15 de Junio de 2022
La clave está en comprender el negocio
Daniella Olivares estudió Psicología en la Universidad de Lima y ha orientado su ejercicio profesional al desarrollo del talento humano, la transformación organizacional y la gestión de la cultura. Tiene más de diez años de experiencia y ha complementado sus conocimientos con un MBA y un diplomado. Actualmente es responsable de Recursos Humanos en Verisure Perú.
Recientemente ingresaste a Verisure como directora de Recursos Humanos. ¿Cómo te va?
Trabajo aquí desde el 1 de marzo. Esta es una empresa bastante ambiciosa y con un crecimiento muy importante. En Recursos Humanos puedo ver, a partir de la planilla, que se ha duplicado la cantidad de trabajadores a lo largo de un año. Este crecimiento resulta muy retador, pues es exponencial. Esta es una empresa sueca que se encuentra en diferentes países. El Perú forma parte de la región Ibero Latam, lo mismo que Chile, Argentina, Brasil, Portugal y España. Es un reto importante en mi carrera y estoy aprendiendo muchísimo sobre los procesos y la cultura de la compañía.
¿Qué objetivos te has planteado en cuanto al clima laboral?
Aquí, las encuestas de clima laboral se realizan dos veces al año y todavía no hemos empezado a efectuar las evaluaciones. Pronto comenzaremos con el cuestionario de Great Place to Work. Sin embargo, en términos cualitativos, te puedo decir que el clima es bueno. Las personas trabajan muy motivadas por conseguir los resultados. El 40% de la población trabajadora son vendedores, de manera que todo el tiempo buscan crecer y comisionar, por eso los retos se plantean, más que nada, desde el lado cultural.
¿Cómo es la cultura de la empresa?
Hay una cultura poco homogénea. Los liderazgos son distintos en las diferentes áreas y, por tanto, los equipos tienen personalidades diferentes. El reto ahora es unificar la cultura y, al mismo tiempo, cumplir la propuesta de valor. Es un desafío que me encanta. En las empresas donde he trabajado antes he gestionado lo mismo.
Ahora Verisure está haciendo mucha difusión de sus servicios, se está dando a conocer más…
Sí, definitivamente. Se viene realizando una inversión muy importante a nivel comercial y de marketing. Uno de los proyectos consiste en trabajar la marca empleadora, porque con el crecimiento que estamos teniendo, en términos de headhunt, nos está costando mucho conseguir talento. Necesitamos acelerar el proceso de contratación, pero habiendo definido claramente los perfiles que necesitamos.
Ya no como empresa, sino desde un plano personal, ¿qué te gustaría lograr?
Ahora me toca afianzarme en esta posición, consolidar los procesos y dar soporte al crecimiento de la compañía, apuntando a atraer talentos. He alcanzado un puesto de dirección a los 32 años; es algo que no esperaba y me siento orgullosa de haberlo logrado. Esta es una empresa enorme y tiene un potencial de crecimiento muy grande, así que voy a crecer con la compañía.
¿En qué lugares has trabajado antes?
Trabajé en San Fernando por cuatro años, y cada año subía de una posición a otra. En los últimos años estuve como generalista de Gestión Humana. Eso me permitió tener una visión global de los recursos humanos. También llevé un diplomado que me certificó como generalista o especialista en recursos humanos. Luego me convocaron para ser líder de recursos humanos en Scharff, que estaba en proceso de crecimiento y transformación. Tuve una evolución enorme. Mi equipo era de 20 personas. En ese entonces estudié un MBA, lo que me ayudó mucho a entender con mayor precisión el negocio y a consolidar mi puesto, y me abrió las puertas para alcanzar una dirección.
¿Qué condiciones personales consideras que han favorecido tu carrera?
Siempre he buscado actualizarme, hacer networking y aprender. Me encanta aprender de todo. Además, para liderar es fundamental entender el negocio como si fuera tuyo y desde todos los frentes, en la posición en la que te encuentres y en cualquier área, sea marketing, finanzas, recursos humanos, etcétera. Así, siempre puedes aportar.
