07 de Febrero de 2022
Tendencias, oportunidades y habilidades nuevas en el rubro de derecho empresarial
No hay mayor motivación que el simple conocimiento de que los alumnos aprendan. Años de experiencia en el área de mercado de valores, derecho mercantil y societario han impactado en Eduardo Leturia, docente de la Maestría en Derecho Empresarial, quien, en la siguiente entrevista, comenta acerca de tendencias y oportunidades laborales en los diversos rubros del derecho empresarial.
¿Cómo cree que ha cambiado o evolucionado su profesión durante los últimos años?
Creo que en los últimos años ha cambiado la tendencia de recurrir frecuentemente a los juicios y ahora se observan más negociaciones. En el pasado, en las aulas de derecho y ante una controversia, se alentaba a que su solución se alcanzase a través de medios heterocompositivos, es decir, recurriendo a un tercero que dirima justicia, que solía ser el juez. Considero que ello ha cambiado no solamente porque el arbitraje se volvió una alternativa más utilizada, sino porque se ha vuelto más frecuente que los abogados busquemos solucionar las desavenencias entre las mismas partes, es decir, mediante medios autocompositivos en donde la negociación predomina; lo cual es una mejora, porque se puede llegar a acuerdos de manera más rápida.
Desde su punto de vista, ¿cuáles son las principales tendencias o cambios que ha observado últimamente en el área de mercado de valores?
El área de mercado de valores es muy especializada, y con los constantes cambios tecnológicos, la normativa en este campo es muy cambiante, lo que exige a los abogados que se desarrollan en esta área estar sumamente actualizados. Al mismo tiempo, deben contar con conocimientos financieros para poder desenvolverse eficientemente en su labor. Si evaluamos a las instituciones públicas de nuestro país, la Superintendencia de Mercado de Valores (SMV) destaca entre las mejores, no solo porque constantemente busca mejorar la regulación del mercado de valores mediante la emisión de normas y la mejora de las existentes, sino también porque cuenta con un equipo bien capacitado. Cuando se habla de regulación, la autoridad debe propender a no excederse, y creo que la SMV ha logrado este balance. Desafortunadamente, nuestro mercado de valores es muy pequeño, y a pesar de los esfuerzos de la SMV por aumentar el número de participantes, este objetivo no se ha logrado. Esta es una de las tareas más grandes para las empresas deficitarias, que cuando recurren al mercado de capitales solo acuden al sistema financiero, descartando el mercado de valores.
¿Qué podría decirnos sobre el derecho societario? ¿De qué se trata esa rama del derecho empresarial y cómo se desarrolla esa área actualmente?
Cuando los empresarios buscan asociarse para desarrollar un negocio que implicará una inversión inicial, constituyen sociedades en las que definen las reglas con las que lo llevarán a cabo. Esta opción les permite que sea el propio negocio el que acuda al sistema bancario para financiarse, separando su patrimonio personal de esta aventura empresarial. Así, se crea una persona jurídica distinta de sus fundadores y que, al tener un fin de lucro, encaja en las sociedades. El derecho societario es aquella rama del derecho mercantil que regula los distintos tipos de sociedades, desde la forma en que se constituyen, los aportes, cómo actúan y distribuyen funciones sus órganos, sus leyes internas o estatutos y cómo estos se modifican, la emisión de bonos, transformación, fusión, escisión, reorganización, así como su salida a través de la disolución, liquidación y extinción. A su vez, versa sobre las sucursales y los contratos asociativos. Cabe señalar que nuestra actual Ley General de Sociedades acaba de cumplir 24 años de vigencia; empero, existe un Anteproyecto de Ley General de Sociedades presentado al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en el año 2018 que, si bien no la modifica estructuralmente, sí mejora aspectos que evidentemente, con el transcurrir de los años, han necesitado ser actualizados, como señalar que las publicaciones ya no se realizarán en el periódico El Peruano sino en su página web, o eliminar la reserva legal, reducir el dividendo obligatorio de 50 % a 25 % de la utilidad del ejercicio anterior, la creación de la secretaría como órgano de apoyo a la administración, entre otros.
En el contexto actual, ¿cree que han surgido nuevas oportunidades laborales en relación con dichas áreas?
