06 de Junio de 2018
Humor de la casa
La vida de Jorge Talavera, egresado de Comunicación de la Universidad de Lima, ha evolucionado desde que dejó las aulas. Durante sus estudios, jamás se imaginó que algún día podría estar parado en un escenario emulando con libreto propio lo que sus ídolos de la comedia hacían. Hoy regresa a su alma mater para presentarse en el Teatro del Centro Cultural con su unipersonal Evolución, los días 6, 13, 20 y 27 de junio.
¿Desde cuándo te interesaste por el stand-up comedy?
Hace tres años, aproximadamente, cuando comenzó toda esta onda de Netflix. Si bien en ese tiempo aún había muy pocos unipersonales, tuve la suerte de que un amigo me dijera para estudiar un curso de stand-up con Guillermo Castañeda, de un mes y medio de duración, donde aprendí las técnicas, cómo construir un chiste, un monólogo y varias cosas más. Me encantó y desde ahí no he parado. Luego estudié con Walter Chullo, Carlos Palma y Guillermo Selci.
¿Ingresaste a estudiar por curiosidad o porque tus conocidos te decían que tenías una facilidad para la comedia?
Desde muy chico me decían que tenía pasta para algo artístico, porque me imaginaba muchas historias. No me gustaba que las tramas quedasen incompletas. Me angustiaba con los finales de las series y películas, necesitaba continuar los finales. Creaba libros, cómics, historias y dibujos. Hacía series en mi imaginación y volaba por ahí.
¿Hacías secuelas de películas y series conocidas?
Sí. Había 150 pokémones, yo hice 500… por ahí descubrí ese lado artístico que tenía. Me metí a estudiar pintura y escultura en el colegio. Pero nada que ver con la comedia ni la actuación. Cuando me decían que tenía pasta para comediante, yo decía: “No, voy a estudiar Administración”. Solo estuve en obras del colegio, en las que imitaba a profesores, y la gente se reía un montón. Después me interesé por la música, tuve mi banda y componía muchas canciones. Después de mucho tiempo recién me interesó el mundo de la comedia.
Es la primera vez que presentas un unipersonal…
Un show solo, sí. La idea de hacer un unipersonal la tenía desde hace mucho tiempo, pero no me arriesgaba. Siento que tengo muy poco tiempo y que me falta bastante, pero aun así mi unipersonal es un reto, el cual creo que debo cumplir para poder escalar, porque si me espero a que esté perfecto nunca voy a llegar a ese momento. Tengo que meterme a la piscina y ya tengo las herramientas para poder hacerlo tranquilo.
Ya has compartido shows anteriormente, ¿todavía cuesta enfrentarse al público?
Siempre hay nervios, pero ahora lo disfruto más. Nunca me ha costado exponer o hablar en público, pero salir, contar un chiste y esperar una risa es mucho más complicado, porque esperas una reacción. De hecho, sí hay un temor, un miedo, pero ese miedo es el que te da la sazón.
¿Qué se siente regresar a tu alma mater para encontrarte con tu gente?
Es genial, porque hay una especie de nostalgia. Hay una sensación de que quieres impresionarlos. Cuando va gente que no te conoce, haces el show; pero cuando van conocidos, quieres salir y que te digan: “Oye, muy bien”. Al regresar acá, siento esa emoción. Estoy feliz porque estoy de vuelta y con mucha adrenalina, porque quiero impresionar a todos.
¿Por qué el nombre de tu unipersonal, Evolución?
Porque en muchos de mis textos hablo de un antes y un después: cómo era antes y cómo soy ahora, cómo estaba en una relación y cómo es ahora, cómo era mi papá y cuánto ha cambiado. En todo el texto siempre hay un antes y después, y hay un cambio, una evolución. Además, el show, cuando lo veas en un año, tampoco va a ser el mismo. El show está en una constante evolución, igual que yo, igual que el mundo.
¿Qué se necesita para poder tener un show redondo?
La experiencia de haber estado ya en un escenario. Por ejemplo, no me lancé solo. Ya tenía un show con un amigo. Entonces ahora ya tengo cierta experiencia, sé cómo hacerlo. Pero para que un show esté redondo creo que hace falta tiempo y muchos errores y aprendizajes en el camino; tiene que tener historia, debe tener tiempo de ensayo, tranquilidad, y darle con fuerza. Dudo mucho que alguien se presente y todo le salga perfecto a la primera. Otra más: siempre tiene que haber un director o alguien que esté pendiente de qué estás haciendo para que te dé un horizonte y te direccione.
¿Cuál es la característica central de tu stand-up?
Utilizo música y me encanta. También la actuación, interpretar y un poco de impro para poder interactuar con el público. Mis referentes que usan música en sus shows son Radagast de Argentina y Mike Chouhy, también de Argentina.
¿Sientes que de alguna manera aplicas en tu show lo que has estudiado?
Estudié Comunicación, me especialicé en Marketing, y acá se aplica mucho el marketing, porque el escenario es solo una de las partes. La publicidad, hacer que la gente te vea, estar presente en redes sociales… creo que sí lo estoy aplicando ahora. Si me preguntas ahora te digo que soy un comediante, pero detrás de eso hay bastante chamba y dentro de eso está el trabajo de un comunicador.