14 de Febrero de 2022
Arquitectas Ulima ganaron la Bienal Iberoamericana de Diseño con su proyecto de vivienda sustentable
El fenómeno de El Niño Costero, ocurrido en el 2017, tuvo consecuencias muy penosas en el norte peruano. Vastas zonas de sembrío se inundaron y se perdieron, desaparecieron viviendas y hubo ciudades enteras que permanecieron aisladas. Se cambió el cauce de algunos ríos en Piura y sobrevinieron epidemias de paludismo y cólera en la población.
Esta calamidad motivó a Daniella Gomero y Cinthya Lozada, arquitectas Ulima, a crear el proyecto de fin de carrera “Nueva propuesta de habitar: modelo de manzana productiva y vivienda progresiva para damnificados del Niño Costero en Cura Mori, Piura”, que ganó el noveno encuentro de la Bienal Iberoamericana de Diseño (BID), en Madrid, en la categoría Diseño Integral y Transversal, y obtuvo una mención en Diseño para el Desarrollo.
Su proyecto plantea un espacio sustentable donde los pobladores colaboren con la construcción de sus viviendas, con ambientes de recreación para la comunidad, zonas de agricultura y crianza de animales.
¿Cómo fue el proyecto que presentaron a la Bienal Iberoamericana de Diseño?
Cinthya: El proyecto que presentamos tiene como objetivo devolver a los habitantes de Cura Mori la vida en comunidad, sus dinámicas de habitar, y favorecer un futuro sostenible que garantice una economía local productiva y la seguridad ante un evento natural.
Daniella: Entendemos este proyecto como un sistema que busca ser la continuidad del paisaje y cuya célula de habitar es la manzana, la cual se multiplica por cuatro, formando una macromanzana, que configurará toda la estructura urbana del masterplan en el kilómetro 980. El proyecto abarca cinco escalas de intervención: escala masterplan, barrio, macromanzana, manzana y vivienda.
¿Qué significan los conceptos “modelo de manzana productiva” y “vivienda progresiva” que proponen en su proyecto?
Daniella: Antes de entrar en esa explicación debemos señalar que el concepto “manzana”, con respecto al urbanismo, se refiere a un espacio que comprende un conjunto de edificaciones de distintos usos y que, por lo general, se encuentra rodeado de cuatro vías o más. Nuestra manzana busca ser un modelo innovador, porque se estructura en tres anillos: de viviendas, de corrales de animales y de agro. Dentro de esta manzana se otorga un espacio para la caballeriza, ya que los equinos son el principal medio de transporte en la zona. En el centro de la manzana hay un vacío donde predomina la vegetación; se propicia así el trabajo comunitario entre los vecinos de la manzana, con ganancias obtenidas por las cosechas de alimentos. La vivienda progresiva hace referencia a que esta se construirá en tres fases, según la capacidad económica de la familia. La primera contempla el bono de Construcción en Sitio Propio; la segunda, crece horizontalmente; y la tercera es el segundo piso de la vivienda, pensado para familia extendidas.
Cinthya: A diferencia de una manzana urbana tradicional, la manzana productiva propone un área central común, destinada a la producción agrícola de las familias, que aporte a la economía familiar y a su seguridad alimentaria. La vivienda progresiva responde al desarrollo de la vivienda por etapas, con tres tipos de crecimiento: módulo base, crecimiento horizontal y crecimiento vertical.
¿Podrían comentar los beneficios que este modelo representa para los pobladores?
Daniella: Por supuesto. En el ámbito social, ahí se pueden realizar actividades en comunidad y regenerar los lazos que se afectaron tras el desastre. Se cuenta con espacios de recreación, como ramadas, grandes alamedas, galerías techadas, parques y plazas. También pueden desarrollarse en las actividades que ya conocen, pero con oportunidades de mejoras en la técnica constructiva y agrarias. En el ámbito ambiental: reforestación del bosque de algarrobos. La reutilización del agua pluvial mediante sistemas de filtración para los sembríos y, dentro de las viviendas, un sistema de optimización de agua. Se puede repotenciar el uso de materiales locales, el uso de bambú y fibras vegetales como materiales biodegradables; se pueden usar las energías renovables ya conocidas y usadas por los pobladores, como aerogeneradores, paneles solares y biodigestores. En el ámbito económico: los “agrobarriales” permitirán mayor producción y ganancias a partir de las cosechas, destinadas a cada barrio. Los centros de tratamiento del bambú y cetpros generarán trabajo. Las viviendas tipo B tienen un espacio de bodega o taller. Se podrá criar animales para el consumo, que es mayor en épocas festivas.
Cinthya: El proyecto tiene beneficios socioeconómicos, como la adquisición de una vivienda para los damnificados y la participación de la población tanto en el diseño como en la construcción; además de beneficios económicos como la generación de empleo y contribuir a la canasta básica familiar. Asimismo, se proponen equipamientos básicos que contribuyan a las comunidades cercanas.
Es un proyecto sustentable…
Cinthya: Claro, el proyecto es sostenible en tres aspectos. El primero es ambiental, mediante el uso de sistemas pasivos, energías renovables y materiales de la zona. El segundo es social, a través del fomento de dinámicas sociales y la capacitación de las familias en la construcción de sus hogares. Y el tercero es económico, gracias a las parcelas productivas y la generación de empleo.
¿Qué tipo de personas podrían aprovechar este proyecto?
Daniella: Familias cuyo hábitat se asemeje al de los pobladores de Cura Mori-Piura y que vivan en condiciones climáticas y topográficas similares.
Cinthya: El modelo de manzana y organización territorial es replicable en cualquier zona costera con variables climatológicas semejantes.
