02 de Agosto de 2024

‘Coaching’ para líderes

Elena Sarango-Muñiz no lo sabía, pero cuando trabajaba en el área de recursos humanos aplicaba los principios del coaching con los altos ejecutivos. En el 2015, decidió llevar un curso de esta disciplina y decidió dedicarse a brindar este tipo de entrenamiento a líderes de empresas, pues le apasiona ayudar a impulsar las carreras de las personas. Así fue que fundó Sarango Coaching, en Estados Unidos, país donde ella trabajaba.

Elena estudió la Carrera de Administración en la Universidad de Lima y se ha desempeñado profesionalmente en el área de recursos humanos. Ella considera que la educación que recibió en el Perú fue crucial para su éxito.

¿Dónde te formaste como coach y cómo fueron tus inicios en este tema?
Empecé mi certificación de coach en el 2015, a través del Integral Coaching of Canada, un prestigioso y riguroso programa de cinco meses, además de una práctica de cien horas de coaching con líderes elegidos por mí. Trabajaba como International Human Resources Business Partner en la compañía Lloyd’s Register, cuando mi jefa, quien era coach, me propuso financiarme la certificación. Ahí fue que comencé a aplicar lo aprendido, en el apoyo a los líderes con los que trabajaba. En realidad, ya practicaba este método desde el principio de mi carrera de recursos humanos, pero entonces no sabía que eso era coaching.

¿Cómo así decidiste dedicarte al coaching profesionalmente?
A medida que maduraba en mi carrera de recursos humanos, mis conversaciones con los líderes y con mi equipo mejoraron, a tal punto que los empleados, amigos y vecinos me buscaban para que los ayudara en temas de trabajo, relaciones con colegas, comunicación, toma de decisiones, etcétera. La gente encontraba en mí un espacio de confianza y liderazgo, que facilitaba el cambio en ellos. Me di cuenta de cuánto disfrutaba tener estas conversaciones, así como ayudar a la gente a desarrollarse en el ambiente laboral con más facilidad y confianza, y que lo hacía bien. El coaching se volvió mi pasión, y me daba mucha satisfacción ayudar a quienes me pedían apoyo.

¿Qué te motivó a crear tu empresa Sarango Executive Coaching y quiénes son tus clientes?
Por un lado, mi deseo de tener libertad para manejar mi tiempo, tomar decisiones sobre con quién trabajo, escoger a mis clientes, pasar tiempo con mi hijo adolescente, participar en sus actividades del colegio y hacer voluntariado fuera de un ambiente corporativo. Por otro lado, tener mi propia empresa siempre fue un reto que quise tomar. Además, es mi forma de darle el ejemplo a mi hijo de que todo lo que uno se propone se logra, con esfuerzo, determinación y disciplina. Trabajo con líderes sénior y empresarios de todas partes del mundo que quieren atraer y retener empleados de alto rendimiento, y suprimir los dolores de cabeza que ocasiona la alta rotación del equipo y los bajos niveles de compromiso.

¿Qué dificultades superaste al abrir este negocio?
La falta de conocimiento de cuántos pasos y habilidades se necesitan para abrir un negocio. Como muchos coaches, estaba muy confiada en que, por mis años de experiencia y éxito en el ambiente corporativo, los clientes me iban a llegar sin ningún esfuerzo. Muy rápido me di cuenta de que la realidad era otra. Principalmente, marketing y ventas son los retos más grandes con los que aún batallo. Poco a poco y con la ayuda de coaches y cursos que tomo, he mejorado estas habilidades. 

¿Qué cosas se pueden lograr mediante el coaching?
Esta es una de las herramientas más valiosas que un líder puede desarrollar y dominar. A través del coaching, el líder, consciente de sí mismo, puede crear y mantener un ambiente de trabajo auténtico, armonioso, de respeto mutuo, colaborativo y, sobre todo, un entorno seguro. Esta disciplina permite la diversidad de pensamiento y contribuye al trabajo, te enseña a respetarte y a respetar al trabajador y sus debilidades, tanto como sus fortalezas, los conflictos y las diferencias. 

A través de esta intervención, se establece una relación de respeto al ser humano y no solo al título o al rol que asume en la estructura organizacional. Aquí es cuando el desarrollo del líder, tanto como del empleado, se vuelve parte integral de la estrategia del éxito y, por lo tanto, de la consolidación de la cultura organizacional. Todo esto se refleja no solo en la esfera del trabajo de los empleados, sino también en el hogar, en la comunidad y en la sociedad en general.

¿Cómo te va actualmente?
Estoy feliz, trabajo mucho y estoy convencida de que esta fue la mejor decisión que pude tomar en la etapa de mi vida en la que me encontraba. No miro hacia atrás sino solo para darme impulso para seguir adelante. Me siento apoyada por mi familia y por mi comunidad de coaching, la cual ha sido increíblemente importante para levantarme cuando me he caído o he fallado. Como les digo a mis clientes, este reto es 99 % mental y 1 % de acción. Me siento más exitosa que nunca y motivada a lograr más, dispuesta a ayudar a muchas más personas. 

