28 de Octubre de 2019
La importancia de la creatividad y del trabajo en equipo
Desde hace tres meses, Rowina Fuller se desempeña como gerente de Marketing en la categoría de toallitas húmedas en Kimberly Clark, y está muy ocupada en la preparación de lanzamientos y novedades para el 2020.
Rowina estudió Comunicación en la Universidad de Lima y, además de su trabajo, se asoció con una amiga para crear un negocio de decoración de interiores con papeles murales, al que le va cada día mejor.
¿Cómo llegaste a esta empresa?
Empecé como practicante, luego entré a Ventas, después a Marketing. Todo eso en un lapso de 7 años, al término de los cuales me fui a L'Oréal y más adelante a Lima Gas, rubros diferentes entre sí, pero muy interesantes.
¿Qué te anima ahora al haber regresado y, específicamente, a la categoría de toallitas húmedas?
Estoy muy entusiasmada porque toallitas húmedas se ha independizado recién como categoría. Antes, estaba dentro de pañales, pero se ha visto su alto potencial de crecimiento. Estamos dedicados casi en un 90 % a las toallitas húmedas para el cuidado del bebé; pero también hay papel higiénico húmedo para una limpieza más completa, y vamos a lanzar papel higiénico húmedo para niños, en la etapa en que son más independientes en relación con su higiene. Las toallas húmedas facilitan el trabajo y las mamás se quedan más tranquilas. El mundo de las toallas húmedas es gigante: hay para mascotas, para la limpieza general, para quitarse el maquillaje, etcétera.
¿Qué distingue a esta categoría de Kimberly Clark en el mercado?
Destacamos porque nuestros productos están hechos a base de fibras naturales de madera, son muy suaves y más amigables con el ambiente. Tenemos certificaciones que garantizan que nuestras toallas húmedas provienen de bosques gestionados de manera sostenible. Eso nos distingue de la competencia. Muchas toallas húmedas están hechas prácticamente de plástico. Nosotros usamos un porcentaje químico únicamente para que las toallitas húmedas no presenten hongos, para que se preserven. Nuestro producto es ecoamigable, suave al tacto, ideal para la piel delicada, la del bebé y la sensible. Por eso, si estiras nuestras toallas, se rompen, porque son de fibras naturales. Las que no se rompen tienen un componente de plástico. Somos la marca líder, tenemos el 60 % de participación de mercado
¿En qué se diferencian las toallitas para el bebé de las desmaquilladoras y de otras?
Todas ellas son de fibras naturales. Se diferencian únicamente por el grosor y los tamaños de las hojas, pero todas tienen la misma base. Son suaves como el algodón, naturales al 99 %, por eso no le hacen daño al bebé. Todas son probadas dermatológicamente.
¿Tu reto es comunicar esto a los consumidores?
Bueno, hay un camino por recorrer para comunicar todo esto y tengo al frente una gran oportunidad. Como gerente de Marketing, soy líder de la categoría; pero trabajamos en conjunto. Marketing por sí solo no sacaría la marca adelante, es necesario coordinar con Ventas y Trade. Todos tienen un rol muy importante que destacar, cada uno tiene un liderazgo. Kimberly es una empresa muy horizontal y trabajamos todos como equipo para lograr las cosas.
¿Qué planes tienes?
Como acabo de entrar, estamos revisando el negocio al detalle, organizando los planes para el 2020 y los lanzamientos, estamos viendo por dónde llevar la comunicación. Se vienen muchos lanzamientos, como toallas para adultos mayores. Cuando los adultos mayores están postrados en una cama, las toallas húmedas facilitan mucho su atención; pero necesitan una toalla de tamaño diferente a la de un bebé y que también sea muy suave al contacto con su piel, porque ellos tienen piel sensible. Aparte, tenemos toallitas para el cuidado íntimo femenino, otras para retirar el maquillaje. Hay bastante variedad. A mucha gente le gusta llevar sus toallitas cuando sale de la casa por mucho tiempo: las usa para refrescarse, para limpiarse; es un producto que ayuda a llevar la vida diaria.
¿Qué cualidades personales le aportan a tu trabajo?
Soy vehemente, me gusta trabajar en equipo, saber lo que hacen las demás áreas. Le doy mucha importancia a la creatividad, pienso que hay que ser creativo en todos los aspectos. Tengo la suerte de haber estado en categorías por desarrollar en todos mis trabajos, incluso con un presupuesto pequeño a veces, y ahí es cuando más habilidades de creatividad se deben desarrollar. Mi carrera de Comunicación me sirve mucho en la parte creativa. Mi forma de abordar un proyecto es diferente a la de un administrador o un ingeniero industrial; somos diferentes en nuestra forma de trabajar, pero nos complementamos y cada uno aporta lo suyo.
¿Cómo te fue en la Universidad de Lima?
Muy bien. Mi papá siempre me decía que aproveche la etapa universitaria porque es linda, porque después siempre estaría trabajando y porque nunca volvería a estudiar a tiempo completo. Recuerdo que me fui a trabajar al extranjero por medio de un programa de la Universidad. Estuve en California. Me iba a trabajar en los veranos. Fue una gran experiencia el hecho de trabajar y vivir sola fuera del Perú, porque me ayudó a madurar y a valorar muchas cosas. Es genial que la Universidad te dé ese tipo de retos. La etapa universitaria me encantó, aprendí un montón. También hice muy buenos amigos. La persona que soy ahora se debe a todo lo que he vivido y la Universidad tiene mucho que ver con eso. Todos los profesores fueron increíbles.
¿Haces algo aparte de tu trabajo?
Abrí, con una socia, una empresa: Chateau Blanc, de decoración de interiores. Nos dedicamos a la decoración de paredes con wallpapers, stickers e impresión en canvas, que es como arte en la pared. Mi socia se dedica a la empresa al 100 % y yo veo procesos. Nos juntamos y planeamos cómo evolucionar. La empresa funciona desde el 2015 y ha crecido un montón. Nos acabamos de mudar a un taller más grande. El hecho de hacer proyectos en la Universidad me ha ayudado con esto. Tenemos una web y cuentas en Facebook e Instagram; nos contactan por ahí o van al taller. Es muy entretenido y me da mucha satisfacción ver el negocio crecer. Además, vivo en Punta Hermosa desde hace 10 años con mi familia.
Estás acostumbrada a venir todos los días desde lejos.
No es una limitación, en verdad, es como vivir en La Molina. Me gusta la playa, me encanta el mar, nadar y pasar el tiempo con mi hijo y mi esposo. Salir de viaje. Esas son las cosas que hago.