21 de Mayo de 2018
Una mujer en consultoría de hidrocarburos
Ingrid Pachas es una mujer de retos y una de las pocas que se dedican en el Perú al tema de los hidrocarburos. Después de haber trabajado en el Osinergmin y en el Ministerio de Cultura, sintió la necesidad de hacer su propio emprendimiento, y ahora es gerente general de la consultora en hidrocarburos Pachas Miranda & Asociados. Desde ahí brinda servicios de diagnóstico, diseño, construcción, supervisión y asesoría técnico-legal en asuntos de ingeniería vinculada a hidrocarburos.
Ingrid se siente orgullosa de sus logros y afirma que su carrera de Derecho en la Universidad de Lima sentó las bases de su éxito.
¿Qué te llevó a dejar el sector público para emprender tu propio negocio?
En los seis años que trabajé como supervisora legal de la Gerencia de Fiscalización de Hidrocarburos Líquidos, pude observar que a las empresas privadas se les dificultaba obtener la autorización del Osinergmin para operar. Luego trabajé como directora de la Oficina de Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura y, en 2016, decidí formar mi propia empresa para brindar asesoría legal y técnica a las empresas en temas de hidrocarburos.
¿Por qué es tan difícil obtener una autorización para operar con hidrocarburos?
No lo es, en realidad, si tienes experiencia. El problema es que muchas empresas desconocen el enfoque necesario para presentar el proyecto ante el Estado. Muchas veces, omiten información por considerarla obvia, pero sin la cual el evaluador del Osinergmin no podrá entender el proyecto, por lo que no se dará la autorización y, más bien, se harán observaciones. Así, entre idas y venidas, podría pasar hasta un año para que el proyecto obtenga, finalmente, luz verde.
Eso es mucho tiempo.
Por supuesto, y a las empresas nos les conviene, porque durante ese tiempo pierden mucho dinero. Nosotros sabemos exactamente cómo se debe presentar la documentación, qué omitir y qué no, por eso nuestros trámites tardan 30 días, en promedio.
¿Brindan algún otro tipo de servicio?
Sí, además de las autorizaciones en hidrocarburos y ambientales, nos encargamos de hacer la estrategia legal de defensa cuando se dictan procedimientos sancionadores. También realizamos auditorías internas continuas a las instalaciones técnicas de nuestros clientes. Antes de que el Osinergmin supervise, nosotros revisamos todo, hacemos recomendaciones y se efectúan las modificaciones necesarias. Así evitamos un cierre de la empresa y, sobre todo, prevenimos accidentes.
¿Con quiénes trabajas?
Empecé la empresa sola, convoqué a ingenieros y abogados. Luego me uní a un socio, que maneja el tema ambiental.
Te has especializado, finalmente, en hidrocarburos.
Así es. A lo largo de este tiempo he ganado mucha experiencia en este tema y me considero una abogada técnica, sé de leyes y también de temas técnicos, sé leer planos, interpretar las normas técnicas y todo lo que concierne a los hidrocarburos. Eso me permite entenderme con los ingenieros. Los estudios de abogados solo saben de leyes y los ingenieros solo saben de ingeniería; nosotros hemos combinado el conocimiento, esa es nuestra ventaja.
¿Podrías mencionar a algunos de tus clientes?
PBF del Perú fue una de las empresas que apostó desde el comienzo por nosotros. Luego se suma Faber-Castell y Cerámicas Lima. Todas han llegado a nosotros por recomendación. Estas empresas, cuando deciden instalar un tanque de combustible en sus locales, ingresan automáticamente a la regulación del sector, y por eso nos llamaron. También nos encargamos del mantenimiento, si el cliente lo desea. Y le explicamos que el ente regulador no busca estar detrás del empresario y mucho menos perjudicarlo, sino que quiere velar por que se cumplan las normas de seguridad. Yo creo que el regulador debería sensibilizar al administrador sobre la importancia de la seguridad. Hace falta que el empresario entienda que le ponen una regulación y que se debe cumplir, sin importar si hay multa o no. Simplemente, se debe cumplir por un tema de seguridad. Por ejemplo, una limpieza de tanques debe ser realizada por una empresa especializada. A veces el mismo dueño se mete al tanque para limpiar, y eso es muy peligroso.
Pocas mujeres trabajan el tema de hidrocarburos. ¿Cómo te sientes tú en un mundo de hombres?
Eso es cierto. En las reuniones de trabajo, el 99 % de los participantes son hombres. Yo he roto ese esquema. Recuerdo que, cuando me ocupé de la planta de fraccionamiento de Aguaytía en el Osinergmin, entré a la reunión y todos eran hombres. Al comienzo les parecía raro verme ahí, pero una vez que empezaba a hablar y demostraba que conocía el tema, se disipaban las dudas. Ahora ya todos me conocen, mis clientes me llaman para revisar sus documentos y a veces no mueven un dedo sin mi supervisión. Ese es un motivo de orgullo para mí. Recuerdo que fui la primera practicante mujer en mi área en el Osinergmin, todos eran ingenieros hombres y buscaban un practicante hombre, pero yo reunía todos los requisitos, así que me tomaron a mí.
¿Extrañas el sector público?
Me encanta mi trabajo, pero por supuesto que extraño el sector público. No he descartado la posibilidad de regresar en algún momento, para hacer algo trascendente para mi país. Cuando trabajaba en el Ministerio de Cultura, en 2013, fui considerada la mejor funcionaria pública, y me dieron un reconocimiento. Además, en 2014 la Agencia de Cooperación Internacional de Corea hizo una convocatoria para capacitar a trece altos funcionarios a nivel nacional, y el Ministerio de Cultura me propuso a mí. Postulamos varios funcionarios en todo el país, y gané la beca.
¿Cómo fue esa experiencia?
Increíble. Ahí nos explicaron que Corea del Sur se encontraba en la etapa de posguerra cuando los altos funcionarios del sector público reestructuraron el país, y que, luego de unos 40 años, Corea pasó de ser pobre a ser una potencia. Los funcionarios públicos son personas honorables en Corea, están muy bien reconocidas y tienen grandes beneficios una vez que pasan al retiro. Para mí fue un honor capacitarnos allá, tuvimos a los mejores profesores y experimentamos un interesante intercambio de culturas y de enfoques.
¿Qué te haría volver al sector público?
No lo tengo claro todavía, pero pienso que más adelante podría volver. Desde que era practicante deseaba ayudar a las personas, poner mi granito de arena. Quisiera hacer un aporte en el sector público.
¿Qué tal alumna eras en la Universidad de Lima?
Buena, pertenecía al tercio superior. Tuve muy buenos profesores. Recuerdo con mucho cariño a Marco Ortega Piana, Enrique Varsi y Fernando Macías, muy exigentes y muy buenos profesores. Tuve una sólida formación en la Universidad de Lima y un buen respaldo para conseguir mis primeras prácticas. También me gustaban los talleres; yo participaba en danzas. Me hice de un excelente grupo de compañeros, todos éramos muy amigos, y muy competitivos también.