02 de Diciembre de 2024

Mentalidad emprendedora en el mundo corporativo

Roberto Núñez Schlegelberger, gerente en Industry & Environment de SGS, está a cargo de la supervisión, ensayos, monitoreo e ingeniería de sectores clave, como minería, oil & gas y energías renovables. Lidera equipos que trabajan en Perú y Ecuador, en coordinación con otras divisiones para abordar temas ambientales, industriales y energéticos de manera integral.
Su experiencia previa en empresas como OCA y SKF, así como en emprendimientos propios le han permitido desarrollar una visión estratégica, enfocada en la innovación y el crecimiento orgánico, que destaca la importancia del trabajo colaborativo y la adaptación tecnológica en el éxito empresarial. Estudió la Carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima.

¿Cómo gestionas la supervisión de las operaciones y la parte comercial en un negocio tan amplio y transversal como el industrial y medioambiental?
Vemos el negocio industrial y medioambiental como uno solo, de manera que brindamos soluciones completas a los mercados. A pesar de ser mundos distintos, bajo una mirada holística, sus capacidades se asocian muy bien y se complementan para otorgar más valor a cada operación. Por un lado, manejamos la supervisión de proyectos, ingeniería, mantenimiento y ensayos. Por otro, el environment, monitoreos y consultoría ambiental, soporte a la seguridad, análisis de laboratorio y biodiversidad. Mi función principal es el crecimiento rentable y sostenible del negocio, tanto de la operación como de la estrategia comercial y los laboratorios. Mantenemos mucha coordinación con otros negocios, ya que los temas ambientales, industriales y energéticos son trasversales a todas las unidades. Además, trabajamos de manera integrada con las áreas funcionales, que nos aseguran la excelencia de nuestros procesos de recursos humanos, calidad, seguridad, financieros y logísticos. Nuestro sistema de gestión y estándares son de clase mundial, pues somos una compañía que certifica procesos, plantas, empresas y, como tal, el trabajo colaborativo es minucioso y detallado.

¿A qué tema le pones mayor atención?
SGS es una empresa muy reconocida en el mundo, con un enfoque en el desarrollo de nuevos mercados y en la exploración de nuevas soluciones. En este contexto, el reto principal es hacer crecer el negocio tradicional y migrar hacia servicios más tecnológicos, que brinden alternativas para los nuevos desafíos de los mercados, enmarcados en entornos cada vez más complejos.

Antes de SGS, ¿dónde te has desempeñado profesionalmente?
Antes he trabajado en SKF, una multinacional sueca y líder mundial en la fabricación de rodamientos, los cuales son como el corazón de las maquinarias industriales. Luego, trabajé durante 6 años en la corporación española OCA; es una empresa mediana que ha crecido a un ritmo muy acelerado, de 40 % o 50 % interanual. He estado en distintos sectores, siempre dedicado al desarrollo de negocios y a abrir mercados.

¿Puedes mencionar algún proyecto que desarrollaste en OCA que consideres un logro?
Lo importante de esa empresa es que recién estaba comenzando en Latinoamérica y no tenía presencia en Perú cuando entré. Conseguir los primeros clientes, contratos y operaciones fue un gran logro. Pasamos de tener unos cuantos empleados a casi 1000 en la actualidad. Fue muy satisfactorio. Esa etapa marcó mi vida profesional. Debo decir que siempre me ha movido la idea de crear compañías. Desde pequeño, esa ambición de hacer empresa me llevó a aceptar el reto en OCA.

SKF es una empresa muy grande. ¿Qué significó para ti trabajar ahí?
Sí, ahí mi trabajo se basó sobre todo en el área técnico-comercial. Debía destacar en demostración técnica, velocidad, números, ingeniería y pasar mucho tiempo en el campo, ya que tenía clientes en minas y proyectos mineros. Era un trabajo muy integral en lo que respecta a ser un ejecutivo B2B en el sector de servicios industriales.

