05 de Agosto de 2024

Ingeniería de riesgos en las industrias

Las industrias están expuestas a diversos riesgos, desde fenómenos naturales hasta interrupciones operativas. Joao Marcelo Lacerda Ardiles se encarga de analizar estos peligros y elaborar recomendaciones para mitigarlos desde su posición de Senior Risk Engineer en Chubb, en Inglaterra.

Él siguió la Carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima, tras lo cual ingresó a trabajar en esta empresa, en el Perú. Luego, fue enviado a la sede de México, donde permaneció cinco años, y después fue a Inglaterra, país en el que trabaja actualmente. En la siguiente entrevista, comenta sobre la cultura de los seguros en Europa, las estrategias que aplica para reducir la siniestralidad y su perspectiva sobre el crecimiento de la ingeniería de riesgos en Latinoamérica.

¿En qué consiste tu trabajo?
Me encargo de brindar apoyo para la adquisición y retención de clientes mediante el gerenciamiento de programas de ingeniería de riesgos para empresas locales, regionales y multinacionales. Evalúo los diferentes tipos de peligros a los que estas industrias están expuestas, como fenómenos naturales, incendios e interrupción de actividades, y el impacto de estas incidencias en sus operaciones. Para eso, realizo visitas de campo en las que examino las diferentes amenazas y, cuando es necesario, preparo recomendaciones para la mejora de estos problemas.

¿Cómo es la cultura de los seguros en Europa?
En Europa, los seguros tienen una alta penetración en el mercado, en lo empresarial y en lo personal. Es parte de la cultura de las personas tener un seguro del hogar y de bienes personales, en tanto que en las industrias este tema está muchísimo más desarrollado. No solo se aseguran los bienes, sino que se busca la continuidad de las operaciones mediante coberturas de interrupción de negocios. Incluso, se protege a directores y otros altos ejecutivos con pólizas de mala praxis profesional. Por nuestra parte, tratamos de mitigar riesgos que produzcan un impacto financiero en las empresas y en la aseguradora. Además, nos preocupamos por reducir la siniestralidad y bajar los siniestros que nosotros pagamos. Esto ayuda, finalmente, a los resultados de la compañía de seguros.

¿De qué manera reducen la siniestralidad?
Hay diversas maneras de hacerlo. Primero, llevamos a cabo una evaluación del riesgo para conocer las diferentes operaciones y para saber con mayor precisión qué hacen nuestros clientes. Evaluamos los controles de gestión y usamos métodos de protección, principalmente contra incendios o robos, de acuerdo con la póliza y la cobertura que se quiere pagar. En la ingeniería de riesgos, ayudamos a la adquisición y retención de clientes, e informamos acerca del riesgo al cual la aseguradora se enfrentaría, en caso de que tenga que pagar por algún tipo de siniestro. 

Dicen que los ingenieros de riesgos somos los ojos y oídos de las aseguradoras, y más o menos es así. Además, muchas aseguradoras ofrecen servicios de consultoría en diferentes rubros, como protecciones contra incendios, planes de continuidad de negocios, formatos de seguridad, autoinspecciones y políticas de seguridad, etcétera. Transitamos por un amplio espectro.

¿Cómo ha sido el crecimiento e interés por la ingeniería de riesgos en el mercado peruano y latinoamericano?
Podemos decir que el mercado peruano y el latinoamericano han tenido un crecimiento y un interés particular por la ingeniería de riesgos. Se ha comprobado que genera un impacto positivo tanto en los clientes como en las aseguradoras. Reduce amenazas, evita pérdidas y hay casos en los que, tras evaluar a una empresa, el ingeniero advierte un peligro inminente y recomienda no brindar el seguro. Esto se comprueba años o meses después, cuando finalmente se produce el siniestro en la empresa. El trabajo de la ingeniería de riesgos tiene un impacto muy positivo en el cliente, porque le ayudamos a prevenir siniestros, como en la empresa, para que no tenga siniestros.

¿Por qué te fuiste a vivir a Inglaterra?
La empresa donde trabajo tiene presencia en más de cincuenta países. El equipo de ingeniería está repartido por los cinco continentes y siempre se presentan oportunidades de crecimiento para los empleados, como la posibilidad de explorar el mercado de seguros en distintos países y relocalizarse. Comencé en esta empresa en la operación de Perú hace un poco más de diez años. Luego, me transfirieron a México, donde estuve cinco años, y he pasado los últimos dos años en Inglaterra.

¿Cómo fueron tus experiencias al vivir en México y Reino Unido?
México es un país muy cálido. Las personas son muy acogedoras. La cultura, la comida, la geografía y el idioma son muy similares a los de otros países de Latinoamérica, con ciertas diferencias, por supuesto, que son únicas de cada país. La transición de Perú a México fue bastante tranquila, incluso con el clima, ya que son bastante parecidos. 

