22 de Febrero de 2023
La gestión del capital humano y los indicadores de negocio
Rodrigo Lorca entiende la gestión de los recursos humanos no solo como la generación de bienestar entre los colaboradores y la promoción de un excelente clima laboral. Para él, el manejo del talento humano debe tener un impacto en los resultados del negocio, sea en las ventas, los márgenes, la rentabilidad, la eficiencia operacional o la calidad del servicio.
Él estudió Psicología en la Universidad de Lima, y desde hace 19 años vive en Chile, donde ha trabajado en recursos humanos en diferentes rubros. Hoy se desempeña como gerente de Personas en Sixbell, multinacional que integra y desarrolla soluciones de customer engagement y telecomunicaciones, como los centros de contacto, la automatización, inteligencia artificial y analítica.
¿Cómo te especializaste en el área de recursos humanos?
Por vocación. Siempre quise trabajar en esta área y había dos caminos para hacerlo: estudiar Administración, que tiene una rama de recursos humanos, o Psicología, que tiene la especialidad Organizacional. Ambos caminos te llevan al mundo corporativo, pero me incliné por el lado de las humanidades y estudié Psicología. Durante los dos primeros años, en Estudios Generales, cayó en mis manos la publicación Champions de Dave Ulrich, libro que revolucionó e inspiró a toda una generación de profesionales orientados a recursos humanos, incluyéndome. El autor, el máximo exponente hasta hoy, desarrolló la principal línea de acción para nuestra especialidad desde la Escuela de Negocios Ross en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, y me propuse conocerlo algún día, ya que es el responsable de fortalecer mi vocación.
¿Lo conociste, finalmente?
Unos 15 años después, lo logré. En el 2013, fui a hacer un curso a dicha escuela de negocios, donde Ulrich era docente. Una mañana de otoño, Dave subió al ascensor donde yo estaba y que me llevaba al campus, así que en menos de diez segundos le agradecí por impactar en mi carrera. A la mañana siguiente desayunamos y, en esos 20 minutos, creo que hice todo el retorno de mi inversión para la estadía en Michigan. En mayo de este año, él visitará Santiago, así que espero volver a verlo.
¿Cuáles son los conceptos más importantes de esta línea de acción que aplicas en tu día a día?
Siempre intentar buscar la máxima cercanía con el corazón del negocio. En La propuesta de valor de los recursos humanos, principal publicación en esta materia, se plantea que hay que generar valor desde la mirada de un socio estratégico. Eso quiere decir gestionar los recursos humanos, sin perder de vista los indicadores duros. No basta el enfoque de la felicidad organizacional, hay que conectar eso con la rentabilidad y sustentabilidad de la empresa. ¿Queremos empresas más felices o queremos empresas más productivas? ¿Qué viene primero? Hasta el momento, tenemos suficiente evidencia de que las empresas con un sentido de propósito claro tienen mejores porcentajes de productividad. Desde mi punto de vista, este es el aspecto más complejo para alguien que trabaja en esta profesión.
Actualmente, en Sixbell, ¿el hecho de que el personal se encuentre en distintas sedes complica el trabajo de cultura organizacional?
Sin duda, con operaciones en Chile, México, Brasil, Perú, Colombia y también en Centroamérica, el gran desafío para la cultura organizacional es cómo vivirla en la modalidad del trabajo híbrido y 100 % remoto. Como somos una empresa de tecnología, nuestros perfiles pueden trabajar en cualquier parte. Eso implica el reto de transmitir y mantener una cultura y un modelo de liderazgo a personas que están distanciadas por miles de kilómetros. Las videoconferencias ayudan bastante, pero no logran sustituir el impacto de un encuentro presencial regular.
¿Por qué fuiste a trabajar a Chile?
Vine a Chile a los 27 años para seguir una maestría en Recursos Humanos en la Universidad Adolfo Ibáñez. Mi proyecto era estudiar y regresar a los dos años, pero hice muchos amigos, me gustó la ciudad, la cordillera, la seguridad que teníamos en esa época en Santiago, así que me quedé e hice carrera en este país. Luego me casé, formé una linda familia y sigo por aquí. Gestioné la nacionalidad como agradecimiento a lo vivido aquí, donde he compartido las alegrías del país, pero también los momentos más duros, como el estallido social del año 2019.
¿Qué otros trabajos has tenido?