¿Podrías comentar sobre los emprendimientos que has llevado a cabo?
Uno de mis últimos emprendimientos fue la empresa Atlante, dedicada al mantenimiento y comercialización de energía portátil. Teníamos contratos con grandes empresas, así como la representación de algunas marcas. Contábamos con empleados en campo y talleres, además de las áreas de finanzas y calidad. Inicié este negocio con dos compañeros con quienes compartía esa vena emprendedora, pero queríamos que fuera más profesional, con inversión, no solo dedicarnos a pequeños proyectos personales. Por ello, decidimos unir fuerzas y levantar un poco de capital para hacerlo más serio.
Era un proyecto muy completo y con mucho potencial. Vendíamos incluso a tiendas de conveniencia. Llegamos a facturar 3 millones el segundo año, lo que nos permitió vender la compañía en cuanto apareció la oportunidad. Finalmente, un inversor chileno que quería expandirse internacionalmente adquirió la empresa.

¿Qué servicios ofrecían exactamente?
Nos dedicábamos a la inspección y mantenimiento de generadores portátiles, como grupos electrógenos. Más adelante, también comenzamos a ofrecer el servicio de alquiler, ya que es necesario en muchas empresas para servicios puntuales, como construcciones, eventos o, incluso, en la televisión. También, vendíamos a personas que se acercaban al home center y compraban un generador portátil para sus casas, por ejemplo, para tenerlo disponible en caso de emergencia.

Después de Atlante, ¿te dedicaste a otro proyecto personal?
Hice algunas otras actividades, pero lo más representativo fue un proyecto que surgió del MBA que cursé en el Tec de Monterrey y la Universidad de Yale. Junto con dos compañeros, desarrollamos una iniciativa durante la pandemia que consistió en conectar a chefs que se habían quedado sin trabajo con personas que hacían home office y no sabían cocinar. Creamos una aplicación para facilitar esa conexión, fue un éxito y una experiencia de mucho aprendizaje. Implementamos ese proyecto aquí en Perú. Con estos compañeros, elaboré la tesis de la maestría y, por el potencial de negocio que fuimos descubriendo, decidimos llevarlo a la práctica.

¿Qué pasó luego con ese emprendimiento?
Al final, lo dejamos por otras obligaciones. Al igual que con otros emprendimientos, terminó en manos de un tercero. A mis dos compañeros les ha ido muy bien en el mundo corporativo y yo entré a OCA.

¿De qué manera crees que te han ayudado estas experiencias de emprendimiento en tu vida profesional y personal?
Siempre digo que hoy en día las empresas necesitan gerentes que no solo sean teóricos, sino que entiendan cómo multiplicar el valor del dinero. Esa mentalidad se desarrolla al tener tu propia empresa. Cuando tienes un negocio propio, no se trata solo de hacer visitas o trabajos, lidias con la competencia, clientes, proveedores y stakeholders constantemente. Creo que haber emprendido desde temprano es lo más valioso que puedo aportar al sector corporativo, ello me ha permitido entender cómo funcionan las diferentes áreas de una empresa, por qué un cliente decide comprar y cómo hacer las tareas de manera diferente y con mayor eficiencia. Tan importante como el aprendizaje corporativo y estructurado es tener tu propio negocio y adquirir conocimiento en la práctica, mejor aún si esa experiencia se produce a una edad temprana, ya que toma tiempo entender estos procesos.

¿Cómo fue tu época de estudiante en la Universidad de Lima?
Creo que, como muchos, no tenía la madurez necesaria al ingresar a la universidad para entender todo lo que podía abarcar mi carrera. Fue un conocimiento que comprendí poco a poco. Con el tiempo, me di cuenta de las oportunidades que podía ofrecerme esta carrera, tan orientada a los negocios. Cuando empecé a trabajar, pude aplicar lo aprendido en la Universidad de Lima; primero, en una planta industrial de textiles, luego, en una de telecomunicaciones. Mi carrera me ha servido muchísimo, me ha permitido tomar decisiones informadas y me ha dado las herramientas necesarias para liderar un negocio. La Carrera de Ingeniería Industrial te brinda una visión completa de todas las aristas de una empresa. Estoy muy contento con la calidad de los profesores que tuve en la Ulima, con la infraestructura y todas las oportunidades que me brindó. Siempre he sido muy activo, así que participé en varias actividades extracurriculares. Disfruté mucho mi tiempo en la Universidad y siempre me dio gusto ver cómo crecía.