09 de Marzo de 2020
El secreto está en las salsas
Picante, búfalo, barbecue y las peruanísimas con ají y culantro son el toque que marca la diferencia en Wing Factory, el restaurante especializado en alitas de Frank Chávez Habich y su socio Rodrigo Urbina.
Frank estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y ahora vuelca todos sus conocimientos en este negocio, que este verano abrió su segundo local en el balneario de Punta Hermosa.
¿Cómo te animaste a crear este restaurante?
La idea surgió en junio de 2017. Mi socio, Rodrigo Urbina, administrador de hoteles y restaurantes, me planteó el proyecto y a mí me pareció una buena idea, porque siempre he pensado que el negocio culinario puede ser muy rentable. Nos pusimos a trabajar en el proyecto e inauguramos el local en octubre de ese año.
¿Por qué eligieron especializarse en alitas?
Cuando decidimos abrir el negocio, solo había un restaurante especializado en alitas de pollo, así que nos pareció un nicho interesante. Por otra parte, mi socio había identificado que el proceso de elaboración de alitas no es tan complejo ni demanda mucho esfuerzo en la parte operativa. Ahora bien, inicialmente teníamos la idea de que Wing Factory fuera un fast food, pero luego, considerando la zona y los posibles clientes, nos pareció mejor trabajar otro concepto.
¿Cuál es ese concepto?
Nosotros apuntamos a diferenciarnos por la calidad de las salsas y el buen servicio. Nuestra carta ofrece las salsas tradicionales, como barbecue, búfalo y picante, además de las típicas con sabor peruano, como la de ají amarillo con culantro, la anticuchera, y también la de soya y de limón chino. Las alitas se sirven con acompañamientos y con la bebida que uno desee, con o sin alcohol. Próximamente ampliaremos la carta de licores porque actualmente se centra en la cerveza.
¿Cómo evalúas el éxito del restaurante?
A partir de enero de 2018, el crecimiento ha sido constante. Esto se debe a que no solo hemos aprendido a identificar los gustos y preferencias de nuestros clientes, sino que siempre estamos atentos a las oportunidades de mejora y nos esforzamos por ofrecer un buen servicio y un buen producto. Gracias al trabajo realizado, a fines de 2018 pudimos abrir otro punto de venta a través de un operador externo, con dos cocinas remotas. Es decir, este operador se encarga del servicio de delivery y nos suministra el espacio, los hornos y las freidoras, en tanto que nosotros ponemos los insumos y el trabajo de una persona. Así, conseguimos una buena cobertura con una baja inversión.
¿Han pensado en la posibilidad de abrir otro local de venta directa al público?
Precisamente, el año pasado se presentó la oportunidad de abrir otro punto de venta: un food truck en Punta Hermosa. El público nos pedía otro local, querían encontrar Wing Factory en otros distritos, así que nos animamos a hacerlo. Nos está yendo bien: tenemos muy buenas ventas de viernes a domingo y la gente habla bien de la marca. Ya nos conocen por la calidad de nuestras salsas y tenemos la preferencia del público. Eso ha permitido que las ventas sean sostenibles y que pensemos en incrementar un punto de venta en otro distrito.
¿Continúas trabajando en Rímac Seguros?
Sí, no he dejado mi trabajo. Estoy ahí desde el 2017. Actualmente me dedico al tema de prevención patrimonial. Pertenezco a un área especializada que brinda soluciones de ese tipo en casos de incendio, robo y desastres por fenómenos naturales.
No hay mucha conciencia aseguradora en ese tema en nuestro país. ¿Cómo ves el mercado?
Así es, en general. Pero nosotros atendemos muchas empresas que tienen necesidad de asegurarse en los casos mencionados. Por supuesto, no hay tanta siniestralidad como en los temas de salud y, aunque un incendio grande no se produce con tanta frecuencia, los daños que genera son cuantiosos. Por eso, es necesario tener un seguro, más aún si hablamos de empresas. Con las soluciones que brindamos, nuestros clientes pueden reducir sus riesgos. Tenemos en cartera a empresas del sector minero, agrícola, pesquero, textil, industrial, etcétera. Me parece muy interesante la opción que este trabajo me brinda de conocer diferentes giros de negocio y poder asesorar a las empresas para que reduzcan sus riesgos.
¿Dónde has trabajado antes?
Antes estuve en Peruplast, que actualmente es Amcor. Empecé como practicante y llegué a ser jefe de área. Ese trabajo me permitió desarrollar varias aptitudes y capacidades, así como liderar ciertas áreas de producción. También pude volcar ahí gran parte de los conocimientos que adquirí en la Universidad, como lo referido a la parte productiva, logística, planificación de demanda, inventarios, entre otros. Peruplast era una empresa grande, líder en el mercado, y me dio muchas oportunidades de crecimiento y de aprendizaje; por ejemplo, vi muchos temas diferentes y estuve en distintas áreas de la cadena de valor, lo cual me permitió conocer el negocio desde diferentes frentes.
¿Has tenido oportunidad de seguir estudios de posgrado?
Sí, hice la Maestría en Gestión Logística, de Materiales y de la Cadena de Suministros en EAE Business School, España. Fue una experiencia muy buena, pues pude conocer a muchos profesionales e intercambiar conocimientos con ellos, ya que en una maestría no solo se trata de recibir información, sino de intercambiar fortalezas y experiencias para aprender unos de otros. Mis estudios duraron un año y luego tuve la oportunidad de hacer una práctica en una empresa de retail, en Supermercados Lidl; era un requisito para obtener el grado de magíster. Trabajé ahí cuatro meses; me encargaba de la parte de planificación y demanda.
¿Tuviste otro trabajo antes de Peruplast?
Ese fue mi primer trabajo formal. Antes apoyaba a mi padre, quien siempre ha trabajado como corredor de seguros; yo lo apoyaba en las inspecciones de empresas. Cuando ingresé a Rímac Seguros ya tenía conocimiento de este ámbito y del tema de riesgos, por eso, me destinaron al área de prevención.
¿Qué recuerdas de tus épocas de estudiante en la Universidad de Lima?
Sin duda, esa fue una época muy bonita. Pude desarrollarme mucho y afianzar mis capacidades. En la Carrera de Ingeniería Industrial aprendí varios temas, lo cual es fundamental en mi profesión, porque el ingeniero industrial puede desarrollarse en diferentes ámbitos. Yo he podido aplicar mis conocimientos tanto en el restaurante como en el sector asegurador. Actualmente, en Rímac desempeño funciones técnicas y comerciales, capacidades que adquirí en la Ulima. Tuve muy buenas relaciones con mis profesores, y recuerdo mucho los cursos de investigación en operaciones, cadena de suministros, planificación y control de la producción.