24 de Diciembre de 2019
De futbolista a consultor en contabilidad financiera
Carlos Laynes estaba encaminado a forjarse una carrera en el fútbol, pero terminó estudiando Contabilidad en la Universidad de Lima con la misma pasión y garra que antes le ponía al deporte. En el campo de la auditoría y consultoría en contabilidad, tuvo la oportunidad de seguir a un mentor, su padrino. Después trabajó en PwC y ahora es consultor sénior en Contabilidad Financiera en EY.
Ama su profesión y le encanta transmitir sus conocimientos a otras personas. Tiene claro que quiere ser docente universitario más adelante y ya está dando el primer paso en ese camino llevando una maestría.
¿Desde cuándo estás en EY?
Trabajo en EY desde el año pasado. Un profesor de la Universidad me dio la oportunidad de venir al área de Consultoría Financiera y Contable. Este fue un nuevo reto para mí. La consultoría en contabilidad se rige bajo unas normas internacionales llamadas NIIF, que todas las empresas grandes y medianas usan. Algunas son un poco complicadas y a veces se usan por primera en el Perú, así que los clientes nos consultan qué posición deberían tomar en la transacción. Antes trabajaba en auditoría, en PwC. Ahí lo que se hace es revisar el trabajo del contador; es bastante laborioso e implica una alta carga laboral en los meses del verano.
¿Cómo te sientes aquí?
Muy bien. Mi visión es quedarme hasta llegar a ser socio principal de Consultoría o de otra área. En EY cada año nos asignan a un coach para que nos ayude a enfocar nuestra carrera profesional, y mi coach me está guiando a partir de mis expectativas y de lo que la compañía puede ofrecerme.
¿Siempre te gustó la contabilidad?
No. En realidad, yo quería ser futbolista; incluso estuve en las divisiones de menores del club Sporting Cristal. Ingresé a una universidad por insistencia de mis padres. Tuve una etapa de rebeldía: no me enfoqué en los estudios, pero sí en el fútbol, así que no iba a clases y terminé retirándome antes de que me expulsaran por inasistencia. Mis papás estaban preocupados, lógicamente, pues siempre había sido muy estudioso y hasta terminé el colegio en el segundo puesto. Debido a este fracaso en los estudios, tomé de conciencia de mi situación y hablé con mi padrino, que es mi mentor en este mundo de la contabilidad y la auditoría. Para entonces, tenía una propuesta de jugar en el equipo de reservas del Alianza Lima; me pagaban poco, pero iba a hacer lo que me apasionaba y tenía posibilidades de mejorar. Le conté eso a mi padrino, quien también me había ofrecido trabajar con él, y me dijo algo así: “Si tu sueño es jugar fútbol, no te quedes con el sueño. Reflexiona sobre el tema, mira si te conviene y piensa también si quieres venir a trabajar conmigo, que yo te enseñaría todo lo que sé”. Finalmente, decidí aprender con mi tío.
¿Y cómo te fue?
Yo era estudioso en el colegio y disciplinado en el fútbol, así que combiné ambas condiciones y me esforcé mucho. Paralelamente, llevé un curso en la Bolsa de Valores, el que terminé en primer puesto y con una beca para estudiar otro curso. Mis papás estaban contentos y yo le empecé a agarrar el gusto a los temas financieros y contables. Mi tío me llevaba a las reuniones con sus clientes, y yo escuchaba y aprendía; a veces me pasaba los viernes por la noche en la oficina o en la casa de mi tío, aprendiendo sobre contabilidad. Así adquirí mucha experiencia en poco tiempo. Un día, me hizo ver que necesitaba estudiar una carrera. Él había estudiado en la Universidad de Lima, y la sangre se quedó en la Ulima [risas] porque yo elegí la Universidad. Mis padres me vieron encaminado y me apoyaron; pero no entré a Contabilidad: elegí Administración.
¿Qué pasó después?
En el segundo ciclo me pasé a Contabilidad. Me fue bien y, al llegar al quinto ciclo, comencé a adelantar cursos en verano y trabajar en paralelo. Fue ahí cuando entré a PwC, pero ya no como practicante, sino como asistente. En año y medio ascendí a encargado; en el segundo año me nombraron encargado 2 y después encargado 3; y, justo cuando me iban a ascender a sénior, me llamaron para venir a EY, a consultoría.
¿Qué fue de la empresa de tu tío?
Al fallecer mi padrino, su empresa continuó con su esposa y una socia de ella; yo ya estaba en PwC. Ahora, de vez en cuando, me consultan y yo las ayudo encantado. Fue con mi tío que le agarré el gusto a las ramas de auditoría y consultoría. Siento que van con mi personalidad, pues soy sociable y desde que estaba con mi padrino me sentía bien en las reuniones y apoyando a la gerencia; por eso, orienté mi carrera en ese sentido.
O sea que te terminó gustando Contabilidad…
Así es. Le encontré el sentido y el gusto a la contabilidad, así como antes me encantaba el fútbol. Estando en la Universidad descubrí que también me gustaba enseñar a mis compañeros, ya que les explicaba cada vez que no entendían algo. Ingresé al Círculo de Estudios de Contabilidad cuando estaba en cuarto ciclo. Yo llevaba los materiales que tenía de la empresa de mi tío o de PwC. Más adelante, cuando estaba en quinto o sexto ciclo, los que lideraban el Círculo terminaron la carrera, así que hubo elecciones; yo me propuse y me eligieron como presidente. Entonces, empecé a apoyar a los chicos con los ejercicios. Yo me hago entender; me gusta que comprendan las razones de las operaciones y no que aprendan de memoria; tengo bastante paciencia, como la tuvieron conmigo. Incluso daba clases particulares a algunos estudiantes y en PwC me anotaba a todos los programas de capacitación siempre pensando cuándo me tocaría a mí exponer. Ahora, en EY, doy charlas de capacitación a los ingresantes, asistentes e incluso gerentes. También hay clientes que me llevan a dictar a sus empresas. Me gusta enseñar; de hecho, más adelante quisiera ser docente en mi alma mater, por eso, estoy llevando una maestría y luego quiero estudiar un doctorado.
¿Sigues haciendo deporte?
Sigo jugando fútbol. Ahora mismo estoy jugando con una liga temprano, a las 6.30 de la mañana. Sigo haciendo todo lo que me gusta y siento que voy en el camino correcto. Ahora recuerdo que en la Universidad hacía yudo y competía por la Universidad, que a su vez me daba el apoyo de la beca deportiva. Luego tuve que dejar ese deporte porque me salieron dos hernias en la columna, pero en marzo de este año me operaron y todo salió muy bien.