Al inicio de mi carrera trabajé en varios bancos, en Lima. Practiqué en el Banco Standard Chartered y en el Banco Sudamericano, para debutar como egresado en el Banco Wiese Sudameris. Ya en Santiago, estuve cinco años en el Banco de Chile, el más importante del país. En esa etapa inicial aprendí los temas técnicos del desarrollo organizacional. Luego pasé por Shell, que fue adquirida por ENEX en Chile. En ese periodo tuve la suerte de reportar durante un año al gerente general de Shell, que me enseñó más de lo que se aprende en una maestría. Después estuve en una empresa automotriz que se llama Kaufmann, en Perú es Divemotor, que comercializa principalmente la marca Mercedes-Benz. Con eso parte mi aprendizaje en temas de innovación junto a las metodologías ágiles y la llegada de la electromovilidad al país. De vuelta al presente, en Sixbell, he tenido la oportunidad de internacionalizar mi carrera, aprender legislaciones laborales complejas, como la mexicana y la brasileña, y ampliar mi mirada fuera de Chile y Perú.
¿A lo largo de tu carrera profesional hay algún proyecto o situación que te haya impactado especialmente?
Pensando en mi actual trabajo, creo que todos los que hemos estado en el área de Personas durante la pandemia tuvimos una experiencia exigente y de mucho aprendizaje y error. De un momento a otro, pasar a trabajar en modo remoto exigió un trabajo de comunicación fuerte, contención, replegarse hacia los temas emocionales y familiares, con el miedo y la incertidumbre como protagonistas y con el hecho de que teníamos que seguir operando y entregando resultados en lo laboral. Salimos adelante en un 2020 bastante complejo, el negocio siguió funcionando gracias a unos colegas muy resilientes y líderes con convicción. Hicimos mediciones de clima laboral, al principio cada tres meses, y después se fue extendiendo el tiempo. El 2020 va a quedar en el recuerdo de las áreas de capital humano, sobre todo de las empresas que tienen personal distribuido en varios países, porque no había vuelos, los aeropuertos estaban cerrados, lo único que quedaba era una pantalla para hacer el trabajo preventivo. Fue muy intenso. Mirando hacia atrás, desde un 2023 en donde ya no es obligatorio usar mascarillas y las restricciones han caído, creo que hicimos una correcta contención y un buen manejo de ambiente con lo que teníamos a mano, basados en la cercanía con las personas.
¿Cómo fue tu adaptación para vivir en Chile?
Me adapté rápido. A las dos semanas, ya trabajaba en una empresa de tecnología, gracias a las redes de contacto de la Universidad Adolfo Ibáñez, donde empezaba a cursar la maestría, y eso hizo que todo fuera más fácil. Eso no quiere decir que no extrañe; mantengo comunicación con Lima a diario, tanto por temas familiares como laborales. Mi empresa actual tiene una importante sucursal en Lima, lo que me mantiene actualizado sobre el mercado peruano.
¿Qué te pareció estudiar en la Universidad de Lima?
Fue una de las experiencias relevantes que he tenido, junto con el colegio. Mi promoción de Psicología era pequeña, constaba de 20 o 25 estudiantes, con muchos de los cuales mantengo el contacto profesional. No solo valoro los aprendizajes técnicos de la profesión, sino también el desarrollo social, entrenar la capacidad para cultivar y cuidar las redes de apoyo profesional a largo plazo. La Universidad de Lima me facilitó la generación de vínculos con futuros profesionales de distintas carreras, creando espacios para conocernos, por ejemplo, a través de los cursos electivos que se pueden llevar en otras facultades. Eso te entrena para hacer cosas que te van a servir en la vida, de manera natural, como el networking, como una filosofía de vida que tiene como base ayudar y entregar valor a tu comunidad de recursos humanos.
¿Cómo así te animaste a entrar a la Universidad de Lima cuando la Carrera de Psicología no tenía tanto tiempo de creada?
Tenía muy buenas referencias de la Universidad de Lima en general, principalmente por compañeros de colegio que ya habían ingresado a Administración y Derecho. Había un excelente personal académico en Psicología, profesores que destacaban en su campo, y la carrera ya contaba con buenas referencias en el mercado laboral, tanto en lo clínico y educacional como en lo organizacional. Recibíamos a eminencias o referentes a nivel mundial de la psicología, por ejemplo. Era cuestión de tiempo que se convirtiera en lo que hoy es, una facultad reconocida fuera del Perú y con exalumnos que ocupan posiciones de gran responsabilidad, incluso más allá de nuestras fronteras.