19 de Julio de 2019
El arte de no obviar lo obvio
El próximo 24 de julio, a las 19.00 horas en el Auditorio Ciro Alegría de la Feria Internacional del Libro de Lima, se presentará Comer, beber y hablar. Triangulación oral en la cultura limeña, libro póstumo del recordado profesor de la Universidad de Lima Julio Hevia Garrido-Lecca. Los comentarios estarán a cargo de los docentes Jaime Bailón y Christopher Rojas. En esta entrevista, ellos contaron pormenores de esta obra, recordaron al compañero y amigo, y afirmaron que, a través de sus textos, nos sigue acompañando.
¿Cuál es la historia detrás de este libro?
Jaime Bailón: Esta es una investigación que Julio [Hevia] realizó para el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, el IDIC. Él venía investigando ese tema durante, más o menos, dos años. Hay un trabajo etnográfico, un trabajo de focus group, y el libro es el resultado de esa investigación.
Básicamente, ¿sobre qué trata el último libro de Julio Hevia?
Jaime Bailón: Sobre la cultura oral en Lima; el hablar, el comer, lo que nos define a los limeños. La bebida, la gastronomía, sobre todo, el boom gastronómico y las constantes referencias que hace la gente a sus hábitos alimenticios, a los sitios que conoce, a sus huariques.
Christopher Rojas: Hay que recordar que el primer libro de Julio es El limeño como estereotipo, de 1988. Han pasado 31 años y retoma el tema del limeño, aunque no lo ha descuidado a lo largo de sus trabajos. Es una constante. En este caso, como dice Jaime, la investigación la hizo acá en la Universidad de Lima. Lo que trata de hacer es esa mirada distinta, angular. Trata de hacer un corte transversal, y lo logra, entre el comer, la bebida y el hablar. En otras palabras: comemos cuando hablamos, bebemos cuando hablamos y todo se mezcla a propósito de la mesa, a propósito del tema gastronómico. A partir de ahí, surge una serie de reflexiones históricas, sociológicas, lingüísticas, etcétera. Julio ofrece miradas, propone temas, ejes temáticos para desarrollar. Diría que es el trabajo más logrado de él, sin duda. El más arriesgado, también. El más epistémico. Tiene mucha vigencia y es de lectura obligatoria. Prefiero decir que este es el libro más reciente de Julio y no el último.
¿El más reciente y no el último?
Christopher Rojas: Es que, como escribí en La Mula, Julio está vivo. En sus textos, en sus entrevistas… su risa está por ahí, recorre los pasillos de la Universidad. El mejor tributo que podemos hacerle a un autor que ha partido es leerlo. Y con Julio hay que prestar especial atención. Toda la generación de egresados —él ha sido profesor nuestro— mal haríamos en pasar por alto toda su obra. Más bien, hay que revisitarla. Esto nos obliga también a indagar en los trabajos pasados. Por eso digo que es el más reciente. Él está vivo, su palabra, su voz, su risa. Él está acá con nosotros.
Pero, ¿esta expresión se limita a algo figurativo o podríamos hablar también de un segundo libro póstumo más adelante?
Jaime Bailón: Él dio muchas entrevistas. Debe haber ahí mucho material inédito. Es más, recuerdo que una vez me enseñó un papel que tenía varios textos que no había publicado en borradores. Creo que ahí hay un trabajo para compilar, editar y posiblemente publicar. Tengo en mi casa un par de textos de él, entrevistas y conversaciones que hizo en un seminario que podrían ser tranquilamente convertidas en libro. Por otra parte, coincido con Christopher en que no solamente este es uno de los libros más logrados, sino uno de los más atrevidos epistemológicamente hablando, porque el tema de la cultura oral no ha sido trabajado por nuestros intelectuales por el temor a un fenómeno que es totalmente inasible, efímero. Él no solo da cuenta de estos fenómenos, sino que ha construido el aparato teórico para aprehenderlos. Creo que va a servir como una suerte de inspiración para nuevos trabajos de futuros intelectuales o gente interesada en trabajar estos temas.