¿Es muy costoso? ¿Quién podría hacer realidad este proyecto?
Cinthya: El financiamiento de la vivienda se realizaría en una primera etapa a través del Programa Nacional de Techo Propio-modalidad Construcción en Sitio Propio, del Fondo Mi Vivienda; el cual cubriría el 100% del costo de la etapa inicial de las viviendas (51% del costo total). Asimismo, se podrá recurrir a organizaciones que actualmente apoyan a la comunidad afectada de Cura Mori.
¿Qué las motivó a enfocarse en un modelo de manzana productiva y vivienda progresiva para damnificados del Niño Costero en Cura Mori, Piura?
Daniella: Nos motivó el desastre producido por el fenómeno El Niño Costero ocurrido en el 2017. Ambas tenemos familia en Piura, de manera que pudimos vivir la experiencia de un modo más cercano. El principal problema fue que El Niño Costero arrasó con las viviendas de familias más vulnerables.
¿Cómo fue el proceso de elaboración de este proyecto y cómo fueron las coordinaciones entre ustedes?
Cinthya: Tuvimos el desafío de desarrollar el proyecto en un año con pandemia, por lo cual las coordinaciones entre nosotras y nuestra asesora, Alejandra Acevedo, fueron mediante plataformas virtuales. Sin embargo, la pandemia no nos impidió realizar tres viajes a Piura, con todos los protocolos de bioseguridad.
Daniella: Le agradecemos a la profesora Alejandra Acevedo por el seguimiento constante. Ella nos asesoró en 2020 y los primeros meses del 2021. Nos sentíamos como en las famosas “entregas de maqueta” que realizamos durante la carrera. Gracias a su exigencia y al nivel de detalle que nos exigía, pudimos superar nuestros alcances.
¿Por qué consideran que ganaron en su categoría y obtuvieron una mención honrosa?
Cinthya: Considero que el premio en la categoría Diseños Integrales y Transversales se debió a que el proyecto cuenta con cinco escalas de intervención (vivienda, manzana, macromanzana, barrio y masterplan), lo que permite abarcar la mayoría de las categorías de diseño. En cuanto a la mención en la categoría Diseño para el Desarrollo, el proyecto propone una solución que sirva de modelo para distintas zonas costeras del territorio y es un aporte al desarrollo de las comunidades.
Daniella: A lo largo del proceso siempre creímos que nuestro proyecto debía ser lo más sensible posible con la población y con el lugar, y tuvimos una gran empatía con el trabajo de campo y las personas del lugar, a quienes agradecemos habernos abierto las puertas de sus casas para narrarnos los hechos del desastre que vivieron, para contarnos sus anhelos o simplemente para entablar una conversación amigable.
¿En qué trabaja cada una de ustedes actualmente?
Cinthya: Trabajo para el estudio Habitar: Arquitectura y Ciudad. Ahí realizamos un estudio de mercado para la elaboración de un proyecto de viviendas para trabajadores de una agrícola en el norte del Perú.
Daniella: Yo trabajo como independiente, en el diseño de un edificio multifamiliar bajo la certificación EDGE para la obtención de una licencia de construcción, y estudio una maestría en Edificios e Infraestructura Sostenibles en la Politécnica de Milán.
¿Qué les gusta de su trabajo?
Daniella: La posibilidad de crear y aprender de la experiencia de otros en el rubro.
Cinthya: Me gusta poder aplicar y complementar mis conocimientos adquiridos en el proyecto de Cura Mori, ya que es un proyecto con sentido social para el beneficio de un gran número de trabajadores.
¿En qué quisieran trabajar más adelante?
Cinthya: Me gustaría complementar mi formación con el rubro de construcción y aprender sobre la gestión urbanística y el desarrollo de proyectos productivos como el que estamos comentando.
Daniella: Me gustaría trabajar en proyectos sociales o voluntariados bajo criterios de sostenibilidad.
¿Dónde han practicado y qué hacían?
Cinthya: Tuve la oportunidad de hacer mis prácticas preprofesionales en el Ministerio de Vivienda, en la dirección de Construcción, donde desarrollábamos y actualizábamos normas del Reglamento Nacional de Edificaciones.
Daniella: Mis primeras prácticas preprofesionales fueron en el estudio del arquitecto Martín Dulanto, donde desarrollamos proyectos de viviendas de playa y de campo. Mis segundas prácticas fueron en la Municipalidad de Surco, en plataforma de obras privadas.
¿Tienen un deseo muy fuerte o un sueño que deseen desarrollar en arquitectura?
Daniella: El que primero viene a mi mente a corto plazo es este proyecto, que se pueda construir un módulo en el kilómetro 980 para que pueda servir como referente en la autoconstrucción de las demás viviendas.
Cinthya: Uno de los mayores sueños de un arquitecto es ver su diseño y sus ideas hechos realidad. Quisiera ver el proyecto construido como un módulo que sirva de ejemplo para la comunidad.
¿Qué les pareció su carrera en la Universidad de Lima?
Cinthya: Me llevo los mejores recuerdos de la Universidad de Lima. Desde el inicio de la carrera, la Universidad brinda una infraestructura inmejorable para el estudiante de arquitectura, como talleres de modelación, amplios salones y zonas de trabajo; además de un campus moderno que hasta la fecha se viene remodelando e implementando para dar una mejor experiencia al estudiante.
Daniella: Es una opción insuperable. Conocí a profesores con mucha vocación de enseñar, con propuestas arquitectónicas muy innovadoras, que nos alentaban a seguir creciendo como profesionales y como estudiantes, a viajar, a leer, a conocer referentes de arquitectura, a investigar y desenvolvernos en otras ramas artísticas. Siempre fueron muy abiertos a las posibilidades de los diseños.