Adaptarme a Inglaterra fue fácil desde el punto de vista profesional, por la experiencia que ya traía, el conocimiento de los códigos, las maneras de trabajar en la compañía y el modo de hacer las inspecciones. Hubo ciertos detalles, como el clima, que me costaron más. Aquí hay meses en los que a las 15.30 horas ya no hay luz del día, y eso tiene un impacto significativo en las personas que no están acostumbradas. La comida también es distinta, pero en general la transición ha sido cómoda para mí.

¿Dónde has trabajado después de terminar tus estudios en la Universidad de Lima?
Un par de meses después de culminar la etapa universitaria, fui contratado por Chubb. Antes de eso, realicé mis prácticas preprofesionales en la industria de la construcción, para una empresa brasileña, en un proyecto de reservorios de agua. Después, pasé a la industria alimentaria, específicamente en el área de mantenimiento y seguridad. Luego, fui a una empresa que hacía consultoría en incendios y seguridad personal. 

Siempre he realizado trabajo de campo, me gusta más que el trabajo en oficina. Disfruto tener contacto con los clientes y conocer diferentes operaciones. Aunque uno visite dos empresas del mismo sector, los riesgos que se identifican son distintos en cada caso.

¿Qué desafíos se te han presentado a lo largo de tu carrera?
Siempre ha estado presente el desafío de lo desconocido, de lo que es nuevo. Particularmente, en la ingeniería de riesgos hay tecnologías muy puntuales y de las que se habla mucho en la actualidad, como vehículos eléctricos, baterías de iones de litio, micromovilidad y motores de hidrógeno. Sin embargo, no hay literatura suficiente que nos ayude a enfocar estos aspectos desde un punto de vista de la seguridad y la prevención de siniestros. Ese es un gran reto, porque hay que realizar mucha investigación, entender cómo funciona la tecnología y cuáles son los aspectos que podrían causar algún tipo de siniestro. 

Otro desafío bastante común es comunicar la importancia de seguir las recomendaciones que ofrecemos a los clientes. Por lo general, ven cada recomendación como un gasto y no como una inversión a largo plazo. Piensan: "Voy a tener que invertir USD 500 000 en un sistema de protección contra incendios, cuando en los últimos cincuenta años de operaciones no me ha pasado nada". Pero cuando llega el siniestro, las pérdidas pueden ser cuantiosas. Por ejemplo, puede ser muy perjudicial si tienes un almacén desprotegido, sin rociadores, y un stock con valores superiores a los diez o veinte millones de dólares. Puede ser complicado que los clientes entiendan la necesidad de asegurar sus bienes, pero hay que saber explicarles la conexión entre la inversión y el impacto de no invertir.

¿Qué habilidad o competencia se requiere tener en el rubro en el que te desempeñas?
Tienes que ser muy curioso y no conformarte con las primeras respuestas que te dan los clientes. Cuando haces las entrevistas iniciales, siempre hay que preguntar qué, cómo, por qué, para qué y dónde. Debes plantear las preguntas precisas para tener un panorama completo y hacer una evaluación más detallada. También, necesitas tener habilidades de comunicación asertiva, saber escuchar al cliente, entender qué te quiere expresar y saber comunicar tus opiniones. 

Además, se requiere mucha organización, porque a veces manejas cuentas que tienen doscientas ubicaciones. Si bien no vas a visitarlas todas en un periodo de la póliza, tienes que coordinar sesenta visitas al año y lo haces no solo con personas del país donde trabajas, sino también con compañeros de otros continentes. Tienes que lidiar con diferentes horarios e idiomas, por lo que la organización es muy importante. Por último, la capacitación constante es fundamental. Cada día surgen nuevas tecnologías de protección o se producen cambios, así que hay que aprender y actualizarse constantemente en las últimas tendencias del mercado.

¿Tienes algún pasatiempo?
Corro distancias largas, principalmente medias maratones. También, me gusta mucho la motocicleta y la bicicleta. Disfruto mucho las actividades al aire libre, y en Inglaterra hay bastantes parques naturales, así que también hago trekking.

¿Qué te pareció estudiar en la Universidad de Lima y qué recuerdo guardas de esa época?
Tengo recuerdos muy bonitos de esa época. Siempre me gustó el enfoque de los profesores. No se centraban únicamente en la teoría, ni siquiera en los cursos de Física o Control de Operaciones, Máquinas e Instrumentos; sino que también nos hacían analizar cómo aplicar todo eso a casos reales. Nos brindaban información de lo que ocurría en las empresas, lo que te prepara para cuando entras al mercado laboral.