09 de Mayo de 2018
Una abogada en el mundo litigante
Tábata Arteta es abogada litigante. Ama su profesión y siente que tiene la personalidad indicada para esta especialidad. Cuenta con más de 15 años de experiencia en derecho procesal civil, derecho civil, derecho administrativo y arbitraje; además, es árbitra en el Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima y en el Centro Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Peruano-Americana.
Ella estudió Derecho en la Universidad de Lima y, a lo largo de su carrera, le ha tocado asumir grandes responsabilidades en representación de corporaciones a nivel nacional e internacional. Ahora trabaja en el estudio de abogados Kennedys, como jefa del Departamento de Litigación y Arbitraje.
¿Qué implica ser socia de un estudio de abogados internacional como Kennedys?
Implica liderar adecuadamente el área de litigios. Kennedys es un estudio de origen londinense, con 38 oficinas en el mundo, es una boutique de derecho de seguros. Por eso, parte de su estrategia en el Perú ha sido crear el área de litigios para reforzar al área de seguros. Yo vine aquí con todo mi equipo: mi secretaria, un practicante y dos abogados para liderar juntos el área de litigios judiciales. Considero que es importante tener un buen equipo y un buen ambiente de trabajo.
¿Cuándo empezó tu especialización en litigio?
Mi especialidad es en litigio y arbitraje, y comenzó desde que estudiaba en la Universidad de Lima. Empecé a practicar temprano, en el cuarto ciclo de la carrera, en el estudio Benites, Vargas & Ugaz. Ahí ingresé al área de litigios y me encantó.
¿Siempre estuviste convencida de que era lo que querías?
Sí, por un tema de personalidad, esa área es la que mejor me viene. Sucede que en derecho tienes que analizar tu tipo de personalidad para saber qué rama escoger. En el tema de litigios, tienes que ir al Poder Judicial, al Centro de Lima, tiene que gustarte hablar y litigar, hay que tener paciencia y saber manejar el estrés.
¿En qué casos, por ejemplo, es cuando hay mayor estrés?
En litigio el tema es muy especial, porque la decisión que finalmente se toma no depende de ti. Tú puedes llevar a cabo un excelente trabajo, puedes haber analizado todos los factores e interpretado muy bien las normas, hacer un buen planteamiento, pero la decisión depende únicamente del árbitro o del juez. Ahí es cuando tienes que aprender a manejar el estrés. Sin embargo, es bonito, apasionante, porque es un tema de estrategia, y para eso hay que armar muy bien los casos.
¿Qué implica armar la estrategia?
En primer lugar, analizar los medios probatorios y pensar cómo vas a plantear el caso, revisar la documentación para saber si realmente tu cliente tiene la razón, planear la defensa, etcétera. Esta rama del derecho es bonita también porque te permite conocer muchas cosas más allá del derecho. Puedes defender un caso de negligencia médica, entonces aprendes algo del quehacer médico, o ves un tema de una empresa eléctrica y aprendes también de eso. Eso es interesante, siempre estás viendo diferentes casos y aprendiendo. Incluso aplicas algo de psicología, al darle tranquilidad a tu cliente. En nuestro país la justicia se tarda a veces y debes advertirles eso a tus clientes y saber guiarlos.
¿Qué habilidades requiere un abogado litigante?
Entre otras cosas, necesita buena memoria y agilidad mental. A veces los expedientes son muy largos y debes saber manejar plazos, hay mucha información y muchos casos a la vez. Si te llama un cliente a consultar por su caso, tú tienes que saber de cuál de todos los casos que tienes a cargo te está hablando y debes tener una respuesta para él. Por supuesto, requiere capacidad de análisis, suspicacia, poder de convencimiento, etcétera.
¿Qué tipo de casos llevas?
Solo veo temas de empresas, como negligencia médica, temas constitucionales, arbitrajes civiles, indemnizaciones, contractuales, etcétera.
¿Qué experiencias laborales previas a Kennedys has tenido?
He trabajado en el Estudio Muñiz durante 8 años, en Barrios & Fuentes Abogados por 2 años y medio y después regresé por 7 años más. Mis prácticas las hice en Benites, Vargas & Ugaz. Practico desde los 17 años, entré a la Universidad a los 15 y ahora tengo 38.
¿Crees que fue bueno empezar a practicar tan temprano?
Definitivamente, sí. Al principio todo es aprendizaje y si comienzas a practicar desde temprano, sobre todo en derecho, donde hay tantas especialidades, puedes saber en qué rama te quieres especializar. Practicar desde temprano te da la oportunidad de pasar de una a otra rama, probar, definir tu especialidad. Yo tuve la suerte de que lo primero que probé fue lo que me gustó, pero he tenido practicantes que se dan cuenta de que esto no es lo suyo, entonces les aconsejo que busquen otra rama.
¿Qué metas te has trazado para el mediano plazo?
Mi meta es seguir consolidándome en el mercado como una reconocida abogada litigante. Somos pocas las mujeres que nos dedicamos a esta área… pocas buenas.
¿Por qué?
Hay que tener un carácter especial para esto. Ser litigante implica moverte mucho, frecuentar el Poder Judicial, esperar todo lo que tarde un proceso, no ver resultados rápidos, en fin, muchas cosas. En otros países sí hay mujeres y son muy buenas.
También has sido docente universitaria.
Sí, dicté en la Universidad de Lima, del 2006 al 2010 más o menos, el curso de Derecho Procesal Civil II. Antes fui jefa de práctica del curso de Introducción al Derecho Procesal, en el 2003. Me gusta enseñar, pero ahora no lo hago porque tengo tres hijos. Eso sí, soy muy deportista, así que en mis tiempos libres practico deporte, voy al gimnasio a las siete de la mañana.
¿Cómo fue tu etapa universitaria?
Amé mi vida en la Universidad. Por eso pienso que todos los alumnos deberían aprovechar al máximo esa época. Tienes la oportunidad de aprender y todavía no cargas responsabilidades sobre tus hombros, no estás en el mundo real, dependes de tus padres y puedes desarrollarte muchísimo. Yo tuve grandes experiencias en la Ulima, con buenos profesores y con mis amigos, hice grandes amigos.