¿Desde que empezaste a estudiar la carrera de Psicología, pensaste en orientarte hacia los recursos humanos?
No. Como muchos psicólogos, pensé en dedicarme a la parte clínica, pero la Universidad de Lima tiene un enfoque hacia los negocios y muchas de las personas con las que interactúas son de negocios. Yo veía cómo entraban a practicar en las empresas y hablaban emocionados del mundo corporativo, lo cual me interesó. Mi primera práctica fue en LAN, ingresé al área de Recursos Humanos, y me encantó la experiencia. La psicología se encarga de que las personas se sientan bien en sus centros de trabajo, que es donde pasan gran parte de su tiempo, y previene muchas patologías y problemas de estrés, ansiedad, depresión, entre otros. Me di cuenta de que mi carrera podía agregar valor a las organizaciones y empecé a trabajar con mucha pasión, entendiendo a la gente, evaluando los perfiles adecuados para la cultura corporativa y generando desarrollo interno. Obviamente, esto significa éxito para la compañía y para las personas. Es un equilibrio, un ganar-ganar, y esa es la razón de ser de mi trabajo.
¿Cómo afrontaste la etapa inicial de la pandemia?
Fue un reto importantísimo en mi carrera. Sobre el trabajo remoto, en Scharff ya estábamos virando hacia ese sistema, por lo que solo tuvimos que acelerar el proceso. Ya había mucha flexibilidad en los horarios y en la virtualidad en la mayoría de las posiciones. El desafío principal era sostener a la compañía. Creo que ser transparente, tener los valores muy claros y lograr que confíen en uno hace que la gente te acompañe en las decisiones. En esa línea, implementamos rituales de transparencia de información que se llamaban “¿Cómo vamos?”. Una vez al mes, el director general y yo hablábamos del tema y enseñábamos los números a todos. Así, el 84% de las personas decidió participar en una reducción salarial para mantener la mayor cantidad de puestos de trabajo y tener el flujo de caja necesario para pagar la planilla. Sin embargo, hubo gente cuya posición no podía ser presencial y tampoco virtual, así que les ofrecimos una licencia sin goce de haber, pero con una tarjeta de alimentos. Esta iniciativa dio muy buen resultado, el personal se sintió agradecido hacia la compañía, y redujo la contingencia laboral que podía generar una suspensión perfecta. Cada mes había una novedad, un cambio, pero creo que la transparencia de la información fue la clave para que nos fuera bien.
¿Qué haces en tus tiempos libres?
Soy exvoleibolista profesional. He sido capitana del equipo de vóley en la Universidad de Lima por varios años, tenía beca y viajábamos a los campeonatos nacionales. También jugué por el Club Regatas Lima durante 13 años. Participaba en los interclubes y en diferentes copas. Me gusta hacer deporte, aunque ya no puedo hacerlo al nivel de antes porque me lesioné. Soy una persona muy sociable, me encanta conversar con la gente, conocer culturas y viajar. Por eso también me gustan los deportes de equipo, porque permiten compartir una pasión y conseguir resultados. La dinámica de los deportes de equipo funciona muy bien en el trabajo. Cada uno cumple su rol, todos trabajan por el mismo objetivo y comparten una pasión. Las relaciones se vuelven más sólidas en los equipos deportivos y de la misma manera deberían suceder en las empresas.
¿Qué te pareció tu carrera en la Universidad de Lima?
Mi carrera me fascina y me encantaron los años que pasé en la Universidad. La Ulima te abre muchas puertas, por la reputación que tiene, y te relaciona muy bien. Eso es algo muy ventajoso. La malla curricular Ulima era la que iba conmigo. La combinación de una educación muy humana pero enfocada en los negocios fue lo que me interesó, y es algo que valoro muchísimo.