Sumilla:
El desafío que actualmente se plantea a las universidades tiene que ver con el cambio de paradigma en la educación: que abandonen su condición de observadoras de la sociedad del conocimiento y que intervengan activamente en su producción. No se trata tan solo, para ello, de un “reciclaje tecnológico” o de estar al día en los últimos avances, sino, más bien, de redefinir su misión en lo que concierne al concepto, la actitud y el uso de la información y el conocimiento. Tarea tan compleja demandará acciones concretas en la revisión de las
metodologías de enseñanza, formulación de nuevos criterios para evaluar el aprendizaje y cambios en el perfil del estudiante y del egresado.
Trasladado todo ello a la Facultad de Comunicación de nuestra Universidad, se impone responder por lo menos a tres interrogantes básicos:
1.-¿Cómo construir ambientes adecuados de comunicación y de aprendizaje?
2.-¿Cómo desarrollar un espacio de interactividad en la educación desde un concepto de comunicación y no de información?
3.-¿Cómo pasar en el aula del modelo tradicional uno – todos al de todos – todos? Tales interrogantes podrán, desde luego, desagregarse en preguntas que, asumiendo las características reales del estudiante actual de la Facultad de Comunicación, se refieran, por ejemplo, a la eventual evolución del profesor en sus concepciones sobre la enseñanza, a la aplicación de las nuevas tecnologías en el aula, a la promoción de la investigación científica y tecnológica, a la existencia de una visión intercultural en docentes y estudiantes, a la
pedagogía que se utiliza (si está basada, por ejemplo, en el modelo obsoleto de la transmisión, memorización y repetición de conocimientos), a las relaciones entre la formación básica y el uso de las tecnologías, a la superación, en fin, del viejo fraccionamiento entre teoría y práctica.