18 de Septiembre de 2019
En pos de la transformación digital
Lo que más disfruta de su trabajo es solucionar problemas. Daniel Macedo analiza los procesos, fija objetivos y propone soluciones, luego coordina trabajos en conjunto con diferentes áreas y, al cabo de un tiempo, el problema queda resuelto.
Daniel estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y hoy se desempeña como gerente corporativo de Operaciones en La Positiva Seguros y Reaseguros. Sus nuevos retos implican la transformación digital y aumentar la productividad. Su dinamismo, buen carácter y cualidades profesionales le facilitarán alcanzar sus metas.
¿Cómo te ha ido hasta el momento trabajando en La Positiva?
Me encanta estar aquí. Vengo de otra compañía de seguros y, como es lógico, cada empresa tiene una cultura diferente y distintos temas por trabajar, así que me estoy empapando de la cultura, los proyectos y las oportunidades de mejora. Tengo reuniones con muchas personas para entender la problemática y programar el trabajo.
¿Qué crees que vas a aportar en La Positiva?
Me han contratado para crear un área de Operaciones, antes no existía como tal. Las funciones estaban repartidas entre distintas áreas y ahora la idea es centralizar, trabajar por la automatización, la autogestión, la eficiencia, para aumentar la productividad.
En la práctica, ¿cómo lograrás todo eso?
Para empezar, hoy en día tenemos muchos procesos manuales y no está mal, pero cuando una empresa alcanza determinado tamaño, necesita que las cosas sean automáticas. Por ejemplo, es necesario propiciar la reducción de controles y que los procesos comiencen a funcionar de manera digital. Un corredor o un cliente deberían obtener una solicitud de seguro en línea y su pedido no debería tardar días. La digitalización tiene varias ventajas, como reducción de costos, ahorro de papel y agilización de los tiempos.
¿Ya hacías esto en tu anterior trabajo?
Sí, en líneas generales.
¿Dirías que te has especializado en transformación digital y en el área de seguros?
Diría que soy especialista en seguros, por los años que tengo en esta industria y, además, en estrategia, desarrollo organizacional y transformación digital.
¿Qué otros trabajos has tenido?
Estuve en Rímac Seguros durante 16 años, pero mi primera experiencia laboral fue en Casas y Cosas, una empresa que ya no existe. Yo comencé a trabajar mientras estudiaba, porque no podía seguir pagándome la carrera. En ese entonces no estaba en la Ulima, sino en otra universidad, y mis horarios no me permitían trabajar. Además, esa universidad estaba poco orientada a sus clientes, no me daban facilidades de pago, así que me trasladé a la Universidad de Lima, donde ya sabía que había mejores horarios para trabajar. Lo que no sabía era que estaban tan orientados al cliente. El día que recibí mi boleta, la señora de la ventanilla me preguntó si la quería partida. Me sorprendí enormemente, no me imaginé que algo así sería tan fácil. Así pude pagarme la Universidad y terminar mi carrera. Algunos meses no podía pagar puntualmente, entonces se postergaba el pago y me cobraban el interés bancario, que era casi nada. Eso fue de gran ayuda para mí.
¿Cuál fue tu siguiente trabajo después de Casas y Cosas?
Entré a Citibank, donde permanecí un año en la parte de logística. Después fui a Rímac, en septiembre del 2002, y me quedé por 16 años. Me contrataron como practicante y luego pasé a ser analista de Procesos. Después me encargaron liderar el área de Inteligencia de Procesos. Hice varios cambios que ayudaron sobre todo en la estrategia comercial. Más adelante me pasaron a liderar Planeamiento Estratégico y me dieron varias áreas, como Calidad, Recursos Humanos y Procesos. Mi área se llamaba Gestión y Desarrollo Organizacional. Me gustaba, pero el gerente general vio que había problemas para implementar un programa de proyectos, así que me pasaron a Operaciones. Yo no estaba de acuerdo con el cambio, pero el gerente general me propuso quedarme un año, hasta hacer funcionar las cosas. Estructuré el área, la dejé marchando y, en un año y unos meses, pedí mi cambio.
¿Adónde fuiste?
