02 de Septiembre de 2019
Los retos de la industria automotriz
Desde mayo de este año, Felipe Sarria es gerente general adjunto de Kia, empresa automotriz en la que labora desde el 2012. En la siguiente entrevista nos cuenta que uno de sus focos de atención está en la compra inteligente, la cual permite a las personas renovar su auto cada 3 años mediante un pago mensual.
Además, deja ver lo bien que se siente trabajando con un equipo de personas como el que tiene a su cargo, así como la enorme importancia que otorga a este factor.
¿Cómo fueron tus inicios en SKBergé?
Entré en el 2012, después de estudiar un MB en RSM Erasmus University. Cuando estaba terminando el programa, una amiga mexicana con la que estudiaba me recomendó para trabajar aquí. En esa época en el Perú no se vendían muchos autos nuevos, más bien se vendían usados, pero de todas maneras asistí a una entrevista con el country manager. Él me comentó que tenía dos marcas pequeñas: Fiat y MG, y quería revitalizarlas. También tenía otras marcas grandes, como Mitsubishi y Kia, pero necesitaba una persona joven para las marcas mencionadas, y así fue como entré.
¿Qué fue lo que más te impresionó una vez que entraste a trabajar aquí?
Esta es una compañía espectacular y el próximo año cumplirá 20 años en el Perú. Yo he tenido mucha suerte aquí porque me han ido dando diversos retos a lo largo del tiempo: durante 4 años fui brand manager de dos marcas pequeñas; luego me dieron el puesto de director comercial y de marketing de Mitsubishi y los camiones Fuso; y, en mayo de este año, me dieron la oportunidad de ser gerente general adjunto de la marca Kia. Mi experiencia en la compañía ha sido muy buena. Todos mis jefes han sido muy buenos maestros que se dieron el tiempo de enseñarme el negocio. Siempre me han retado a conseguir nuevas metas y han sabido aprovechar el potencial de cada trabajador.
¿Cómo te va ahora en este nuevo puesto?
Muy bien, pues tengo un equipo de primera, con buenas personas que trabajan con muchas ganas. Esta es una empresa que no busca tener muchos niveles jerárquicos, sino una comunicación horizontal, y yo considero que eso es parte de su éxito. El hecho de sentirnos en familia y cómodos en el trabajo hace que rindamos mejor. Además, eso nos ha permitido atraer talento. A mí me han ofrecido trabajo muchas veces, pero no he aceptado porque estoy contento aquí.
¿Cómo está la empresa en el mercado?
Esta empresa es muy grande: tiene varias marcas y es el importador independiente número 1 de autos en Latinoamérica. Opera en Chile, Perú, Colombia y Argentina. En el Perú oscilamos entre el segundo y tercer grupo automotor, y es la tercera marca en nuestro mercado. Esta es una marca generalista.
¿Qué significa eso?
Quiere decir que vende autos para todos los segmentos del mercado; así, tenemos desde nuestro auto de entrada, que es el Picanto, y vale 10.000 dólares hasta un auto deportivo de lujo, como el Kia Stinger, que llega a los 55.000 dólares. Kia opera en todos los segmentos: sedán, hatchbacks, deportivos, SUV, todoterreno, etcétera.
¿Eso hace que tus nuevos retos sean más interesantes?
Exactamente. Yo siempre he operado con marcas que se encuentran en algunos nichos del mercado y esta es la primera vez que me toca una marca como esta, así que es muy interesante. A nivel mundial, está entre las 10 de mayor calidad en la industria automotriz, según el ranking de JD Power. En el Perú, hemos llegado a consolidar una red de 46 puntos de venta, una de las redes más importantes en el país.
¿Cómo se maneja la posventa?
Somos una empresa importadora y estamos en el negocio de vender autos. Distribuimos a través de terceros que son nuestros socios. Dirigimos la venta fijando la estructura de precios, promociones y programas de venta de repuestos. Si bien no ofrecemos el servicio de mantenimiento directamente, nosotros dirigimos los talleres.
¿Cuáles son los retos que te esperan en adelante?
El reto que todo líder siempre tiene es la formación de un buen equipo. Es muy importante desarrollar a la gente y escuchar sus opiniones. Es una gran responsabilidad tener en tus manos el futuro profesional de una persona y hay que hacerlo bien. Por otra parte, de cara al negocio, la relación con los distribuidores es un tema muy importante, lo mismo que la necesidad de mantener una excelente relación comercial y hacer crecer el negocio con la venta y la posventa. Otra parte fundamental de mi día a día es trabajar con la fábrica, ser capaz de transmitir al mercado peruano todas las iniciativas globales.
¿Qué novedades se vienen para la marca o en la parte comercial?
Actualmente estamos enfocados en darle más acceso a la gente para que pueda comprar un vehículo nuevo. Para ello trabajamos con una financiera. Lo que sucede es que el peruano cree que debe ser dueño del auto y eso realmente no es lo ideal. Es mejor tener definido un gasto mensual que te permita renovar cada tres años tu vehículo y no financiar la totalidad de su precio para quedártelo 7 años y luego venderlo. Hoy en día hay muchas opciones financieras que permiten comprar y rotar un auto cada tres años; de esa manera, tu auto se considera un gasto, no una inversión porque el auto se deprecia todos los años. En Chile, por ejemplo, el 70 % de la venta es financiada y de ese porcentaje casi el 70 % se financia con una herramienta que se llama compra inteligente, que es como el leasing americano. Mi puesto exige que vea una variedad de temas, pero sin duda los comerciales y de marketing son fundamentales, porque somos una empresa importadora y su naturaleza es comercial.
Antes de hacer tu maestría, ¿dónde trabajabas?
Pasé 8 años en la industria textil de exportación. Comencé haciendo prácticas desde que estaba en séptimo ciclo de la Universidad. Comencé en la fábrica textil de mis padres, que quedaba en San Juan de Lurigancho. Tenía clases de 7 a 9 de la mañana, luego me iba a trabajar, y al final volvía a estudiar a las 5 de la tarde. Luego trabajé en otras empresas textiles.
¿Por qué no te animaste a quedarte en el negocio textil?
Me gustó mucho trabajar en el área comercial de las empresas textiles porque manejaba la relación con los clientes y les vendía servicios de confección; pero esta industria no es tan versátil y ya había aprendido bastante. En todas las empresas iba a hacer lo mismo, solo que en diferente escala. Como tenía ganas de hacer una maestría en el extranjero, la hice en ese momento.
¿Qué tal estudiante eras?
Siempre he sido muy estudioso: terminé en el puesto 9 de mi promoción. También hice grandes amigos y me divertí mucho. La Universidad de Lima es muy exigente, y también lo es la Carrera de Ingeniería Industrial, y pude tener un buen balance entre lo social y lo académico.