¿Cuándo fuiste a vivir a Estados Unidos y qué cosas has hecho ahí, laboralmente?
Salí del Perú cuando nuestro país pasaba por momentos difíciles, política y económicamente. Me fui con USD 100 en el bolsillo. Apenas había terminado la Universidad, y era muy difícil encontrar un trabajo para un recién egresado sin experiencia. Gracias a la sugerencia de mi hermano, apliqué y logré conseguir una beca de la Universidad de Houston, y vine a estudiar una maestría en Administración Hotelera en esta casa de estudios. Dejar a mi familia fue muy difícil. 

Conseguí un trabajo a medio tiempo de mesera en un hotel, mientras estudiaba, y luego pasé a trabajar como recepcionista en el hotel Ritz-Carlton de Houston. Mi turno era de once de la noche a siete de la mañana. Al salir, me iba a casa a alistarme y otra vez salía a estudiar en la universidad. Dormía muy poco, fueron casi dos años muy difíciles. La adaptación a la cultura, al idioma y al ritmo de estudio y trabajo fue dura. 

Una vez que terminé mis estudios, la misma compañía hotelera me contrató a tiempo completo como supervisora de la recepción. Luego, me mandaron al Ritz-Carlton de Cancún (México), porque mi visa de trabajo expiró y, después de un año en Cancún, regresé a Houston con la propuesta de trabajar en el mismo hotel, pero como Training Manager en recursos humanos. Ese fue el principio de mi carrera en gestión del talento. 

A través de los años, fui promovida hasta llegar a directora de recursos humanos y miembro del comité ejecutivo del hotel. Le reportaba al gerente general. Ahí, aprendí a ser una líder gerencial y a trabajar con ejecutivos de gran influencia y prestigio mundial. Después de catorce años en hoteles, y tras obtener mi residencia, cambié de industria, y continué mi progreso en mis roles de recursos humanos.

¿Adónde te fuiste, en primer lugar?
Después del hotel, trabajé por cinco años en CITGO Petroleum Corporation como International HR Business Partner y, luego, como gerente de recursos humanos para las oficinas corporativas. Cuando di a luz a mi hijo, me cambié a la industria de las certificaciones (ISO 9000), en Lloyd’s Register, como International Business Partner. Viajé a todos los continentes con este rol, fue muy interesante y me dio la posibilidad de expandir mi experiencia cultural. Después de cinco años, tomé la decisión de cambiarme a mi último trabajo corporativo, en Aspen Technology, una compañía internacional de software muy exitosa, en la que me desempeñé como directora de recursos humanos para Estados Unidos y Latinoamérica. Después de casi cinco años, este rol me dio la experiencia y la confianza para hacer el cambio de empleada a empresaria.

¿Qué proyecto de tu carrera profesional ha tenido un impacto importante?
Todos mis trabajos han sido de gran impacto para mí, tanto en mi desarrollo personal como profesional. Cada rol fue único, en sus retos y enseñanzas, por eso escogí hacer lo que hago ahora: compartir esas lecciones de vida con líderes, con la finalidad de guiarlos a acelerar ese camino de aprendizaje. Desde mi primer trabajo hasta el último, las mejores lecciones y de mayor impacto han sido siempre la interacción con las personas. En los hoteles, aprendí a respetar y tratar al cliente, a conectarme con ellos en un plano emocional y no solo transaccional. Tratar con clientes como CEO, dueños de empresas, artistas y atletas famosos me dio la confianza que necesitaba para iniciar una conversación auténtica con otras personas. Este fue el inicio y la base para integrar el coaching en mi carrera profesional.

¿Qué les recomendarías a los jóvenes que estudian, al igual que tú, la Carrera de Administración en la Universidad de Lima?
Después de todas las experiencias descritas aquí, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que mi éxito en este país está fundado básicamente en mi alta tolerancia al riesgo. Eso conlleva algunos problemas en el camino, pero también las lecciones más enriquecedoras de la vida, y te da un empuje para seguir adelante y no mirar atrás. Mi consejo, entonces, es asumir el riesgo cuando se presenten las oportunidades y, si no se presentan, uno mismo las debe crear.

¿Qué recuerdas especialmente de la Universidad de Lima?
La Universidad de Lima me trae lindos recuerdos. Fueron años de mucha diversión, exploración y transformación. Ahí descubrí, gracias a un curso electivo, que la hotelería me gustaba y despertaba mi curiosidad. Este descubrimiento fue muy importante en mi vida profesional. Además, en la Universidad formé las amistades más fuertes que aún me acompañan en mi vida. La educación que recibí en el Perú fue la roca que me sostuvo cuando estudié la maestría, que me pareció fácil, comparada con el pregrado. En general, siento que la educación que recibí en el Perú fue crucial para mi desempeño y éxito durante todos estos años.