Propuse formar un área nueva que se ocupara de retener a los clientes, así que fui al área de Marketing y llevé conmigo a unas cuantas personas de otras áreas, no contraté a nuevo personal. Integré distintas áreas que se encargaban de retener clientes, pero cada cual lo hacía por su lado, sin un plan estructurado. Identificamos los motivos por los cuales los clientes se iban, tenían que ver con problemas de cobranzas, con la manera como se vendían las pólizas, cómo estaban estructurados los productos, etcétera. Así que comenzamos a hacer cambios, pero la parte más complicada estaba en Operaciones y no podía hacer muchos cambios ahí, por más que pedíamos que se alinearan a la estrategia de la compañía. Operaciones tenía sus propios problemas y sentía que se estaba ahogando. Más adelante, hubo un cambio de gerente general y él me mandó a Operaciones, cosa que yo no quería. Estuve ahí dos semanas con poca motivación, pero a la tercera me sentía como pez en el agua.
¿A qué se debió ese cambio?
Descubrí que me encantaba resolver problemas. Todo el mundo decía que la empresa estaba mal por Operaciones, pero la verdad es que solo el 20 % de los problemas era ocasionado por Operaciones. El 80 % se debía a otras áreas, que no daban información completa, no le cobraban bien al cliente o no lo atendían. Para ese entonces, yo conocía bien el funcionamiento de diferentes áreas y tenía el poder y el conocimiento para resolver esos problemas, me habían empoderado para eso.
¿Qué hiciste?
Ahí comenzó el proceso de transformación digital. El 100 % de las pólizas que antes hacíamos en papel se volvieron digitales. Eso le permitió generar ahorros a la compañía por un millón y medio de dólares. Después apuntamos a que el cliente se autoatendiera, lo que generó ahorros por un millón de dólares más. Arreglamos los procesos de cobranzas y otros. Después me dieron Servicio al Cliente, la Central de Emergencias y la Central de Consultas, pero estuve muy poco tiempo con esas áreas, porque pasé a un área de Innovación llamada Brain, donde reflotamos, junto con quien era mi mano derecha, un proyecto que había sido encargado a una consultora extranjera y nunca llegó a funcionar. Después de unos cuatro o cinco meses, logramos reflotarlo y decidí buscar otro trabajo. Hoy, ese proyecto es un éxito total.
¿Por qué te fuiste de ese trabajo donde te iba tan bien?
Tenía 16 años en la empresa, me iba bien y mi último cargo ahí fue vicepresidente de Proyectos, pero quería tener otras experiencias y en otro sector. Antes de pasar a otra compañía, decidí tomarme medio año sabático; fue genial, mi familia estaba muy contenta. Al cabo de ese tiempo, si bien había decidido trabajar en otro rubro, surgió la posibilidad de venir a La Positiva y, aunque el área donde trabajo no estaba creada, aquí les interesó lo que yo había hecho en Rímac y crearon esta posición.
¿Cuáles son tus expectativas ahora que has podido conocer más la empresa?
Esta es una empresa más chica, así que hay posibilidades de moverse con más agilidad. Además, han traído a muy buena gente del mercado y me siento muy motivado. Sin duda, tomé una excelente decisión al venir acá. Todos tenemos expectativas respecto a lo que se viene. Hasta el momento, las cosas que estoy contando que me gustaría hacer y las cosas que estamos definiendo con el equipo van a ser muy buenas. Hay bastante trabajo y eso es bueno. Lo importante va a ser alinearnos y priorizar qué hacer primero.
¿Qué te pareció estudiar en la Universidad de Lima?
Me pareció muy bueno. Tuve buenos horarios, con buenos profesores. Valoro mucho el tema académico, pero el tema administrativo la verdad es que me ayudó enormemente. Me dieron una beca por tener buenas notas y muchas facilidades para hacer los pagos. Simplemente, no estaría acá si no hubiera hecho mi traslado a la Ulima. Además, me gustó mucho el lado práctico de la Universidad. La tecnología hoy en día te sirve para muchas cosas, así que los profesores no se hacían problemas para aplicar las fórmulas directamente y resolver problemas, porque ahora muchas herramientas simplemente se aplican para que algo comience a funcionar. Tuve muy buenos profesores y recuerdo a un par de ellos con un cariño especial.