Los libros de Julio Hevia son idiosincráticos, reflejan al peruano o al limeño…
Jaime Bailón: Es cierto, pero habría que agregar que la mayoría de textos que se han trabajado sobre el tema de la cultura oral en Lima o sobre la comida y la bebida son más crónicas periodísticas. Este es posiblemente el primer libro teórico que se enfrenta a estos fenómenos y creo que lo hace de una manera bastante ejemplar. Creo que muchas investigaciones se van a inspirar en la línea metodológica de Julio para poder seguir por esta vía.
Christopher Rojas: Efectivamente, desde una línea dura de universidades más o menos conocidas, hablar, comer y beber termina siendo algo periférico, adyacente, que se vincula a la identidad, al lenguaje. Julio le da la vuelta y pone en primer plano el comer, el beber y el hablar, y además elabora hipótesis: por qué hablamos, por qué bebemos y por qué comemos de ese modo. Algo tan informal y aparentemente sin importancia para una línea dura sociológica, antropológica. Hay que darle valor o, como él diría: “Lo obvio se obvia”. Como es obvio comer y hablar, nadie piensa en eso. Son interesantes los ángulos que él le da, lo novedoso frente a un tema tan trillado en apariencia. Él le saca la vuelta y nos demuestra que es un tema inagotable.
¿Cómo está estructurado el libro?
Jaime Bailón: El libro tiene dos partes; una primera de corte teórico, donde explica un poco la metodología y justifica su uso; y la segunda, que es el trabajo de campo, donde hay observaciones sobre fenómenos sociales relacionados con la comida, con la bebida y con el habla.
Christopher Rojas: Efectivamente, Julio era un ensayista. Hay elementos teóricos y digresiones teóricas. Muchas veces crea una tangente y da un ejemplo. Incluso en los ejemplos hay elementos teóricos.
El libro es una obra académica de carácter científico, pero, ¿se siente al Julio Hevia que conocemos al leerlo?
Jaime Bailón: Es difícil trasladar la dimensión oral de Julio a un texto escrito, pero, definitivamente, algo de eso hay. Los que tuvimos oportunidad de asistir a sus clases y trabajar con él —yo fui su asistente de investigación y jefe de práctica durante mucho tiempo— reconocemos elementos propios de su habla, como el humor y el chiste. La dimensión pragmática es fundamental, y eso, obviamente, el texto escrito no lo puede recoger, pero esto de hacer hablar a los autores y hacer estos cruces teóricos que a Julio le gustaban tanto sí está presente.
Ustedes han tenido bastante cercanía con Julio Hevia. ¿Qué nos pueden contar del proceso de este libro?
Jaime Bailón: En el momento en que él estaba haciendo la investigación, yo estaba realizando otra con el IDIC, así que nos encontrábamos con bastante frecuencia. Conversamos, sobre todo, de los problemas metodológicos que tenía: cuando uno plantea una investigación hay una revisión de pares, y Julio tenía choques con ellos porque, afincados en su rigor metodológico, estos pares no entendían sus planteamientos: la velocidad con la que iba Julio era muy difícil de seguir para ellos, porque la ciencia convencional trata de inmovilizar el fenómeno, y la idea de Julio era más bien acompañarlo.
Christopher Rojas: Es cierto. Me comentó que algunos pensaban que él sugería que comer, beber y hablar eran eventos que pasaban al mismo tiempo, y no necesariamente es así.
¿Qué le va a dejar al lector esta obra?
Christopher Rojas: Como las grandes películas, y como los buenos libros, te va a dejar interrogantes. Porque el libro es muy provocativo y muy complejo. Va a ser una invitación para futuras generaciones que tomarán ejes temáticos y los desarrollarán en sus propias áreas. Creo que ese será el legado de Julio Hevia.
Jaime Bailón: Para los lectores que no son parte de la academia, va a ser una suerte de espejo en donde se van a reconocer. Para los académicos, los va a impulsar a ser más atrevidos, a jugar con conceptos, a probar otras metodologías.