02 de Octubre de 2019
Premio al esfuerzo
Alonso Escudero lleva toda una vida practicando squash. Desde los 12 años, le ha tocado dividir su tiempo entre los estudios, el trabajo y sus intensas rutinas de entrenamiento. Esto le ha permitido no solo ganar la medalla de bronce en dobles durante los Juegos Panamericanos Lima 2019, sino también forjar su carácter con disciplina, responsabilidad y fuerza de voluntad.
Alonso estudió Negocios Internacionales en la Universidad de Lima y ahora trabaja en el Área Comercial de Biddle Inc. Espera seguir desarrollándose profesionalmente y, cómo no, también en el deporte.
¿Qué te parecieron los Juegos Panamericanos Lima 2019?
Fue una experiencia linda, algo que estaba esperando desde hacía cuatro años cuando participé en los Panamericanos de Toronto. Sin embargo, estos últimos juegos fueron más bonitos para mí, porque pudieron verme todos mis amigos y mi familia, que estuvo desde el primer día en la tribuna: mi hermano, mis papás, mis abuelas. Y la verdad es que jugar con esa barra fue muy especial. Me he sentido muy feliz de que me vean jugar en un evento tan grande.
¿Cómo estuvieron tus rivales?
Sabíamos que los rivales eran muy fuertes, sobre todo los de Estados Unidos, México, Canadá, Argentina y Guatemala. Son deportistas dedicados 100 % al squash, no comparten su entrenamiento con estudios ni con trabajo y están en el tour mundial, así que sabíamos que nos tocarían partidos complicados. De todas maneras, como selección, se consiguió una medalla de oro con Diego Elías y una de bronce con la dupla que hice con Diego. Fueron partidos duros, pero respondimos. En dobles, el primer partido fue con los ganadores de la medalla de oro de hace cuatro años. Sabíamos que eran buenos rivales, pero pudimos pasar a cuartos de final. Si ganábamos, entrábamos a la semifinal y teníamos una medalla asegurada, así que ese era nuestro partido clave. Antes de enfrentarnos, hablamos bastante como equipo y definimos una estrategia de juego, pensando sobre todo en los puntos débiles de los contrincantes, y así logramos llegar a semifinales. No se pudo acceder a la final por varios factores. Uno de ellos fue que Diego había jugado dos partidos antes: en singles por la mañana y la final por la tarde. Ahí ganó el oro, lo cual fue un motivo de orgullo para todos nosotros. Por la noche le tocó conmigo en dobles.
¿Cómo estuvo la barra peruana durante los partidos en los que jugaste?
Me sorprendió bastante porque fue muchísima gente, y eso que squash no es un deporte muy conocido. La tribuna nos alentaba a gritos. Parecía un partido de la selección nacional de fútbol, muy emocionante. Así que estoy muy feliz por eso, por la barra, por toda la gente que nos apoyó y nos sigue felicitando, por la actuación de los voluntarios y porque todo Lima estuvo pendiente de este evento deportivo. Otro aspecto positivo es que, gracias a los Panamericanos, la gente está más enterada de muchos deportes. Algunos de ellos ni se conocían y, quién sabe, tal vez eso incluso incentive más su práctica. Si bien squash no es muy conocido y las canchas para jugar se encontraban solo en clubes, ahora tenemos también las que se usaron en los Panamericanos, que son del Estado.
¿Desde cuándo juegas squash?
Desde que tenía 12 años, esto es, hace 15 años. Antes de eso, jugaba frontón, simplemente por diversión, en el Club Terrazas con mi hermano y mi papá. Un día fui a probarme en squash con un amigo, y me gustó bastante. Entonces me puse a entrenar. A los seis meses, hubo un torneo de menores en Colombia y fui. Me gustó el ambiente, me gustó jugar por el Perú, y desde ahí no he parado de jugar. Pasé a mayores y he seguido compitiendo y viajando a diferentes campeonatos.
¿Conoces a muchos jugadores de otros países?
Sí, conozco a muchos porque los veo en los torneos. Incluso en los Panamericanos de Toronto 2015 y en los de Guadalajara 2011. Los Panamericanos siempre son muy bonitos y es una competencia muy importante. Pienso estar también en Chile 2023. Los mismos deportistas juegan en todos los torneos, aunque a veces hay algunas caras nuevas. Conozco a todos los de mi edad, especialmente porque juego desde los 12 años. Es una vida entera y somos amigos del deporte, de toda la vida.
Y es toda una vida de sacrificios: entre el deporte y los estudios o entre el deporte y el trabajo.
Sí, desde el colegio he tenido que llevar este ritmo con mucha disciplina y responsabilidad, porque de otra manera no se puede. Después de clases, todas las tardes entrenaba squash y por las noches hacía tareas y estudiaba. A veces, viajaba para participar en campeonatos y el colegio me daba permiso. Después, tenía que ponerme al día. Cuando ingresé a la Universidad, era todavía más complicado por los horarios. Y en el trabajo aún más. Pero siempre me han apoyado y, cuando ves los resultados, te das cuenta de que todo ese esfuerzo está pagado. No me quejo de nada. Me cuesta bastante, pero ganar una medalla siempre es una motivación. Todo esfuerzo tiene su recompensa.
¿No existe el deportista indisciplinado?
Para el deportista de alto rendimiento, eso no existe. Si quieres resultados, necesitas trabajar con dedicación, disciplina y fuerza de voluntad. A veces, algunas personas me dicen que no tienen tiempo para hacer deporte, entonces les cuento lo que hago y cambian de opinión o, por lo menos, ya no usan ese argumento.
¿En dónde trabajas?
En Biddle Inc., una empresa que da servicio a mineras, petroleras y compañías de energía. Brindamos servicios de mantenimiento de vías, construcción, servicios logísticos, maquinaria pesada. Estoy en el Área Comercial, en Ventas. Me gusta bastante lo que hago y me apoyan mucho. Incluso les gusta que haga deporte y que represente al Perú. Me dan facilidades cuando viajo para competencias y me han seguido bastante en estos juegos. Me han felicitado de manera corporativa. Somos más de 1.200 trabajadores. Me ven llegar siempre temprano al trabajo, me ven comer sano y a veces me preguntan cómo consigo hacer todas las cosas. Se sorprenden con todo lo que hago.
¿Te sientes en desventaja frente a otros deportistas que solo entrenan y no trabajan?
Con este ritmo de vida, es complicado estar en el nivel de los deportistas de países desarrollados; pero se puede. Hay deportistas que pueden concentrarse en su entrenamiento y descansan bien. Así como yo, la mayoría de deportistas peruanos de alto rendimiento intentan hacerlo todo: entrenar y trabajar, y vemos que es posible.
¿Cómo fue tu época universitaria?
Esa ha sido una de mis mejores épocas. Ingresé en el 2010 y la Universidad de Lima me permitía viajar por el deporte para representar al Perú. Me ayudó bastante en ese sentido y me daba facilidades para ponerme al día con los exámenes. Cuando ganaba en una competencia, me felicitaban delante de todos en el salón. Me gustó mucho la Universidad. Hice bastantes amigos, que aún sigo viendo. Además, me ha servido bastante todo lo que he estudiado. Estoy feliz de haber estudiado ahí.