construyendo. 

¿Cuándo comenzaste a trabajar en Pragma?
Empecé en el 2016, un día después de que terminé la Universidad. Llegué como arquitecto júnior y vi un ambiente laboral muy bueno, que me incentivó a esforzarme. Rápidamente me posicioné como jefe de Proyectos. He estado a cargo del equipo de diseño de más de 35 proyectos, entre residencial, comercial, de oficinas, institucional, de equipamiento público, de edificios culturales y de marinas, con un presupuesto total de más de 250 millones de dólares.

¿Cuáles son los proyectos que te han impresionado más como jefe de Proyectos?
Uno de ellos es el Complejo La Encalada, un proyecto de más de 162.000 metros cuadrados, que incluye dos hoteles, dos torres de oficinas y una torre residencial, el cual está en construcción. Si bien el diseño culminó en el 2019, en el 2021 lo modificamos, debido a la pandemia. El diseño original contemplaba dos torres de oficinas, las cuales ya estaban siendo cimentadas cuando el cliente nos indicó que no estaban vendiendo oficinas, debido al trabajo remoto. Por tal motivo, modificamos el diseño para que, en vez de oficinas, tuvieran viviendas. Todo sin cambiar las estructuras ni el funcionamiento mecánico de las ingenierías. Fue un reto muy interesante. Al final, quedó espectacular. El hotel actualmente está en casco tarrajeado. Considero que este proyecto fue mi primer salto profesional y agradezco a Jaime Doria y Ricardo Martin de Rossi, gerente y CEO de Pragma, respectivamente, por la confianza que me tuvieron al encomendarme este reto, siendo yo entonces un arquitecto muy joven.

¿Qué edad tenías en esa época?
Tenía 25 o 26 años. Suplí mi falta de experiencia con esfuerzo. Llegaba una hora antes que todos a la oficina, almorzaba en cinco minutos para seguir avanzando y me quedaba hasta muy tarde. Al final, el proyecto fue aprobado antes de la fecha pactada y la modificación fue aprobada en la primera revisión municipal, lo cual es formidable. 

¿Qué otro proyecto podrías resaltar?
Quisiera destacar el prestigioso proyecto San Marino, que sigue en construcción. Es un condominio residencial en Pisco, que tiene canales en las casas para que los dueños ingresen con sus yates. Es una marina. La coordinación fue muy especial, porque la constructora es de Ecuador, la empresa especializada en ingeniería marítima es de Holanda, el consultor de desarrollo urbanista es de Miami, los especialistas de iluminación son de Croacia y la gerencia del proyecto es de Lima. Ahí comprobamos que estamos a la altura de este tipo de proyectos, que son de envergadura internacional. 

¿Sientes que te has enriquecido profesionalmente en Pragma?
Sin duda. Debo tener alrededor de 400 mil metros cuadrados de proyectos diseñados en Pragma, lo cual es un gran logro para mí. Estoy muy satisfecho por haber conseguido esto a mi edad actual, 29 años. Mi esfuerzo ha sido enorme, pero ha valido la pena.

Cuéntanos de tu propia empresa, Daniel Raygada Arquitectos…
Empezó cuando comenzaron a pedirme ayuda en remodelaciones de casas y departamentos. Mi primer proyecto fue la remodelación de un departamento de 200 metros cuadrados en San Isidro. Luego vinieron otros. Entre mis logros más grandes se encuentran la construcción de una casa de cinco millones de dólares en San Isidro, donde gerencié a más de 150 empleados y 40 proveedores; la remodelación de un penthouse de tres pisos frente a El Golf; el diseño de tres casas en Sierra Morena, una casa en Chosica, entre otros proyectos. 

Por otro lado, pronto viajarás a realizar estudios de maestría. ¿Podrías contarnos sobre ese proyecto?
Por supuesto, me voy a estudiar a California. Al principio no sabía si elegir una maestría en diseño o en real estate (bienes raíces). Lo único seguro era que quería estudiar en Estados Unidos, donde hay más inversión en construcción y existen proyectos que, para mí, son los más interesantes y profesionalmente atractivos. Empecé a investigar los programas, las universidades y, finalmente, supe que quería enfocarme en real estate.

¿Qué te hizo decidir por el real estate?
En Pragma dominé el diseño, en mi empresa aprendí a construir, gerenciar y supervisar. Amo lo que hago; sin embargo, sé que para generar un impacto tengo que aprender a dominar todas las áreas del proyecto inmobiliario, como la gerencia, inversiones, fondos de capital, las leyes, etc. Hay mucho que aprender, más aún en el primer mundo. Acá he diseñado edificios grandes y emblemáticos, pero son solo de 20 pisos. Allá, el One World Trade Center tiene 104 pisos, y aspiro a participar en algo así. Por otro lado, me informé sobre las universidades más prestigiosas de Estados Unidos y entre las primeras estaban la de Berkeley, Cornell, Columbia, Carnegie Mellon y Southern California. Postulé a las cinco. La postulación es compleja, hay que rendir exámenes, presentar muchos papeles y entregar ensayos profundos. Después de unos meses, llegaron las buenas noticias. La de Berkeley me ofreció una beca y, además, el director me escribió: “Daniel, estamos muy impresionados con los proyectos que has desarrollado, por lo cual queremos ofrecerte una beca y también me gustaría que seas mi asistente en mis cursos de Diseño”. 

¿Cómo te sentiste cuando te enteraste de esto?
Fue impactante. Era un golazo, sobre todo por el contacto cercano que tendré con el director. Pero, con toda sinceridad, debo decir que esto no es suerte, es producto de mi esfuerzo. El esfuerzo es lo que construye tu camino y al final la vida te lo devuelve en algo tan bonito como esto. En la maestría voy a seguir esforzándome para mejorar cada vez más, esta vez en un contexto internacional. 

¿Qué pasó con las otras universidades?
La Universidad del Sur de California me ofreció una beca. Columbia y Carnegie Mellon también. La Cornell fue la única que no me dio una beca, aunque creo que se pudo haber negociado. Finalmente me fui con Berkeley, aunque todas son muy prestigiosas. Lo que motivó mi decisión fue que en Berkeley me ofrecían ser asistente del director. Eso no se podía superar.  

Aparte, vas a participar en Casacor, ¿verdad?
Sí, estoy diseñando el lobby de ingreso principal, que –sinceramente– va a quedar impresionante. La idea fue de la empresa Inpiedra, con la cual he trabajado en varios proyectos. Ellos se quedaron impactados con mis diseños y me pidieron asociarme para realizar este espacio. 

Finalmente, ¿qué te pareció tu paso por la Universidad de Lima?
Hay una frase de Isaac Newton que resume lo que siento: “Si he llegado a ver más lejos que otros, es porque me subí a hombros de gigantes”. Quiero decir que todo lo que he logrado no hubiera sido posible sin la Universidad de Lima, sin mis profesores. Estoy agradecido con la Universidad, por lo que me ha dado en la Carrera de Arquitectura. Considero también que la disciplina es muy importante. Yo soy muy disciplinado, por eso he tenido hasta dos trabajos paralelamente: Pragma y mi propia empresa, y ambos con proyectos muy complejos. Algo clave también es el apoyo de la familia, de tu pareja, y centrarte en lo importante. De la Ulima tengo recuerdos muy bonitos. Yo hacía atletismo, corría 110 metros con vallas y 400 metros con vallas. Ganamos el interuniversitario. Siempre he sido deportista y lo seguiré siendo. También participé en la Noche de Talentos con mi grupo de rock, con el que tocaba la guitarra. El grupo se llamaba Ghanta. Todo fue muy bonito en la Universidad.