Considero que sí. En efecto, una de las consecuencias negativas de la pandemia del COVID-19 ha sido la crisis económica, que finalmente ha implicado la salida de muchas sociedades del mercado, requiriendo de los servicios legales referidos a procesos de disolución, liquidación y extinción de sociedades. Esta coyuntura ha conllevado la insolvencia de muchas empresas, por lo que no podemos dejar de mencionar que existe otra rama del derecho mercantil que es el derecho concursal, el cual también ha sido recurrido en estos tiempos. De la misma forma, la situación económica, agravada por la pandemia, ha obligado a los agentes del mercado de valores a tener que reformular las condiciones establecidas en los diversos contratos y emisiones que se habían dado en dicho mercado, forzando a los abogados a ser creativos en la búsqueda de soluciones legales que permitan a los deudores y acreedores capear el temporal. Sin embargo, no todo ha sido malo, pues en este contexto también han surgido nuevos modelos de negocios y nuevos emprendimientos, así como la necesidad de ciertas empresas que se vieron forzadas a formalizarse o regularizar temas societarios al tener que acudir a un esquema bancarizado o donde predomina el comercio por internet, lo que evidentemente ha generado mayores oportunidades para los abogados especializados en dichas áreas.
Desde su punto de vista como docente, ¿qué habilidades y conocimientos debe tener el profesional de derecho empresarial para afrontar los nuevos cambios ocasionados por la pandemia?
Creo que una situación sui generis, como la que estamos viviendo, nos obliga a repensar si una pandemia es un evento imprevisible o no. Por tanto, los abogados corporativos deben reevaluar los riesgos y condiciones que se daban por sentadas antes de la pandemia, para reformarlos en sus contratos o estatutos. Por ejemplo, en el campo societario hubo un aprendizaje notorio relacionado con la convocatoria y realización de juntas generales de accionistas no presenciales. Recordemos que el estado de emergencia nacional decretado conllevó al confinamiento durante un tiempo determinado, restringiendo ciertos derechos constitucionales como el derecho de reunión y tránsito. Eso impidió que dicho órgano societario pudiera reunirse, generándose consecuencias negativas para el devenir de las sociedades. Si hacemos memoria, el confinamiento se decretó el 16 de marzo del 2020, lo cual impidió que muchas empresas pudieran celebrar sus juntas obligatorias anuales, que suelen realizarse en el mes de marzo. Las empresas supervisadas por la SMV pudieron salvar dicha situación por la dación de una norma publicada a los pocos meses. Sin embargo, las demás sociedades recién pudieron contar con esta habilitación en el mes de agosto del 2020. Posteriormente, en el 2021, se modificó la Ley General de Sociedades a fin de regular la convocatoria y realización de juntas generales de accionistas no presenciales, así como el ejercicio del derecho de voto no presencial, aspecto que debe ser conocido y aplicado cabalmente por los abogados corporativos. Por otro lado, si bien las habilidades de negociación son imprescindibles en un abogado corporativo, en esta coyuntura se han hecho más notorias, no solamente para negociar nuevos contratos sino también para renegociar términos ya pactados.
¿Qué experiencias ha reunido a lo largo de los años siendo profesor de la Escuela de Posgrado?
Primero, debo señalar con orgullo que fui alumno de la Maestría en Derecho Empresarial de la Universidad de Lima en los años 1999 y 2000. Antes de ingresar como docente de la Escuela de Posgrado, lo fui de la Facultad de Administración y de mi alma mater, la Facultad de Derecho. Mi designación como profesor de Derecho Societario aconteció en el año 2015 y desde el año 2019 también enseño el curso Mercado de Valores. A lo largo de estos años he acumulado gratas experiencias, no solo con los alumnos, sino también con los profesores y el personal que trabaja en la Escuela. Adicionalmente, ha sido muy placentero haber sido miembro de los jurados para obtener el grado. Soy un convencido de que si uno acepta ser profesor es porque le encanta enseñar. No hay mayor motivación que el simple agradecimiento de tus alumnos por entender un concepto que no les era claro, o sencillamente por motivarlos a seguir aprendiendo. La pandemia también fue un aprendizaje para todos en la Escuela, pues de la noche a la mañana tuvimos que cambiar el modo tradicional de enseñar presencialmente por el virtual. Luego de dos años puedo decir que dicha situación se sobrellevó satisfactoriamente.
¿Qué mensaje les dejaría a sus alumnos de la Maestría en Derecho Empresarial?
Que aprovechen todos los recursos con que cuenta la Escuela. No me refiero solamente a mis colegas profesores, que son de primer nivel, sino a todos los demás recursos que les provee la Universidad de Lima. Los animo a que le saquen el jugo a sus clases y a los materiales que les son entregados. En lo que puedo, siempre trato de forjarles el pensamiento crítico, los aliento a que sean curiosos y a que duden. Les recuerdo que lo que sus profesores les digan no son verdades absolutas y que por tanto siempre deben reflexionar y argumentar con fundamento.